Apostó y ganó. Con esta afirmación no se refiere a un juego de azar, todo lo contrario, hay una base sólida en la vocación artística y el compromiso que se creó guiado por la intuición y el talento, y que hoy hace parte de su proyecto de vida, pero más que todo, de un proyecto de ciudad.
En su afán de preservar el acervo cultural de su tierra, Boris García se ha aferrado a la tradición y el rescate de todo cuanto se puede avizorar desde una esquina cartagenera, de su barrio, allí en San Diego, donde creció, se enamoró, formó familia, y desarrolla ese trabajo responsable en pro de un arte que merece ser exaltado.
En él resuena la música cultivada en medio de relatos colectivos, así la concibe y la divulga. Creció entonando esa corriente propia de su ciudad, la que nunca ve decadente y se esmera por magnificar ante el local y el foráneo, guiado con un valor imperceptible que se mezcla el amor y el orgullo.
Para el año 2010, Boris García se reinventó con Heroicos, un proyecto que se puede definir como la exaltación del alma cartagenera a partir de su sonoridad. Es eso que él llama ‘el sonido cartagenero’ y que se traduce en un universo estético particular que está por encima de los géneros musicales, siendo más esa esencia y forma de ver el mundo desde el suelo mismo de la ciudad.
Está convencido de que la interpretación musical de su tierra es especial, la valora y trae a colación ese sentimiento cartagenero de los años ochenta, que, aunque no lo experimentó desde una tarima como hubiese deseado, a su corta edad entonces supo guardarlo en la memoria para perpetuarlo.
Esa inspiración lo ha nutrido y desde su proceso particular se propuso vincular artistas cartageneros de diversos géneros y generaciones, además de personajes que podían ser parte de esa narrativa. Son muchos los artistas que han participado del proyecto, aun cuando parecía difícil congregarlos en un solo aspecto, el de exaltar a Cartagena desde su más pura esencia.

El arte es fuerte y tiene ‘Sabrosura’
Innegable la vena creativa del cartagenero. Apegado a ese discurso, Boris se supo introducir en la médula de esta gran verdad multisonora y ante eso, decidió rendir tributo a esa historia que bien completa un siglo con la llegada del sentimiento tropical a través de gestores, que sin proponérselo de plano, abrieron el camino, tal es el caso de Toño Fuentes con su disquera.
“Decidí investigar y trabajar, allí deposité mi interés, porque siempre he creído que desde lo propio se puede hacer mucho, y más que todo, el rescate es necesario. Después de tres años con ‘Heroicos’ llega ‘Sabrosura’ y en ese camino seguimos”, manifiesta este cartagenero orgulloso de su terruño.
Rememora el encuentro con Gloria Triana, quien luego de apreciar un concierto de Heroicos, le sugirió crear una gran puesta en escena donde confluyera todo ese cúmulo de obras y personajes que enriquecen a Cartagena, ella y la Chica Morales, le dieron ese primer impulso en el Festival de las Artes Escénicas del Gran Caribe que ellas organizaban.
Con visión colectiva, exaltación profunda y algo de nostalgia revestida del nuevo tiempo, nace este formato que se encuentra de fuerte con la cultura local, sin embargo, su creador la mira desde otro ángulo, la estiliza, porque como reza en sus palabras, considera a Cartagena ‘una mulata elegante’ y así la muestra ante sus habitantes y quienes la visitan.
Quienes hacen parte de este universo creativo de Boris García tienen claro que pertenecen a un plano colectivo que privilegia lo individual, por tanto cada uno tiene una historia que seguir y la misión desde este propósito es encontrarse para exaltar a su ciudad.
Toda esta propuesta ha estado permeada por el tiempo, los quehaceres y obligaciones, sin embargo, en 2018 se retoman temporadas permanentes de ‘Sabrosura’ y aparecen en “escena” el empresario Alberto Llamas y la diseñadora Gabi Arenas, con quienes decidió dar continuidad al sueño. Coincidieron en todo y le sumaron el componente empresarial.
Con una pandemia de por medio, el propósito no decayó, se fortaleció y ha dado lugar a un proyecto ambicioso convertido en un gran musical de talla mundial que han construido, es realmente la inspiración para una empresa comprometida con el arte desde la esquina cartagenera a la que siempre hace alusión Boris.

Por una visión digna
Queriendo generar industria para los artistas locales, García decidió regresar, porque siente que desde Cartagena se pueden tocar las fibras del mundo. Este proyecto tiene un salto de calidad y se ha ubicado en La Serrezuela, un lugar icónico y lleno de historia contemporánea, donde se exponen esas cuatro obras nacidas del musical, y es así como muestran “Tamborada”, un tributo desde la raíz primaria; “África aquí”, homenaje al Festival de Música del Caribe y sus influencias; le sigue la puesta en escena “Un bolero”, donde se exalta la bohemia cartagenera, y finaliza con “Pa’l bailador”, una deferencia al sonido propio que incluye a Joe Arroyo, al Nene Del Real, Michi Sarmiento, la nota general de los años 80 y las nuevas visiones.
“Sabrosura” es hoy la consolidación de un sueño empresarial que cuenta con muchos retos, toda vez que se idealizó en grande y así se está materializando. Convocando artistas y cultores, tiene una escenografía creada por Angélica Perea, experta en grandes producciones; vestuario de Diana Rolando y su hija, que enaltecen el concepto, sumándose a la coreografía de Giovanny Barandica, un veterano que conoce de lo tradicional a lo contemporáneo, y ha involucrado a los jóvenes de barriadas para un aporte especial a la obra, cuya banda está dirigida por Carlos Quintana
En el escenario aparecen 60 personas, sin embargo, cada función genera 150 empleos entre directos e indirectos, con visión de llegar a tener mensualmente 500 personas cuando la dinámica de las puestas en escena se extienda a más obras nacidas y nuevos formatos en concierto.
“Sabrosura” es un gran canto colectivo, un llamado generoso que abraza lo individual y acoge artistas con historia, de la misma forma a los emergentes, para un disfrute general. Es el sueño de Boris García, el cartagenero que le apuesta a su tierra mostrando esta expresión al mundo.