Reconocido como uno de los grandes exponentes del vallenato, quien ha forjado una trayectoria paralela a su vida, Jorge Celedón ha cautivado con su voz y estilo insuperables, audiencias más allá de las fronteras.
Simultáneamente a su proceso musical, la colaboración con artistas de otros géneros ha ampliado su espectro artístico, haciendo de su versátil propuesta, una de las más apreciadas por el público dentro y fuera del país.
El cantante villanuevero es referente de folclor, desde su incursión en la industria, siendo aún un niño, pudo visualizar su futuro en medio de acordeones, porque haciendo honor a sus raíces, decidió que el vallenato tenía que continuar siendo ese sonido que le da identidad a Colombia.
Su legado es innegable, supo ubicarse en la línea que por derecho le correspondía, pero la trabajó y más allá de las experiencias vividas, es considerado un embajador del género que sigue dándole la nota indicada a su proyecto.
Este año que finaliza ha sido para Jorge Celedón una plataforma para afianzarse en otros mercados. De otra parte, el Tour “Que te vaya bien”, llevado a cabo en los meses de abril y mayo, tuvo escenarios llenos en Ecuador, Colombia, Venezuela, Argentina, Paraguay, España, Israel, Italia, Suiza y Francia. (Lea aquí: Nigga Flex se reinventa y prueba con el vallenato)
El intérprete de éxitos como “Ay hombe”, “Cuatro rosas”, “La invitación”, “Parranda en El Cafetal”, “Esta vida” y lo más reciente “Que te vaya bien”, puso nuevamente al género en el primer lugar en los chart generales, donde Monitor Latino, indicó que este tema logró una audiencia de más 29 millones y en el Top General en el monitoreo por Decibeles Latam, llegó al primer lugar.

Más del artista
Con la disposición permanente para atender a su público y brindar lo mejor de sí, Jorgito, como le han destinado a llamar, regresa en esta época para responder inquietudes con respecto a lo que vendrá en su tránsito profesional.
Más allá de haber nacido en Villanueva, ¿Cuál fue tu inspiración para entrar de lleno al vallenato?
Yo creo que allá nos dejamos guiar por los sonidos de la región, del pueblo e incluso del barrio. Crecí escuchando el acordeón de Alejo Durán, de la dinastía Romero, y ver triunfando a los hermanos Zuleta, a Jorge Oñate, en resumen, mis ídolos eran mis vecinos. Mi amor por el vallenato es tan cercano como mi parentesco con mi tío Daniel Celedón, entonces es mucho lo que le debo a Villanueva, y eso se lo agradezco a Dios.
¿Cómo describirías la evolución de tu carrera y cuántos años van de la misma?
Si incluimos del “Oye mamá” para acá, son muchos, siempre estuve festivaleando, antes de entrar al Binomio de Oro. Después se me prendió la llama de compositor y emprendí otra etapa.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos profesionales?
Desde pequeño tuve la idea de disfrutar el camino sin ponerme tantos desafíos, simplemente cantar vallenato donde me abrieran las puertas y es así como he aprendido de cada paso dado, y de los tropiezos, porque en una oportunidad presentando una canción inédita de Daniel, me enredé y eso fue una gran enseñanza, a partir de ahí, la preparación es fundamental en mi trabajo.
¿Cómo crees que ha influido el vallenato en la cultura colombiana?
Son vivencias cantadas que han sido objeto de comentarios desde Gabriel García Márquez hasta lo que muchos artistas internacionales admiran del género, pasando por lo que sucede en la Academia Latina de la Música, donde se le ha destinado una categoría, entonces siento que los ojos del mundo están puestos en el vallenato, eso quiere decir que hemos marcado un territorio importante gracias a los juglares y a los talentos.
¿Qué ha sucedido después de los Grammy alcanzados por el género?
Ha sido muy interesante el paso de designarle una categoría, y me gusta que se comparta con la cumbia, que también juega un papel importante, porque nos lleva a compartir con artistas internacionales.
Teniendo en cuenta tu trabajo con otros artistas, ¿Cuál es la fusión que más te ha impactado?
Es muy difícil hablar de un tema específico. Me siento privilegiado al contar con el apoyo de todos los artistas presentes en el proyecto “Celedón sin fronteras”, porque de todos aprendí, aunque guardo especial gratitud con Daniel Celedón e Ismael Rudas, al incluirme siendo un niño en el “Drama provinciano”, que además fue de las primeras colaboraciones que se dieron en el vallenato y yo estuve ahí.
¿Cómo es tu proceso creativo y cuál es la canción que ha fluido del alma?
Todo se ha dado por etapas. Hoy se trabaja muy diferente, “Ay hombe” tiene paisajes diferentes, momentos especiales que la acompañaron, ahora toca escribir en los hoteles, en los aviones y a veces, una sola canción se creó en escenarios diferentes, porque mis viajes llevan la inspiración, entonces nacen siendo internacionales. “Parranda en El Cafetal” se hizo en Barranquilla. Reconozco que tengo deuda con mi tierra, el compromiso de escribirle a Villanueva no es fácil.
¿Qué tienes en cuenta para las colaboraciones?
Además de yo elegir, a mí también me eligen y es cuando les pregunto: “¿por qué yo?”. Ahora voy a salir con un urbano muy importante y le hice ese cuestionamiento, su respuesta fue: “por romántico”.
Eres pionero de la internacionalización del vallenato, ¿Te lo propusiste desde tus inicios?
Volvemos al camino. Yo encontré la pista abierta por el Binomio de Oro y mi vecino y maestro Israel Romero, lo mismo que Alfredo Gutiérrez con su trabajo, entonces mi meta ha sido llevar la bandera al nivel de ellos.
¿Cuál es tu composición más significativa?
La que más me gusta cantar es la que me grabó Diomedes Díaz. “Recordándote” tiene un sentimiento especial para mí.
¿Cómo te han marcado los cambios de la industria?
Soy de la época del afiche, y que me dijeran, “ahí no va el tuyo, ahí va el del Cacique”, también estuve con el casete, pero mi fórmula ha sido adaptarme y montarme en ese potro.