Con un enfoque de autenticidad y conciencia social, que le ha permitido establecer contacto con audiencias diversas alrededor del mundo, la banda portorriqueña Cultura Profética da continuidad a una historia de música que se proyecta al futuro con la misma fuerza de sus inicios.
Son muchos los trabajos lanzados desde su creación en 1996, álbumes que mantienen los elementos que le dan identidad, pero que así mismo se han permeado de sonidos más actuales para impregnarse de permanencia y encontrar un nuevo público con el correr del tiempo.
En ese contexto su música se define constante, cautivante y recurrente en escenarios, una propuesta que empezó de la mano de un grupo de amigos que en medio de los ensayos encontró el llamado para un primer show y sin un rótulo que los identificase en el cartel, surgiendo “malas ideas”, Boris Bilbraut, baterista original, sugirió el nombre de “Cultura profética”, aludiendo el reggae que mantienen como base rítmica y el compromiso social de sus letras.
“En esos inicios la banda proponía una cultura un tanto utópica, soñábamos con cambiar el mundo con música, aunque en buena medida aún lo hacemos y el camino nos confirma que uno puede influir un poco a la gente y aporta algo bonito a sus vidas, entonces el nombre llegó a resumir el proyecto”, manifiesta Willy Rodríguez, quien al lado de Omar Silva, Juanqui Sulsona y Eliut González, se alistan para una nueva gira donde Colombia está incluida.
El elemento Caribe conforma el ADN de Cultura Profética y la influencia musical afro-antillana es una raíz ineludible que marca diferencia con lo expresado musicalmente en otros países latinoamericanos. “Puerto Rico domina un lenguaje musical particular, especialmente en los vientos metales, donde se usan con disonancia, y eso es algo que marcó desde el primer disco, con un acercamiento distinto al reggae, porque nuestro vínculo caribeño es muy notorio en las presentaciones en vivo, donde se evidencia un engranaje sólido”, agrega Omar.

La evolución
Con 27 años de carrera ininterrumpida, la agrupación boricua tiene una fórmula infalible para mantener su apuesta en el presente. Eliut afirma que la honestidad es ese ingrediente que se impulsa desde el día uno en lo que fueron como “chamaquitos” y en lo que se han convertido con la madurez adquirida, todos cargando con responsabilidad lo que dijeron al iniciar.
Para Cultura Profética ha sido vital ser tan exigentes. Todos los integrantes optaron por seguir unos estándares muy altos y con esa medida han trabajado, en resumen, no se han quedado en la zona cómoda, siempre le apuestan a algo diferente, es decir, aparecen con lo que menos espera el público de ellos. “Hemos creado un sonido único, propio, y aunque no nos creemos los mejores del mundo, es fácil distinguir el color y sonoridad musical que nos caracteriza”, agrega.
Si bien todo este proceso se enmarca en el reggae, todo parte del soul, indica Willy, agregando que cualquiera que sea el género elegido, las influencias están allí, y ese es el común denominador de la banda, que al explorar siempre tendrá ese fin, aun cuando coquetean con ritmos modernos.
El proceso creativo
Ha sido y es una banda con influencias y la imprescindible participación individual y en grupo. Las letras de Cultura Profética han trascendido, su mensaje llega de manera directa y se posa sobre el objetivo, entonces bien cabe conocer el punto de partida para su composición.
“Siempre es diferente, y muchas veces parte de una semilla que uno de los integrantes trae el grupo, somos un proyecto y tenemos que reunirnos generalmente en el lugar de ensayo para que salga la música y vamos elaborando hasta llegar al estudio”, afirma Willy.
Todos intervienen y en esa dinámica que les es común, salen las canciones. “Muchas veces nos incitamos unos a otros, yo le digo a Eliut qué te parece esto, o a Willy, y como lo dice él, vamos sacando el cimiento de una casa, es un proceso hermoso”, manifiesta Juanki.
Se trata de una temática que se produce en medio del diario vivir, de conversaciones y pesares personales, porque siempre depende del momento, todos coinciden en que no hay una medida específica para empezar una canción, sin embargo, se resalta el respeto y unión que rodea a Cultura Profética, abordando la conciencia social.
“Las letras siguen siendo ese pretexto encaminado a querer cambiar el mundo, como lo dijo Willy, y nacidas desde la sinceridad, cuando podemos ver que la historia no es tal cual la contaron en la escuela y se aprecian las injusticias con madurez y perspectiva, entonces ese despertar se traduce en rebeldía que todavía expresamos, no podemos parar de soñar y para eso están las canciones”, agrega Omar.
“No queremos que nuestros shows suenen a máquina, hay algo humano del error que no lo va a lograr la inteligencia artificial, esa parte cálida que se siente en la ejecución durante una presentación”, afirma Juanki
La banda generalmente se enfrenta a desafíos que llegan por el abordaje de temas controvertidos y eso se evidencia desde el primer álbum, como lo aclara Eliut, quien trae a colación la canción “El fruto de la tierra”, que en su momento levantó los comentarios adversos en torno al cannabis, sin embargo hoy la conversación es más inteligente, entendiendo los múltiples beneficios de la planta.
Sabiendo la importancia de lo que dicen y conscientes de sus expresiones, no se han alineado a ningún contexto político, simplemente se consideran artistas y en medio de su propuesta surgen letras que tocan la realidad.
Desde sus inicios se dedicaron a hacer canciones, ninguna iba encaminada a ganar un premio, la satisfacción del trabajo la tienen en el impacto que han logrado en personas que les indican cómo pudieron cambiar a través de una de sus letras.
Aun cuando no son de la era de redes, Cultura Profética fue de los primeros en documentar sus giras por Facebook, llegando incluso a transmitir por esa plataforma un show en vivo, por eso no les resulta difícil mantenerse cerca de su público. Ahora regresan a Colombia con presentaciones en Cali, Medellín y Bogotá y el lanzamiento de tres sencillos, a los que le tienen mucha fe. “Estamos volando, y no bajito”, finaliza Omar.