Los avances que en materia de medicina se desarrollan cada día, tienen su efecto en novedosos tratamientos encaminados a mejorar la calidad de vida, y a estos no escapa la dermatología, esa especialidad que no sólo se limita a tratar afecciones cutáneas, sino que se ha extendido a espacios más específicos como la belleza.
La opinión popular muchas veces puede creer que la dermatología sólo se aplica en pequeños problemas de piel, sin embargo, merece aclarar que el médico especialista tiene la obligación y responsabilidad de intuir, a través de ciertas manifestaciones cutáneas del paciente, una primera impresión clínica de enfermedades internas, incluyendo carcinomas sin diagnóstico previo indica el doctor Wilmar Polo, médico con especialidad en cirugía dermatológica y cosmética.
La experiencia de 24 años en el ejercicio profesional del doctor Polo, lo ha llevado a reconocer problemas más allá de una simple lesión. Indica que, entre otros signos, con sólo mirar el aspecto de las uñas, es posible sospechar si el paciente tiene una insuficiencia cardiaca, o una insuficiencia renal u otras enfermedades sistémicas. En algunos casos es relativamente fácil, mientras que en otros se sospecha y se determina la especialidad dónde direccionarlo.
Con el arribo de prácticas que tienen mucha relación con la belleza y estética, este dermatólogo también ha tenido la oportunidad de brindar tratamientos que, sumados a la salud de la piel, disponen de resultados favorecedores en el aspecto anti-edad, muy valorado en la actualidad.
Se trata de una fina línea que se cruza cuando se buscan tratamientos que, sin detener el tiempo, logran que los años pasen de la mejor manera. “Si llegan los 50, se puede parecer de 50, pero con una apariencia agradable, una piel sana y algunos detalles corregidos o atenuados.“La edad no significa resignación a destruirse”, indica el doctor Wilmar Polo.
Objetivos que cambian
Después de una secuencia de impresiones lograda en los últimos quince años, el doctor Polo ha podido entender que las preferencias de la gente con respecto al objetivo de rejuvenecer han cambiado. Anteriormente las herramientas anti-edad eran procedimientos muy agresivos, como los muy conocidos lifting, que requerían quirófano, mucho tiempo de recuperación y que, en algunos casos, no lograban un efecto natural.
“Si se quiere rejuvenecer, la actuación debe ser integral, es decir, con el rostro se deben tratar el cuello, el escote y las manos, áreas donde se refleja también el transcurso de los años, y ese punto ahora se tiene muy en cuenta”, indica el doctor.
De la misma manera difiere del concepto que se ha acuñado a la frase “envejecer con dignidad”, toda vez que lo asocia a no recurrir a ayudas. Su percepción profesional lo sitúa en el proceso de trabajar la piel a medida que pasa el tiempo, al final, el resultado se manifiesta natural y saludable.
Las fórmulas de rejuvenecimiento han cambiado, en buena medida por el temor que producen los procesos agresivos de antes, la idea es buscar métodos que no incapaciten, no expongan al peligro y en el mejor de los casos, no sea evidente la intervención.
Amparado en lo anterior empezó a acuñarse en la dermatología estética el concepto de “refrescamiento”, cuya misión es dejar que la persona luzca su edad de la mejor manera, con una apariencia agradable, y tal vez allí entra con más contundencia el término “dignidad”.
“No hay un tratamiento estándar para los pacientes, generalmente llegan con detalles por corregir en su criterio, pero allí prima el del profesional que además hace las veces de consejero”, advierte el doctor Polo, quien tiene claras algunas pautas para rejuvenecer, a la vez que indica que muchas veces con poco se hace mucho.
Es partidario de los procesos sencillos, de consultorio que, en poco tiempo, pero con mucho profesionalismo llenan expectativas, todo esto sin ser tan evidentes, incluso ante la familia, porque se trata de reposicionar lo perdido con naturalidad.
Siguiendo estos postulados con sus pacientes, el doctor Polo ha logrado de manera colectiva trabajar con prácticas mínimamente invasivas, su trabajo siempre va enfocado en recuperar el volumen perdido, reducir la flacidez de la piel, atenúa líneas de expresión y como un adicional de su parte, siempre adiciona otras técnicas como peelings, microdermoabrasión, radiofrecuencia entre otras, para que la calidad de la piel se recupere o se mantenga.
Al lograr lo anterior, los cambios son significativos, indica y por eso en su consulta se toma el tiempo necesario para que el paciente además de recibir el tratamiento, logre afianzar su confianza con el médico y de esta manera llegar a un feliz término en el proceso.
La certeza de un buen trabajo
Wilmar Polo trabaja con pasión, tiene la certeza de que su labor no es de carácter vital, sin embargo, es consciente de que otros aspectos como la autoestima y el amor propio, son importantes para una vida saludable y se enaltecen tras una consulta y un procedimiento bien realizado.
En este orden de ideas, ha creado un espacio propicio para desarrollar cada uno de los procedimientos con la mayor seguridad y confort. Todo esto también se combina con la satisfacción personal al ver que las personas son fieles a los tratamientos y consolidan una relación médico- paciente muy sólida que puede perdurar por años.
Anteriormente se medía la calidad del trabajo del médico por la cantidad de aparatología presente en su consultorio, si bien estos equipos han sido de mucha ayuda, en ocasiones también se han convertido en fuente de fracasos y fiascos, verdades a medias y complicaciones al final.
El doctor Polo no está en contra del uso de tecnologías con equipos que prometen rejuvenecer, pero afirma que ese concepto ha cambiado y hoy los pacientes prefieren una intervención sencilla que les ofrezca un “refrescamiento” en el rostro con resultados naturales.
Actualmente existe una amplia baraja de opciones para alcanzar este objetivo, sin embargo, lo que más se maneja es el buen uso de herramientas como la toxina botulínica, aplicada de una forma que difiere de lo que se hizo en los inicios. Hoy se impone la toxina botulínica dinámica, con el relajamiento de las líneas de expresión, sin caer en un gesto “congelado”.
Igualmente entra en escena el ácido hialurónico en todas sus densidades, toda vez que existe uno para cada necesidad, desde el que sirve para hidratar el contorno de los ojos y atenuar ojeras, hasta el que hace rellenos importantes en zonas como pómulos, barbilla o surcos nasolabiales, entre otros.
También se suman a toda esta propuesta de rejuvenecimiento los llamados “hilos tensores”, elaborados en un material biodegradable que, en su momento tras el efecto tensor, trae otro aporte importante al convertirse en un estímulo para la producción de nuevo colágeno.
La técnica del peeling también ha evolucionado, indica el especialista, y es muy usual para pacientes que sólo requieren mejorar textura de la piel y lograr uniformidad en su tono, porque todo eso se incluye en el “refrescamiento” que se busca para lucir más joven.
Todo lo anterior tiene un objetivo muy claro y un área específica a tratar, sin embargo, la combinación de los mismos, conlleva a un resultado integral. De igual forma se trabaja con complementos como el plasma rico en factores de crecimiento, porque las células de la piel necesitan cuidado y son la base para una belleza externa.
En general, el doctor Wilmar Polo maneja la integralidad de un tratamiento, porque belleza externa y nutrición de la piel, deben ser consecuentes en un proceso para que el objetivo se alcance a satisfacción del paciente.
