Actualmente existe una sensación de alarma a nivel mundial, que ha logrado desorientar a todos y en todos los sectores, obviamente esto no desconoce al medio educativo, porque lo que se está viviendo, pese a que en el pasado ya hubo otras pandemias, su relación prácticamente quedó relegada en la historia y las más cercanas, tuvieron poca difusión con respecto a la generada por el Covid-19.
Cada uno en lo que le compete expresa preocupación, y en la educación surge la pregunta ¿qué pasará con la escuela?, interrogante que obedece a la realidad que pese a estar al avista, nadie la había querido ver, indica Manuel Mendivil, rector del Centro de Enseñanza Precoz Nuevo Mundo.
“El teléfono, las comunicaciones inalámbricas, el tráfico de imágenes y videos, las conversaciones virtuales, la internet, e incluso las plataformas como Zoom, están vigentes hace mucho tiempo, sin embargo, como no habíamos sentido la necesidad apremiante de hacer uso de ellas, se mantenían al margen, pero eso no desconoce que hasta las intervenciones quirúrgicas, han tenido la intervención de estas herramientas”, advierte el docente.
Con lo anterior, Mendivil aclara que se debe estar atento ante los acontecimientos actuales y entender que no hay tal novedad, por el contrario, darle buena aplicabilidad a lo que había.
En lo que corresponde a la escuela tradicional, es menester recordar que cada vez que se le pretende criticar, los señalamientos apuntan a tildarla de atrasada, algo que refuta el docente, toda vez que los avances han sido significativos y allí está la base de los mismos.
Errores que se mantienen
El aprendizaje en Colombia ha tenido un proceso errado al momento de abordar las asignaturas, lo cual obedece a lo alejado que se está del conocimiento científico, además de la utilización del mismo para cambiar el mundo, advierte Manuel Mendivil. Lo anterior se traduce en la falta del uso de las leyes de la ciencia, para inyectársela a los productos y construir los artefactos, como es un teléfono móvil.
Toda esta recapitulación la trae el docente para aclarar el papel que mantiene la escuela en Cartagena, donde se sigue acumulando información, pero no necesariamente sabiéndola procesar, es decir, ‘falta pensar antes de...’ “Estamos en un mundo donde lo que sobra es información, por lo tanto el papel de la escuela ahora debe dirigirse a enseñar a discernir, para marcar la diferencia entre los que pueden orientar el mundo y quiénes reciben esa orientación”, indica.
Lo ideal es que la educación actual se enfoque en enseñar a los niños a pensar antes de actuar, pues una actitud contraria, se ve reflejada en todos los procesos de la vida, desde el personal, con actuaciones equivocadas, hasta lo profesional, evitando el desarrollo de facultades que benefician al país en general.
La dificultad que surge el momento de aplicar lo anterior, es que a los maestros tampoco se les enseñó a pensar, por tanto resulta muy complicado, y es lo que actualmente se está viviendo, toda vez que muchos de estos educadores tampoco tuvieron contacto con la virtualidad ni se prepararon para trabajar en equipo, dejando ver una gran deficiencia.
“Como se carece de pensamiento crítico, las redes sociales, que son otras de las herramientas actuales, se llenan a diario de emociones, de ofensas, no hay argumento ni manejo de la información dándole un sentido para comprobar o rebatir algo”, indica Mendivil.
En este sentido el papel de la escuela debe modificarse, porque es la única forma para que ésta permanezca, una ley formulada que indica que el cambio es la constante, y a esto se deben sumar sin reparo los maestros.
Otro aspecto a tener en cuenta es la predisposición genética a aprender, y esta se basa en la experiencia del ambiente social, científico, académico o cultural en el que se desenvuelva, por tanto es muy complejo que de Cartagena surjan los científicos de la Nasa, lo más cercano es que se den personas ligadas a los oficios tradicionales, o en su defecto imitando a los personajes de moda.
Esto no se va a encontrar en las redes sociales ni la virtualidad, que a su vez jamás reemplazará a la escuela, la puede complementar, indica el docente, quien centra su teoría en el compartir en un recreo, los debates en torno a un tema actual, entre otras situaciones que se viven en el aula.
De igual forma acepta que la misma tecnología está haciendo un aporte inigualable, que se debe aprovechar al máximo al tiempo que se cumplen los requerimientos del Ministerio de Educación en lo que a Colombia se refiere, sin olvidar que la mayor contribución a los estudiantes es enseñarlos a pensar.