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Revista viernes

Andrea Echeverri, una charla de mujer

“GRACIAS TOTALES”, EL TRIBUTO A SODA ESTÉREO, MÁS NUEVAS CANCIONES QUE EMPIEZAN A GRABAR, HACEN PARTE DE LO QUE SE ESTÁ HACIENDO POR ESTOS DÍAS, ADEMÁS DE LA PREPARACIÓN DE GIRAS EN ESTADOS UNIDOS Y ESPAÑA

Andrea Echeverri, una charla de mujer

Andrea Echeverri es una mujer muy original que disfruta al máximo su rol, respira música y la responsabilidad de ser madre y esposa que está también en casa. // FOTO CORTESÍA SONY MUSIC

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Talentosa, con una carrera que es punto de referencia para el rock latinoamericano, así como una posición muy clara frente a la vida, se puede definir a Andrea Echeverri, la bogotana que integra desde hace casi tres décadas la agrupación Aterciopelados, una propuesta que se mantiene firme y con mucha música por hacer.

La “Ruiseñora” como su letra le da a conocer, es de hablar tranquilo, tal vez “chévere”, así como se define, pero muy certera en sus apreciaciones, tiene claro su papel como mujer y el rol multifacético que desempeña, pese a su espíritu libre.

Andrea indica que ha crecido y hasta cambiado. Recuerda que siempre pensó que sería totalmente independiente, no quería tener hijos y que sólo pensaba en su arte, sin embargo la vida se encargó de hacerle jugadas; tiene dos hijos, es ceramista, cantante y esposa, se describe finalmente como “triple”.

Al abordar este tema, no duda en afirmar que a este nivel, se parece mucho a las mujeres de hoy, que lejos de liberarse, terminaron esclavizadas con más roles de los que se alcanzan a hacer, además de pensar todo el tiempo que no se es buena madre, ni buenas cantante, ni buena nada, pues se tiene que correr entre todos los flancos.

Andrea dice que ahí va, con cosas buenas e interesantes, también con crisis que puede dar la edad que atraviesa, porque es cuando los cuestionamientos aparecen con más fuerza, aunque no deja de ser una etapa atrayente, toda vez que se tiene mucha estructura; a nivel artístico está mejor “parada”, entonces advierte en medio de una sonora carcajada, que ahí está sobreviviendo.

La trayectoria de Aterciopelados no ha tenido receso, de otra parte Andrea Echeverri trabaja en paralelo una propuesta solitaria que igualmente tiene su reconocimiento, es una artista completa que responde a las exigencias del público, por lo que las implicaciones en su vida personal llevan ausencias de casa en giras largas, una vida que puede parecerse a la de muchas personas, en un contraste que define como “raro”, pues toca cocinar, lavar la loza, atender las goteras y cuidar a los hijos adolescentes. Afirma que la existencia le suena un poco chistosa, pues cuando está de gira quiere estar en casa, y una vez llega y se involucra en todo lo de ésta, añora volver a la gira.

Un toque social en medio de la música

Tres décadas de un trabajo musical tienen su valor, y mejor aún, la autoridad para involucrarse en el tema social. Ante esto, la artista recuerda que pudo ser en el año 2000, cuando en un evento que se realizaba en Panamá tuvo la fortuna de conocer a Mercedes Sossa, eran las épocas de éxitos seguidos, sin embargo en ese encuentro con la cantautora argentina pudo sentir de primera mano ese ‘peso’ e ‘incidencia’ que identificaba a esta gran dama de la canción.

Esa poca superficialidad o vanidad que rodeaba al personaje, logró cautivar más a Andrea, quien ya era seguidora de su música y aunque ella tenía su carácter formado, pudo entender de mejor manera la importancia de la profundidad de un artista y cree que Aterciopelados está en ese proceso, de buscar ese lugar femenino, pero con muchas dimensiones.

A su parecer, la estética femenina puede ir más allá de la ‘chica sexy’ y eso va ligado a lo que tanto la banda como ella están buscando. Tienen en sus canciones un repertorio con temas como lo antibélico, ecológico, feminismo y muchas otras cosas que los sitúan en un lugar “chévere”, como suele definirlo Andrea.

“Esto es muy diferente a lo que está de moda, pero también es lo que sentimos y nos preocupa, como el plástico en el océano, las violaciones, porque parece que se volviera a la guerra más cruda y finalmente eso se va a reflejar en las composiciones y ahí está el cambio”, agrega.

Con respecto a la tendencia musical actual, afirma que le produce sensaciones contradictorias, toda vez que es muy consciente de que a los viejos nunca les gusta lo de los jóvenes, recuerda que al iniciar su proceso, su papá decía “si ponen esa música me voy de esta casa”, indica que esta no debe ser la actitud, porque siempre hay de dónde escoger, de otra parte hay propuestas divertidas y ahora la mujer empezó a jugar el papel que antes era del hombre, que aunque puede a muchos no parecerle ideal, es un paso que se ha dado y merece ser escuchado.

Aclara que a sus hijos les gusta el reggaetón y ella no será la “vieja regañona” que se los va a prohibir, teniendo en cuenta que en el rock también hay canciones con letras que no comparte. “El tema es de tolerancia y pensar qué efecto pueden tener algunas composiciones en la gente que está creciendo, insisto, el reggaetón es un reflejo de cómo está la sociedad, allí simplemente se está narrando esa manifestación de superficialidad, prostitución, abusos, drogadicción y libertad sexual, esta última en ciertos círculos puede funcionar, pero donde los hombres violan a la mujeres, sería como echar más leña a un fuego que arde”, afirma la artista.

Arte en toda su expresión

Andrea Echeverri es una artista que se mueve en otras facetas, es ceramista, y en ese arte, que afirma es uno de sus grandes amores, también confiesa que es el más descuidado, porque entre su familia y la música, se va buena parte de su tiempo, al punto de dedicar pocas horas a esa pasión.

Le encanta estar en su taller involucrada en la creación de sus piezas, embarrada, sin pensar en que van a llegar a hacerle fotos, porque aunque luche con el estereotipo de la imagen, es consciente de que como cantante se debe en buena manera al público.

Ha hecho exposiciones de sus propuestas cerámicas y sigue trabajando cuando puede, además tiene una página en internet donde se muestran sus creaciones, a la cual se puede acceder desde su perfil de instagram @andrea_chevere.

Siendo un referente del rock, esta bogotana afirma que al iniciar esta carrera nunca se propuso el espacio que logró, tal vez en esta época eso tiene más sentido, debido al mercado musical establecido y la variedad de canales para divulgar la música, pero al empezar Aterciopelados en los 90, eso no existía, aunque les favoreció al hacer parte de esos pocos que estaban en escena, contrario a la actualidad, donde esa cantidad abrumadora incide en la competencia.

Aterciopelados abrió una brecha en la música con machete, afirma Andrea y al viajar, siempre encontraban los malos chistes sobre el narcotráfico, algo que cambió radicalmente en estos momentos, cuando Colombia es reconocida por su música y los exponentes.

Con Héctor ha logrado crear un “dúo dinámico”, entre los dos pasa algo interesante, son diferentes en toda su expresión y aún así han crecido y cambiado, sin embargo creativamente pasan cosas muy interesantes y aunque hayan estado separados, también tienen afinidades que funcionan.

Ahora reversionan “En la ciudad de la furia”, un clásico de Soda Estéreo y dos décadas después de interpretarla junto a Gustavo Cerati, un reto según Andrea, toda vez que decidieron trabajarla con su estilo y con un video muy interesante.

Andrea Echeverri no se obnubila con los premios, pese a no ser ajena a ellos, los describe también como “raros”, y cree que allí se pueden ver dos lados, el primero que es muy bueno escuchar que ese trabajo es digno de merecerlo y el otro, es la activación de medios que es seguida de cerca por la gente que confía en ese criterio.

“Quién dijo que la música es un concurso, lo mismo que ese tapete rojo que representa todo lo que yo critico y trato de rechazar en mi vida, es raro ir allá a ver esa perfección que no me hace vibrar, entonces como la vida, los premios son una contradicción”, afirma la artista muy convencida.

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