Las actividades fuera de casa se hacen cada vez más necesarias en la primera infancia. El sedentarismo que está llevando con fuerza a la obesidad que afecta a los niños, obliga a pensar en nuevas prácticas y hábitos que contribuyan a frenar el flagelo.
Se ha demostrado que el deporte es el arma más eficaz para combatir la obesidad, entre otros problemas de la niñez y juventud y si este es dirigido, puede que se tome como proyecto de vida y formar un verdadero campeón.
En la actualidad la tecnología ha ganado un terreno muy importante que anteriormente sólo pertenecía a las actividades al aire libre, por lo que retomar la rutina no será fácil, sin embrago tampoco se debe ver como un imposible, cuando la solución está en actuar de manera inmediata.
El deporte por si sólo es agradable, llena de expectativas y la sana competencia es saludable en el desarrollo físico y mental de un niño, pero de la misma manera todo esto se debe hacer divertido para que no haya deserción absoluta de las actividades programadas.
Los expertos recomiendan al menos una hora diaria de actividad física ligada a algún deporte, más de ese tiempo sería saturarlos y obstruir sus actividades académicas, porque es de aclarar que también requieren de espacio para el juego libre.