Todo empieza con una atmósfera tranquila. Los personajes se van exponiendo en un ambiente de lujo. Una pareja acomodada y su adolescente hija ven interrumpida su aparente calma con la llegada de un grupo de criminales que han venido planeando un asalto que termina en secuestro. Así empieza la más reciente película en cartelera del reconocido Joel Schumacher, el mismo director de “Batman forever”, y de cintas que lo colocaron en un sitio de privilegio en la industria del cine norteamericano.
Los atractivos nombres de Nicolas Cage y Nicol Kidman son los actores encargados de darle vida a esta millonaria pareja. En el asalto la pareja empieza a develar secretos desconocidos no sólo para el público sino para la misma pareja, y se inicia una serie de interrogantes que van y vienen en el transcurso de la película, pero que solo en los últimos minutos toman claridad en la historia.
Si bien Schumacher se ha encargado de construir su prestigio bajo el suspenso y con películas como “El cliente” y “Línea mortal” entre muchas, él es un realizador que trata al máximo de no encasillarse y de probar con otros géneros como la comedia, musicales y el drama.
En “Sin salida” Schumacher se la juega con pocas locaciones y un grupo de actores que se mueven escenarios reducidos y donde por un largo rato una caja fuerte parece convertirse en otro personaje. La película no es el reflejo de lo que el director ha sabido hacer en los últimos 15 años desde la ejecución del guión; esta película obedece más a un intento por aplicar una formula donde el público descifra fácilmente lo que va a suceder.
De Schumacher dicen que fue el encargado de enterrar la primera saga de Batman. Lo cierto es que en su interés por darle su toque característico le imprimió a la serie del murciélago un formato sencillo y predecible que no convenció a la crítica y ni a la taquilla, pero años después, en esa mismo línea y probando con otros géneros, logró crear cintas como el “Fantasma de la ópera” en 2004. Su búsqueda siempre se ha caracterizado por tomar riesgos a favor del público; en muchas ocasiones no ha tenido éxito; pero en otras, son más los aciertos, no en vano es uno de los directores destacados de la meca del cine estadounidense.
En “Sin salida”, vuelve y se arriesga tratando de complacer con formulas reiterativas pero no logra aproximarse mucho a la taquilla ni a la crítica. Sin embargo, hay logros en la película que vale la pena destacar, como la serie de confusiones alrededor de la pareja, situaciones que imprimen sin lugar a dudas instantes interesantes en una historia que parece larga más por su tratamiento que por el tiempo real que dura la proyección.
