La piel es el órgano más grande del cuerpo y su condición externa la hace susceptible a muchos agentes que en determinado momento le pueden causar daños.
Los cambios climáticos, sustancias de uso diario como el maquillaje y otros elementos, contribuyen a un deterioro paulatino que debe frenarse en todas las etapas de la vida, con el fin de evitar males irreversibles.
La salud de una persona se refleja a través de la piel, indica la esteticista Irene Piedrahíta, quien es partidaria de la limpieza facial, una rutina que además aporta luminosidad y frescura al rostro.
Lo recomendable es hacer la limpieza una vez al mes, con revisiones más cortas si la piel presenta algún tipo de afecciones, entonces entraría en un tratamiento más riguroso.
En qué consiste
La limpieza facial consiste en desmaquillar y tonificar con los productos apropiados según el tipo de piel, seguido de una vaporización que por 10 ó 15 minutos prepara la piel para facilitar la extracción, que se hace con un aceite antiséptico y mucho cuidado.
Inmediatamente se procede a la aplicación de alta frecuencia, que es una corriente alterna bactericida y con alto poder desinflamante. En los casos donde no hay lesiones, se puede hacer un proceso de hidratación y un masaje con una crema nutritiva.
Para finalizar, se aplica una mascarilla, que puede ser a base de arcilla, gel, pepino, siempre dependiendo del tipo de piel. Esta debe tener una duración de 20 minutos, pues cada instante de la limpieza de piel tiene un tiempo que se debe cumplir.
El humectante matificante o un bloqueador también teniendo en cuenta el tipo de piel, es imprescindible luego de haber realizado la limpieza, advierte la esteticista Irene Piedrahíta.
Tipos de piel
Los tipos de piel y la edad, son factores a tener en cuenta al realizar una limpieza de piel. Una adolescente puede presentar problemas de acné, en estos casos se recomienda el uso de productos antisépticos, que controlen la producción de grasa, pero que no resequen la piel, la idea es mantener el equilibrio.
Las pieles grasas requieren hidratación, por lo que no deben lavarse en exceso, existen productos matificantes que retiran el brillo, al tiempo que hidratan.
Desde los 25 años en adelante, el bloqueador solar hace parte de la rutina de maquillaje, de la misma manera una buena crema desmaquillante, si la piel es grasa, este producto se consigue en su presentación en gel y para la piel mixta, una emulsión.
Después de los 35, las glándulas sebáceas se vuelven más lentas y aparece la resequedad, por lo que se debe aumentar en nutrición e hidratación en la piel y tener cuidado con los exfoliantes, ya que la piel se puede hacer más delgada y propensa a otros problemas.
Contrario a lo que muchas personas creen, el maquillaje se hace necesario, toda vez que se convierte en una capa que protege la piel de agentes externos.
