Con las prestaciones que nos brindan nuestros teléfonos, equipos y monitores, cada vez más similares, se hace pertinente prestarles atención a detalles que nos hacen inclinarnos por una u otra opción. Es allí donde surgen aspectos importantes como la llamada tasa de refresco.
Para muchos puede ser algo sin importancia, de hecho no reviste mayor relevancia si se trata de un usuario común, pero con nuestra cotidianidad cada vez más dependiente de una pantalla, sea de móvil o de computadora, el término se ha vuelto interesante.
Hoy en Tecnología veremos de qué se trata y cómo escoger lo mejor en un mundo donde no siempre más va a ser lo recomendable.
¿Qué es la tasa de refresco?
Aunque no lo percibimos, las pantallas que tenemos enfrente constantemente se están encendiendo y apagando para mostrarnos la siguiente letra, imagen, o función que les ordenamos con nuestro mouse o nuestros dedos,.
Como un hercio (Hz) es una unidad de medida que equivale a un ciclo por segundo, se calcula la cantidad de veces que prende y apaga la pantalla por segundo para nombrarlo en hercios, es decir, si nuestro móvil dice que tiene una tasa de refresco de 90 Hz, quiere decir que cada segundo se apaga y prende 90 veces, a una velocidad obviamente imperceptible.
El mayor número de Hz en la tasa de refresco puede repercutir en un mayor desgaste de batería o consumo de energía de nuestro aparato.
¿Entre más hercio, mejor?
No todas las veces y, como siempre, cada caso es una posibilidad única. También debemos tener presente el uso que le vamos a dar a nuestro artículo.
En cuanto a teléfonos, la mayoría ya viene estandarizada a por lo menos 90 Hz como tasa de refresco. Eso es lo normal para una fluidez de pantalla que no extrañaremos para un trato usual. Al momento de jugar la necesidad es distinta y dependiendo de la capacidad de nuestro procesador y batería, sí sería necesaria una tasa de 120 Hz o más, si nuestro móvil lo permite.
¿Y para computadores?
Igual que con los teléfonos, debemos analizar bien el uso que les daremos. Tasas que vayan desde 165 Hz hasta 360 Hz, se hacen perfectas para juegos de alta velocidad. Mientras para un uso convencional de oficina, los 60 Hz se hacen ideales, aunque pueden usarse también los que ofrecen 100 sin mayor problema.
Para el caso de los televisores la situación no varía y para una pantalla en la que veremos noticias, programas estándar y una que otra película de acción, o programa deportivo, los 60 a 90 Hz no estarían nada mal. Para una experiencia más inmersiva en deportes o en juegos sí se hace necesaria una tasa de refresco mayor, llegando incluso a necesitarse hasta 240 Hz.
Por ejemplo, en un juego donde sea necesario disparar, quienes tengan un monitor superior a 120 Hz o más podrían tener una ventaja por encima de los que tienen 100 Hz o menos.

¿Cómo configuro los hercios de mi pantalla?
Para computadores, teléfonos y televisores la configuración siempre está en los ajustes de pantalla y va dependiendo de la configuración de cada software.
En el caso de computadores una ruta estándar es:
- Acceder a la configuración de Windows 11 al pulsar la combinación de teclas WINDOWS + I.
- Posicionarse en la sección de “Sistema” y después hacer clic en “Pantalla”.
- Desplazarse hasta la opción “Configuración avanzada de pantalla”.
- Y, por último, en la opción de “Elegir una frecuencia de actualización o tasa de refresco” debe hacer clic para cambiar el valor.