En todo el mundo, ciudadanos han encontrado memorias USB incrustadas en paredes, generando incertidumbre sobre su origen y propósito. Estas memorias USB, dispositivos de almacenamiento y transferencia de datos, solían ser omnipresentes, pero su uso ha disminuido con la popularización de servicios en la nube.
El fenómeno de USB incrustadas en paredes se originó como parte de un proyecto llamado ‘Dead Drop’, iniciado por el artista alemán Aram Bartroll en Nueva York. Lea también: Los juegos con los que abre Xbox Game Pass el 2024
Este proyecto buscaba compartir archivos como libros y música de manera anónima y descentralizada. Sin embargo, la proliferación de estas memorias llevó a la presencia de USB maliciosas, utilizadas por cibercriminales para distribuir virus y realizar actividades ilícitas.
La situación ha creado preocupación sobre cómo abordar este tipo de descubrimientos. En algunos casos, las USB pueden contener malware peligroso, incluidos los temidos “USB Killers” que pueden dañar los dispositivos a los que se conectan. Por lo tanto, es crucial que las personas eviten conectar estas memorias a sus dispositivos personales para prevenir posibles amenazas cibernéticas. Lea también: Crearon un guante que frena temblores del Párkinson: esta es su tecnología
La incertidumbre detrás de estas USB también destaca la necesidad de conciencia y educación sobre seguridad cibernética. Se alienta a las personas a no conectar memorias USB desconocidas y a utilizar medidas de seguridad, como software antivirus, para protegerse contra posibles amenazas.