Hace cuatro años, un grupo de estudiantes de Ingeniería Electrónica de la Universidad de San Buenaventura (USB) emprendió una aventura en la que el desarrollo electrónico y la inclusión serían los puntos de apoyo.
Así, buscando darle solución a los problemas que tienen las personas con discapacidad auditiva, nació un proyecto que busca crear y perfeccionar un guante que hable.
Pero... ¿cómo así que un guante que hable?
La idea básica es que los niños sordos se comuniquen con lenguaje de señas usando el guante, y este último transforme aquellos movimientos en palabras que la persona oyente escuchará y reconocerá.
"Durante la búsqueda del proyecto, recordé una película llamada Congo, donde una gorila usaba un guante y con el lenguaje de señas se comunicaba con las personas.
Entonces pensé que con la tecnología, las ganas y el equipo que teníamos era posible hacer realidad aquel producto", explicó Andrés Cárdenas, director del programa de Ingeniería Electrónica de la USB.
LOS PROTOTIPOS
Lo primero fue enfocarse en la lengua de señas colombiana. Luego, que el primer prototipo reconociera algunas palabras, y lo hizo: yo, hola e ingeniero fueron las primeras.
Después se le agregaron mamá, papá, hola y todo el abecedario. Y ahora, que van en la quinta versión, esperan poder reconocer 100 palabras y seguir creciendo para llegar por lo menos a 5 mil.
"El primer guante lo cosimos nosotros mismos, luego, compramos uno hecho para jugar béisbol. Después fue evolucionando por uno que cubría parte del brazo. Así han ido transformándose para llegar al producto que tenemos como final", precisó Cárdenas.
En sus inicios, el guante debía conectarse a un pc para que a través de él hablara. Ahora, en su último prototipo, el sistema es portátil, y se llevaría en el bolsillo un aparato del tamaño de un celular que sería la voz del niño.
Voz que por el momento sería muy en el estilo "yo llamarme Carlos", pero que en un futuro sería más fluida.
TRABAJO INTERDISCIPLINARIO
De los cuatros años y tanto que han trabajado, dos de ellos han estado acompañados de un equipo interdisciplinar de toda la USB: ingenieros industriales, de diseño de producto, sicólogos y docentes hacen parte de la aventura.
Su proyecto cambiaría la vida de muchas personas, y necesitaban conocer a sus potenciales beneficiarios.
Así inició entonces el trabajo de la sicóloga Luz Magnolia Tilano, que hizo el contacto con la Institución Educativa Francisco Hernández Betancur y la profe Isabel Betancur para trabajar con los niños con discapacidad auditiva.
"El reto inicial era establecer qué características particulares tenían estos niños y en qué medida el guante les permitiría una mayor socialización y menos exclusión de la sociedad. Hemos evaluado el componente emocional para establecer cómo esas características de los pequeños les harían usar más fácilmente el guante. En qué medida cuando lo estén usando les permitiría tener cambios en sus características emocionales", sostuvo la sicóloga.
Con estos niños se han hecho las pruebas del guante, chicos que ya preguntan cuándo podrán tener uno para ellos.
Aunque para esto todavía falta un buen tiempo, pues en el momento se investiga la usabilidad además de la funcionalidad del mismo, trabajo en el que se encuentra el ingeniero de diseño de producto Juan Pablo Arango y su equipo de Ingeniería Industrial.
"Debemos tener en cuenta que el niño tiene una vida común y corriente: corre, juega, se divierte. Queremos que el guante no agreda con su diseño y sea lo más natural para ellos. Estamos en un último prototipo y modelo comercial, pero seguro no será el último", indicó el ingeniero.
Para junio se espera ya obtener la patente de modelo de utilidad, que le daría vida oficial al guante. Se está terminando la recolección de la información y adecuándola para su entrega.
En ese momento se podría pensar en una comercialización, fase en la que estos investigadores colombianos necesitan recursos económicos para seguir con el trabajo que le cambiará la vida a la comunidad sorda del país.
