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Revista nueva

A las gordas nos toca vestirnos de diseñador

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Una de las mayores frustraciones que sentía cada vez que veía alguna prenda que me gustaba era que no me quedaba buena. El pantalón subía, pero cuando subía, no apuntaba. La blusa o la chaqueta entraban, pero tampoco cerraban. Las camisetas marcaban los rollos y cuando no, parecía que me estuviera midiendo una camisa de fuerza, y era entonces cuando aparecía la gran pregunta, la gran preocupación de cada día: ¿qué me pongo?

Esta es una preocupación de la mayoría de las mujeres cada día, lo sé, pero créanme: es mucho mayor en las mujeres XL o talla plus como yo. Y si a esto le sumo el agravante de mi corta estatura, el problema se vuelve inmanejable y hasta podría causar depresión, frustración o al menos, mal genio.

Fue entonces cuando empecé a plantearme varias soluciones a este ‘problema’. La primera, la única, la racional, la lógica, la real solución, la fácil, la panacea: ¡bajar de peso!

La segunda, la medida desesperada, la práctica, la alternativa incluso económica: tomar un curso de corte y confección y hacerme mi propia ropa. La tercera, comprar la ropa por internet en otros países. La cuarta, la que parecía un poco complicada de poner en práctica por falta de tiempo, desconocimiento, búsqueda de telas y modelos, y que además implicaba conseguir un sastre, un modisto que hiciera realidad mi sueño de ropero, es decir, ser mi propia tienda Zara. El que me permitiría vestirme con diseños de Moschino, See by Chloe, Marc Jacobs, Dolce and Gabanna o RED Valentino, pero pagando menos del 10% del valor real de una prenda de esas. Hasta que lo encontré.

Conseguí un sastre de pueblo que desde entonces me permite vestirme como quiero. Lo único que tengo que hacer es buscar el modelo, sumergirme en los espectaculares almacenes de telas, que hay muchos por toda Colombia, ¡y ahí está!, tengo la ropa que quiero y no la que me toca comprar.

Sé que a mucha gente no le gusta mandar a hacer la ropa, pero vivo feliz con lo que tengo. Porque me puedo vestir como quiero y no con las prendas de señora aseñorada, sin cortes o con resortes en la cintura que le quitan horma a los pantalones, o el tank top con un blusón recto sin corte, y qué decir de las típicas batas ‘talego’, en colores que tal vez nos hacen ver menos gordas, pero también menos agraciadas y demasiado simples, tristes y aburridas… ¡Noooooooo!, ¡esa no soy yo!

Esto era lo que les quería contar. Visto de Valentino, de Dolce and Gabbana, de Marc Jacobs, ente otros. No sé si tengo buen gusto para elegir los modelos, no sé si siempre logro el look que quiero, pero me gusta mi ropero. Y obviamente, lamento que en Colombia conseguir ropa para una gorda simpática y divertida como yo, y como seguramente son muchas de las que están leyendo estas líneas, el tema sea tan lamentable. Con tan buenos diseñadores que tenemos, con tan con buena materia prima, con tan buenas compradoras compulsivas, con tanta gente que sabe de moda, pero vestir a una gorda, en este país, parece que seguirá siendo un tarea exclusiva para una pesada de la moda. Por lo pronto, yo seguiré vistiendo de diseñador, ¿y usted?_____________LaFripresería de Laura Agudelo. Consultoría de medios y relaciones públicas. Cel. 3165761577@LaFripreseriaLaFripreseria@gmail.com

 

En Colombia no es fácil conseguir ropa para las personas gordas. REVISTA NUEVA
En Colombia no es fácil conseguir ropa para las personas gordas. REVISTA NUEVA
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