Si Marcela hiciera el reel de su vida, tendría que incluir muchos momentos. Naturalmente, las imágenes de su infancia serían el inicio perfecto: los juegos con Faruk, su primer y único perro; el accidente de su hermano menor; las misas en el Colegio Alvernia y su deseo de ser monja.
Después veríamos a una adolescente enamorada del cine, embriagada por un viaje a Inglaterra para aprender inglés y luego su paso por la facultad de Sicología. Porque aunque quería ser actriz, sus padres le ‘recomendaron’ formarse en otra área. Lo cierto es que siempre fue activa y obstinada, así que su ingreso en el grupo de teatro de la Universidad Javeriana no solo tendría espacio en ese reel, también sería el preludio de un largo camino del que el público ha sido testigo.
La tercera y última parte sería el broche de oro, pues narraría su encuentro con Beto, el compromiso que adquirieron legal y ritualmente y el nacimiento de sus hijas, Crystal y Luciana. Para Marcela, la crianza es su mundo. Es, parafraseándola, “el viaje que quería”, Y formar a mujeres empoderadas, maravillosas y tan diferentes a ella, es una experiencia que agradece y se goza todos los días.
Mientras tanto sigue trabajando. Supo muy joven que quería actuar para poner el dedo en la llaga y que la gente se despabilara a través de los sentimientos que emanaban de sus personajes. Al principio odió la televisión, pero después de los dos primeros proyectos (Espérame al final y En cuerpo ajeno) a su vida llegaron Mauricio Navas y Mauricio Miranda, entonces se dio cuenta de que podía hacer cosas maravillosas en ese medio.
“Tal vez por no tener una industria cinematográfica fuerte hemos desarrollado una televisión distinta y con mayor nivel. Hemos creado novelas sui generis como Hasta que la plata nos separe, que se salió de todo lo convencional. El laberinto de Alicia es otro ejemplo de ello. Me ‘encarretaron’ las posibilidades que ofrece la televisión y esto me llevó por los caminos que he recorrido y los que me faltan por recorrer”.
En las tablas y el divánTodavía está al aire como Alicia, desentrañando un drama que como madre le pone los pelos de punta y que como actriz la enfrentó al miedo de tocar un tema tabú, en una sociedad donde la pederastia victimiza a muchos niños y a sus familias. Los resultados la tienen muy orgullosa y tranquila, sobre todo después de los meses que se vio obligada a esperar para verse al aire.
Ahora sus días pasan lejos de los sets, pues no solo está en pleno montaje de una obra de teatro sino que trabaja sicoanalizando a varios pacientes y además aguarda el estreno de Corazón de León, el remake colombiano de una exitosa película argentina. Aquí interpretará a la exesposa del personaje de Marlon Moreno y a la madre de su hijo, quien curiosamente es interpretado por Bryan, el hijo real del caleño.
El sicoanálisis la tiene feliz. Lo había practicado hasta que comenzó a participar en Las cosas secretas en CM&, y ahora decidió retomarlo de una forma menos ortodoxa, hace seis meses. “Siento que ser famosa es muy útil en ciertos casos. Con los adolescentes, por ejemplo, en vez de ser un impedimento se vuelve una herramienta. La verdad, adoro el sicoanálisis, es una manera de ver el mundo, de entender al ser humano y a la sociedad”.
HAY TEMPO PARA MÁS...Alguna vez dijiste que toda mujer tenía una magia irrepetible. ¿Cuál es la tuya?Me gusta observar y escuchar. Saber escuchar, ser perceptiva y receptiva son características mías. Y espero que mis amigos y las personas que hablan conmigo se sientan entendidos y escuchados. Pero la magia la juzga el que está afuera.
¿Cuál es la pregunta que te siguen haciendo y que ya no quieres responder más?¿Prefieres el cine, la televisión o el teatro? Dios mío, me la han hecho cincuenta o cien veces, no sé. Y siempre contesto lo mismo: depende del guion, del director y de los compañeros. Hay películas y obras ‘jartísimas’ de hacer, igual que proyectos en tele. Todo depende.
- Has aparecido en todas las publicaciones del país. ¿Qué haces con todas esas revistas?Las guardo, no las muestro mucho. Hay unas que me gustan más que otras, pues está uno a la merced del fotógrafo, pero me parece que si mis hijas o nietos quisieran verme o saber de mí… ahí están para eso. La verdad, nunca me tomo fotos, así que son mi álbum.
- ¿Se las mostrarías absolutamente todas?Todo lo que hecho, lo he hecho con orgullo. Y aunque no tengo ningún problema con el desnudo, no salgo desnuda en ninguna foto. (Marcela posó con poquísima ropa para una famosa publicación después de ser madre). Además, creo que hacer fotos es como interpretar a cualquier otro personaje.
Y yo he hecho de mujer sensual, romántica, elegante, ama de casa… Y eso es lo que les enseño a mis hijas: la mamá es la que conocen y la actriz es la que se besa con señores en televisión. Así, en el momento en que vean una escena de cama, pues se les explica que era mamá haciendo tal personaje. Esa es mi profesión; como actriz tengo un rango para interpretar inmenso y eso me encanta.
