“¿Qué hago? Maravillas, ¿Quién soy? Un ser humano”. Con esa misma simplicidad, Gloria define su relación con la moda: no se trata de comprar un vestido para una ocasión, se trata de crear las oportunidades para ponernos todo lo que nos gusta. Y de la misma manera concibe su vida más íntima, donde no hay cabida para lo excesivamente trascendental.
Además de un ojo certero para el arte, desarrolló su propia definición de estilo. Dice no vestirse según las tendencias, porque su concepción estética -la misma que no consideraría especial si las publicaciones no se lo hicieran notar-, es una mezcla de lo visto, lo vivido y lo aprendido.
Lo más curioso es que muchos pensarían que por ser una de las mujeres mejor vestidas del país, además de coleccionista de arte –aunque ella prefiere calificarse como “entusiasta por el arte” (por ser menos ostentoso)-, su clóset es un territorio atiborrado de vestidos esperando ser usados. Claro, cuidando de no cruzar esa delgada línea entre amar los objetos y acumular cosas.
“Me gustan, las valoro y respeto. Por fortuna, en mi clóset hay mucha ropa pero sé lo que tengo y todo me lo pongo. Hago muchas reuniones y comidas en la casa, y cuando veo un vestido, pienso: ‘Ve, este no me lo he puesto, lo uso ya’. Porque uno tiene que crear las oportunidades y escoger a conciencia”.
EL PESO DE UN TÍTULO“Ser natural es la más difícil de las poses”, dice parafraseando al genial escritor inglés Óscar Wilde. Y a propósito de esa verdad, es imposible no preguntarle si tiene algo de tortuoso portar ese título de “la mejor vestida”. “Como soy espontánea no le paro muchas bolas a eso, pero lo tortuoso son las fotos. Cuando la gente me dice: ‘Solo te veo en revistas’, me da una vergüenza… ¡que no se imaginan! Porque no soy nadie importante ni tengo nada para promocionar”.
Sin embargo, los medios no parecen opinar lo mismo. Por eso, además de referirse a la colección de carteras que Gloria diseñó para la marca especialista en cuero Postino, algunas publicaciones la invitan a darles recomendaciones a sus lectoras sobre arte, moda y planes para hacer.
A propósito de estas carteras, Gloria nos contó que no se complicó la vida. Eligió una línea de colores flúor, mezclados con unos pequeños insectos dorados, y las iniciales de cada comprador, que las convierte en piezas exclusivas. “En el siglo pasado, los pañuelos y las cosas de tocador llevaban las iniciales de sus dueños, un verdadero lujo. Ahora la gente prefiere llevar las iniciales de los diseñadores y tiene más familiaridad la LV (Louis Vuitton) colgando en una cartera, por ejemplo”.
EN “MUNDO SALDARRIAGA”- Les das consejos sobre arte y moda a tus lectoras. ¿Quién te da consejos a ti?Déjame pienso si pido consejos... La verdad, soy súper abierta a escuchar, pero solo a las personas que me aportan algo. Es una responsabilidad dar consejos, así que prefiero, desde mi punto de vista y mis experiencias pasadas, contar lo que me pasó y cómo lo manejé. Así que más que pedir consejos, veo las experiencias de otras personas y cómo las superaron.
- ¿Qué razón de ser tiene el arte en tu vida?Es testigo del tiempo. Es rarísimo, porque tengo otra forma estética de mirar el arte y me gusta más el contexto político y social que tiene. Tú compras una obra de arte y dentro de veinte años vas a ver qué pasaba en ese momento; no es solo cuestión de decorar.
- ¿Cuál crees que es tu sello personal?Tratar bien a las personas, a todas por igual, porque es lo más básico del mundo entero. Si uno quiere que lo traten bien, pues hay que tratar bien. Es una filosofía de vida.
- ¿Qué te hace enojar?Que las personas caminen despacio en los aeropuertos. Veo estos lugares como una competencia, como una cosa dinámica, y la gente que me hace perder tiempo me desespera.
- ¿Y qué te produce el efecto contrario?Las ocurrencias de los niños. Es importante dejarse sorprender de todo. Tener inocencia me parece divino.
¿Para qué usas las redes sociales?Para burlarme de mí misma. ¡Me fascina! Me burlo de situaciones, de frases que encuentro y no me da miedo hacerlo. Por el contrario, la paso más bueno.
- ¿Qué disfrutas cuando estás sola?Los crucigramas. Cuando se me acumula el periódico por los viajes, arranco las hojas y me pongo al día llenándolos. Ya es un vicio, no puedo ver un crucigrama sin resolver.
- ¿Cómo es la vida después de haber terminado tu galería Alcuadrado?Renuncié a la galería pero no a mis pasiones, y sigo súper involucrada con el arte, ya no de manera comercial, pero sí comprando y asesorando. Sin embargo, es muy raro definirme cuándo la gente me pregunta qué soy. Decir ‘coleccionista’, me parece demasiado ostentoso; ‘asesora’, tampoco es que sea mi súper negocio. Soy ‘entusiasta del arte’, me gusta decirles a mis amigos qué comprar, ir a las exposiciones y apoyar a los artistas colombianos.
Entonces, ¿qué haces? ¿Es una pregunta difícil de contestar?¡Horrible! Y me aterra. Esa es la peor pregunta que me pueden hacer… ¿Tú qué haces? Uno hace tantas cosas. Definirlo es muy complicado y en esta sociedad, no tener un trabajo fijo, un escritorio, oficina, jefe, huella digital y carné es rarísimo porque no te identifican.
- ¿Qué te gusta comprar en tus viajes?Traigo té, y últimamente, cremas dentales. Ese es un lujo que me parece muy fácil de darse, ¡y es tan rico! Una crema dental de Marvis, hecha en Italia, elaborada con violeta y no sé qué, en un paquete divino… entonces la compro aunque sea solo para verla en el baño.
- ¿Y a propósito, qué llevas en tu maleta?Accesorios como pañoletas y pareos, collares o joyas importantes; un par de piezas impactantes, y el resto de la ropa en negro. Eso de llevar ‘por si de pronto me invitan’ no tiene sentido, si le pasa compre allá.
- ¿Te ves llegando a viejita?Sí, claro. Y me veo muy feliz y acompañada.- ¿Le temes a la muerte?
Ya viví una muerte cercana muy intensa (la de Juan Gallo, su exmarido y socio de Alcuadrado) y ahora la entiendo perfectamente, no le tengo miedo. Porque así como unos nacen, otros se mueren y hay que reflexionar y celebrar las dos cosas.
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Carolina Soto tiene una misión: promover la donación de órganos
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