"No quiero atender la tienda de la familia", fue la decisión que tomó apenas entrando a la adolescencia Rodrigo Obregón, al ver que vivía entre dos de las más grandes instituciones culturales del país, como lo son el maestro Alejandro Obregón y Sonia Osorio, reconocida por la creación y desarrollo del Ballet Nacional.
Si bien Rodrigo logró su cometido por un buen tiempo, al tomar la sabia decisión de radicarse en Nueva York y buscarse la vida formándose como actor en un lugar donde no importaba qué apellido tenía, el destino hizo lo que quiso y ahora Rodrigo está a la defensa del legado de sus padres.
Por un lado, no baja la guardia contra los falsificadores de las obras de Alejandro Obregón y en la construcción de un museo para su padre en Cartagena. Por el otro, dirige el Ballet Nacional de Sonia Osorio, el mismo que juró de chiquillo no iba a hacerse cargo. También continúa con su Fundación Colombia Herida, que ya lleva 22 años de labores, y a la par sigue fuerte con su amor y pasión por el cine y el teatro, entre la escritura, la dirección y la actuación.
¿Cómo fue su llegada al ballet?
Nada fácil. Mi plan nunca fue dirigirlo. Lo único que sabía de chiquito es que yo no me encargaría del ballet, porque no nací para atender la tienda de la familia. Por eso me fui a los 15 años a Nueva York para actuar, donde a nadie le importaba de quién era hijo. Y eso me dio la tranquilidad de ser el artista que soy.
Pero una persona empezó a manejar muy mal el ballet y yo estaba en plena guerra contra los falsificadores de la obra de mi padre. Cuando intentamos que esa persona corrigiera, empezó a hablar mal de los Obregón y me picó el orgullo. Y entonces lo hice mío, porque todo lo que emprendo, o lo termino o termina conmigo.
Encontré un ballet dilapidado, en franca decadencia. Fue tomarlo de casi cero para levantarlo a su gloria, y siento que está en el punto en el que mi madre lo dejó.
¿Doble labor?
Yo asumí el legado de ambos padres, más mis proyectos personales. Presido la Fundación Colombia Herida, que creé hace 22 años y que apoya a las familias de militares y policías caídos-, y en el otro lado están el Ballet Nacional, la Fundación Alejandro Obregón -para crear el Museo Obregón, que va caminando-, y la Casa Cultural Sonia Osorio-Alejandro Obregón, en Puerto Colombia (Atlántico).
¿Qué fue lo primero que hizo en el ballet?
Ver que el vestuario y demás accesorios eran correctos y que la disciplina que mi madre les impuso a los artistas, muchas veces a punta de sudor y lágrimas, permaneciera dentro del ballet. El siguiente paso fue abrir nuevos espacios creativos, porque su labor no es solo perpetuar el legado de mi madre sino crear nuevos conceptos, no hacia el pasado, también viendo el presente y el futuro.
Empezamos por las danzas de raza negra; más adelante será por el lado de nuestra primera raza, la indígena, y quizá luego vendrá parte del legado europeo, el mestizo…; en realidad, todo lo que llegamos a ser.
Todo para que el país sepa que el Ballet Nacional, que ha llenado de orgullo a varias generaciones de colombianos, está mirando hacia adelante, con nuevas propuestas.
¿Y el tiempo para su arte?
Es difícil, pero hay que hacerlo. Lo mío es actuar, es hacer cine y teatro, además de dirigir y escribir. Hay que buscar hacerlo.
¿Cuál es el camino a seguir del ballet?
La meta que me he fijado en esta tarea de proteger y exaltar el legado de mi madre, y no solo por el hecho de que lo sea, es porque se trata de un patrimonio cultural del país, al ser la primera empresa cultural colombiana que viajó por el mundo con gran éxito. Imagina para la época lo que era llevarse a 28 bailarines, 12 músicos y dos toneladas de equipaje a recorrer el mundo; era toda una hazaña que debe cuidarse.
¿Y los musicales?
Si un actor dirige un ballet nacional, es lógico que termine haciendo musicales. Y desde ya estamos trabajando en algunos proyectos; vamos lento, pero con paso firme. No me voy a quedar solo en la danza, hay espectáculos musicales que me interesan mucho para poner en escena.
¿Cómo va el trabajo de su largometraje?
Estoy armando un grupo de actores naturales. Es algo difícil, de mucha paciencia, y ando en la parte más difícil, que es conseguir los recursos. Pero sentimos que los empresarios están creyendo en este proyecto, el cual tendrá las caras del pueblo colombiano.
OBREGÓN EN CINE
Rodrigo Obregón es el actor colombiano con el mayor número de películas filmadas en Hollywood: un total de 43 largometrajes. Acaba de rodar Papa, una historia sobre el escritor Ernest Hemingway, del director Bob Yari, ganador del Oscar por la película Crash.
En ella le da vida a Lukas, un general ruso que conoció a Ernest Hemingway en la Guerra Civil Española y que en el momento de la historia es un insurgente contra la tiranía Batista en Cuba.
En una carrera artística que comenzó a los 15 años de edad, actuando en los escenarios de Off Broadway en Nueva York, Rodrigo también ha actuado en filmes de Hollywood como Daño Colateral, en la que figuró al lado de Arnold Schwarzenegger, Django 2 con Franco Nero, y ha compartido escena con estrellas como Benicio del Toro, Peter Fonda, Ernest Borgnine, Stella Stevens y Donald Pleasence.
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