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Acné…; Todos podemos padecerlo

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Aunque el cambio hormonal de la adolescencia es el escenario preferido para mostrarse al mundo, cualquier persona puede presentar un caso leve, moderado o severo de acné.  No importa qué tan grave lo considere o con cuántos remedios naturales experimente, consultar a un especialista hará la diferencia.
Cuando de nuestro rostro se trata, cualquier mácula puede volverse intolerable y excesivamente tortuosa. Esto, en el adolescente, sumado al cambio hormonal originado por la despedida de la niñez, ambienta el escenario perfecto para que proliferen los odiados granitos que a veces dejan cicatrices “de por vida”.
Y el colegio –lugar donde pasan buena parte de su tiempo los adolescentes- es un lugar en el que nadie, absolutamente nadie, está a salvo cuando se trata de ver afectada su autoestima. Como si fuera un sabueso, cada uno de los compañeros está al tanto de qué puede exprimir del otro para lucrarse a punta de carcajadas.
Infortunadamente, portar la que podríamos llamar “máscara del acné” es para muchos casi “natural” y ahí están incluidos los padres, quienes simplemente no les prestan la suficiente atención a los problemas de autoestima que esa condición causa en sus hijos. Y al parecer, la evolución no ha modificado ese sentimiento, pues ahora más que nunca, sitios tan frecuentados como las redes sociales les exigen a los chicos cierto grado de belleza, de satisfacción con su propia imagen; y estos ideales no congenian con una cara que sufre acné.
Si bien la imagen apenas es una parte insignificante de lo que se es como persona, para los jóvenes de 15 años este no es un argumento alentador. Sobre todo cuando los odiados granos se roban el protagonismo en rumbas, cumpleaños o simplemente en una salida a comer con ese alguien tan especial.
Sin embargo, algunos aún creen que este mal es exclusivo de la adolescencia…; y no pueden estar más equivocados. Aunque los andrógenos producidos en esa etapa de la vida tienen gran parte de culpa en la producción de este odiado y conocido enemigo, otros factores como la contaminación, una limpieza incorrecta del rostro y dejarse llevar por periodos fuertes de estrés podrían dejar su sello en personas adultas.
Esta enfermedad es más susceptible de padecerse entre los 12 y 14 años en las mujeres, y los 14 y 16 en los hombres. Su incidencia se da, sobre todo, en la pubertad, aunque en algunos casos –un poco menos comunes- sus víctimas son adultos de 25 años en adelante. Y aunque muchas personas no le dan trascendencia (precisamente por ser una condición muy común), el acné es una enfermedad crónica que puede dejar marcas imborrables en nuestro rostro, y peor aún, en nuestra autoestima.
¿¡Por qué a mí!?
Hay varios aspectos importantes que influyen en la producción de barros y espinillas. Como ya lo dijimos, el acné es una enfermedad crónica. Esta afecta las llamadas uniones pilosebáceas, conformadas por glándulas sebáceas y unos canales denominados folículos pilosos que se extienden a lo largo de las capas de la piel.
Estas uniones se ven en mayor número en la cara, la espalda y el pecho, lugares que por lo general  tienden a “darnos la pelea” cuando el sebo (sustancia producida por las glándulas) aumenta su producción y obstruye los poros de los folículos, causando al odioso enemigo.
Otra razón que confabula para dañar la lozanía de nuestro rostro está fundamentada en los procesos de renovación de la piel que se dan a través de la pérdida de unas células conocidas como queratinocitos.
Al ser expulsadas por la epidermis, estas células se descaman generando, en algunos casos, un taponamiento en la unión pilosebácea; sobre todo si la producción de sebo está al máximo, el proceso inflamatorio comenzará su curso.
Sin embargo, tal vez la causa responsable del acné más común es una bacteria anaeróbica conocida como PROPIONIBACTERIUM ACNÉS, la cual normalmente está en la piel de todos, pero que en las personas afectadas prolifera de una forma exagerada, multiplicándose  y creciendo más de lo normal. Al pasar esto, la bacteria se deposita en el folículo piloso y dado que es una zona con muy poco oxígeno, la inflamación y las pústulas no se hacen esperar.
Un factor creciente es la proliferación de la contaminación. El polvo y otros agentes contaminantes pueden influir sobre todo en la adolescencia, pues no tener hábitos de limpieza facial adecuada puede ser un complemento desafortunado para la producción de andrógenos tan propios de esta etapa.
Por eso, en la actualidad, los esfuerzos médicos y estéticos se han unido para tratar los distintos tipos de acné, que a pesar de tener varias clasificaciones, generalmente se conocen como leve, moderado y severo.
El primero es uno de los más comunes y se caracteriza por la presencia de lesiones tipo comedone (los granos “habituales”) que se forman por la acumulación de sebo, células muertas y bacterias en los folículos. Por lo general, no presentan procesos inflamatorios y su tratamiento suele ser más sencillo.
Siguiendo la clasificación, encontramos el moderado, caracterizado por la presencia de unas lesiones tipo pápula, con pústulas  y nódulos. Aunque es doloroso, no genera tantas complicaciones como el acné severo, conocido también como acné conglobado, pues se caracteriza por la presencia de nódulos y quistes. Es el responsable de dejar la mayor parte de cicatrices.
Cuándo asistir al dermatólogo
Es claro que en la mayoría de los casos el acné no pasa de ser un motivo de vergüenza pasajero, pero la recomendación de la doctora Carina Melisa Camelo, médico cirujano general y especialista en medicina estética, es consultar al médico una vez que comience la enfermedad, por más tenue que parezca.
“Las personas con acné deben ser valoradas primero por un médico, quien será el encargado de tomar la decisión sobre el tratamiento a seguir. Generalmente, cuando se trata de un acné leve o moderado, es posible mantener un tratamiento médico estético. Por el contrario, si es más severo o con un riesgo evidente de generar cicatrices, es mejor que sea valorado por dermatología”, afirma nuestra experta.
Según la doctora Camelo, no hay un método probado para evitar el acné. La suma de posibilidades que lo pueden provocar parece ser inevitable en la mayoría de los casos. Y sobre todo para los más jóvenes, tener una puerta de escape se convierte en una fantasía inalcanzable.
Pero cuando se trata de acné en la madurez, no es menos complicado. Por el contrario, al igual que sucede en otras enfermedades, los tratamientos a cierta edad pueden llegar a ser más agresivos. “Tal vez resulte un poco más complicado por la edad; sin embargo, es necesario evaluar los factores que están predisponiendo el acné, ya que pueden ser los mismos o tener otras causas. Aun así, estos casos suelen estar más relacionados con la producción de andrógenos. Pero digamos que los tratamientos son los mismos, aunque en ellos es más fácil seguir un tratamiento antibiótico”, asegura la especialista.
Uno de los factores más comunes para que se dé este padecimiento en la adultez es ser portador de grandes dosis de estrés. Así que aunque sea una molestia difícil de prevenir, mantenerse tranquilo, no comer alimentos ricos en grasa e implementar una adecuada limpieza facial, le hará un(a) candidato(a) menos apto(a).
De todas formas, no olvidar la primera recomendación de nuestra asesora hace la diferencia. No importa qué tan insignificante nos parezca, la mejor manera de evitar complicaciones y futuras cicatrices es consultar lo antes posible.
“A veces –asegura la doctora Camelo- el paciente espera mucho tiempo para hacerlo y ahí es cuando vienen mayores complicaciones, pues se vuelve más difícil tratarlo y también prevenir las cicatrices. Aunque evitar que no salga acné es imposible, sobre todo en la adolescencia, sí es posible prevenir problemáticas más graves”.
El ABC de los tratamientos
Si bien este padecimiento se niega a dejar de atormentar a la humanidad, los avances tecnológicos se han encargado de mitigar sus efectos, y al parecer, hasta de desaparecerlos.
Aunque en los últimos 30 años se han ofrecido varias alternativas de tratamiento, el láser es el procedimiento más efectivo, especialmente cuando se trata de padecimientos leves o moderados.
De hecho, en la actualidad se puede acceder a una técnica combinada que ayuda no solo a prevenirlo sino también a desaparecer las posibles cicatrices en que derive. Al parecer, desde la primera sesión se aprecian los resultados, pero serán necesarias al menos cinco para erradicarlo completamente.
El éxito de este procedimiento radica en la generación de calor que produce dicho láser, pues este se encarga de atacar el proceso bacteriano, generando resultados excelentes y bastante rápidos. “El láser o IPL se puede usar para tratar el acné leve y moderado, y así evitar un caso más grave. Para el severo, lo recomendable es un tratamiento más integral, porque a veces no es suficiente un procedimiento externo sino que también se pueden necesitar medicamentos vía oral”.
Según nuestra asesora, a los tratamientos con láser generalmente se les acompaña con un peeling con ácido salicílico para ayudar a disminuir la producción de seborrea. También abundan los casos en los cuales se opta por una terapia biológica, tratamiento que se hace con infiltraciones de varios medicamentos en la dermis y epidermis, los cuales ayudan a combatir el proceso bacteriano del acné con excelentes resultados.
Al ser una terapia de homotoxicología, se busca neutralizar las toxinas que afectan a los seres humanos, generando un refuerzo en el organismo para que este se defienda naturalmente contra las enfermedades que lo atacan, en este caso el acné.
Al usar medicamentos alternativos, este tratamiento garantiza la salud de otros órganos comprometidos y además es un excelente complemento de la técnica con láser, pues se pueden combinar, siempre y cuando la valoración médica lo indique.
Además del nivel de acné que se sufra, las valoraciones médicas tienen en cuenta la edad del paciente y otras variables como posibles enfermedades que lo acompañen. Sobre este diagnóstico es posible que el especialista opte por recetarle también medicamentos como antibióticos o antiandrogénicos.
“El uso de antibióticos está aprobado, pero hay que saber en qué momento es oportuno usarlos. Sobre todo se utilizan en el acné severo, pero es necesario analizar el caso particular, pues a veces en el moderado también son muy útiles. Así mismo, se pueden usar antiandrogénicos, como la ciclosterona. Estos disminuyen los andrógenos y están presentes en algunos anticonceptivos, pero también es clave evaluar el caso, porque no para todos se utiliza”, agrega la especialista.
La ‘verdad’ sobre la alimentación
Aunque desde la época de las abuelas se pensó que la producción de barros y espinillas era una consecuencia directa del consumo de alimentos como el chocolate y los embutidos, lo cierto es que al día de hoy es un tema que sigue generando controversia entre los dermatólogos y otros especialistas.
Lo cierto es que no existe ningún estudio concluyente sobre el tema, pues a pesar de que las recomendaciones médicas hablan de evitar alimentos grasosos, estos no se pueden señalar como una causa directa del acné.
La razón que aducen algunos expertos es que la grasa ingerida en la dieta no se acumula directamente en las glándulas sebáceas. Pero lo que sí apoyan muchos, es que pasarse de la raya con alimentos de este tipo puede hacer más frecuente la producción de granos.
“Generalmente –asegura la asesora- se les recomienda a los pacientes no consumir alimentos ricos en grasa, pero no hay algo concluyente con respecto a la dieta, pues  los factores más influyentes para padecer acné son la genética y la parte hormonal”.
Y como es de esperarse, las recomendaciones médicas también van en contravía del uso de remedios naturales. Para la doctora Carina, aconsejar un tratamiento casero es contraproducente, no solo porque no se ha probado la eficacia de algunos de estos, sino porque en algunos casos pueden empeorar esa condición.
“No conozco algo realmente concluyente ni comprobado. Lo más natural que hay es la terapia de homotoxicología, porque se apoya en medicamentos de terapias alternativas que no repercuten en otros órganos y cuyos efectos son muy buenos. La recomendación a los pacientes es que no usen ningún remedio casero, por lo menos sin consultar al médico, pues muchas veces o no funciona o lo que hace es empeorar el acné. Y aunque este no es una enfermedad mortal, sí genera un impacto muy  fuerte en el ámbito social del paciente”.
Asesoría: Doctora Carina Melisa Camelo, médico cirujano general y especialista en Medicina Estética de la Clínica Láser L’Mar. www.lmarlaser.com

El 85 por cientos de los jóvenes tienen acné y la razón es el cambio hormonal que se afronta en la pubertad.
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Tratar el acné en casa sin orientación médica puede ser contraproducente, pues en muchos casos tiene peores consecuencias.
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