Para comenzar este año recargados y con la frescura que proporcionan las caras nuevas, qué mejor que inaugurar nuestras portadas de 2013 con Vanessa Peláez. Lleva un año en televisión, pero ha sido la imagen de incontables marcas nacionales y extranjeras a lo largo de sus diez años como modelo.
Sí, a pesar de haberse graduado como Comunicadora Social y Periodista en la Universidad Pontificia Bolivariana hace cinco años, entrar al mundo de la pantalla chica solo “le sonó” hasta hace poco. Después de rechazar varias propuestas de canales regionales, conoció a quien considera su padrino en televisión nacional, Iván Lalinde (presentador de El precio es correcto).
Se encontraron en Islas del Rosario en 2007, cuando ella posaba para el calendario de Cromos y él era el reportero encargado de cubrir el backstage. Se hicieron amigos e intercambiaron teléfonos. Pasaron los años y el presentador la llamó para contarle sobre un casting que iban a hacer en Caracol. Ella se rehusaba, pues consideraba que no tenía la preparación suficiente. Sin embargo, Iván insistía en ella lo haría bien.
Finalmente, Vanessa presentó la prueba. No la pasó. Un tiempo después la invitaron a presentar el especial de los 40 años de Sábados Felices. Le contaron sobre el cambio que estaban planeando y, como dicen por ahí, “midieron de qué estaba hecha”.
“Me tiré al agua porque todos los ‘tesos’ que ha tenido el programa -Jota Mario Valencia, Alfonso lizarazo, Hernán Orjuela…; todos-, estaban viendo cómo lo hacía…; y yo, ¡llena de terror! Además, cuando llegué pensé que íbamos a hablar de mi carrera y trayectoria. Pero me dieron un libreto de presentadora y me dijeron: ‘Vas a decir esto y esto’. Y yo: ‘¡¿qué?!’
Ni sé cómo salí al aire y sin embargo a la gente le encantó. Así que finalmente me llamaron a preguntarme si quería quedarme. Firmamos un contrato por un año, el cual ya renovamos”.
Este tradicional programa le da dos posibilidades a Vanessa que, por el momento, le proporcionan tranquilidad y felicidad. La primera, porque puede seguir viviendo en Medellín, y por ende, continuar cumpliendo su agenda como modelo, una profesión en la cual es muy solicitada.
La segunda le permite aprender de la mano de un equipo tan bien acoplado como una familia; con personas con más de 30 años de experiencia en televisión y bajo la batuta de Humberto Rodríguez, ‘El Gato’, un profesional fogueado en el medio.
“Al principio me dio temor, pero todos son encantadores conmigo. Me río todo el tiempo, es como una terapia deliciosa, disfruto cada grabación. ‘El Gato’ me da muchos consejos y es súper buen compañero. Por otra parte –continúa Vanessa-, a la gente le ha gustado mi desempeño. Por eso estoy estudiando presentación de televisión. No dejaría Sábados Felices por ahora, estoy agradecida porque me dieron la oportunidad y lo veo como una escuela. Yo creo que este año vienen cosas muy buenas en televisión”.
Pronto se radicará en la capital del país, pues dentro de los planes del canal, seguramente está incluirla en un programa con más ediciones semanales. No obstante, aún está analizando propuestas.
“Creo que es hora de dedicarle más tiempo a la televisión. Muchas veces me ofrecieron proyectos en canales regionales, pero no tenía tiempo porque estaba modelando y pensaba que cuando hiciera televisión quería hacerla a nivel nacional, y mira, lo que uno se propone lo logra”.
Modelo…; porque la vida lo quiso así
Al preguntarle a esta paisa por el número de campañas que pesan sobre su belleza actualmente, vemos un abanico de tantas marcas, que no las podemos transcribir todas. Leonisa, Haby, Avon y Kibys, son apenas una muestra de su ajetreada agenda.
Pero esta carrera no comenzó para ella como para la mayoría. Su madre se ha dedicado a las ventas por catálogo toda la vida, y en medio del gremio, sus jefes y amigas siempre le pedían ‘prestada’ a Vanessa para las fotos.
A los ocho años de edad ya había posado para un par de campañas y sus fotos no se exhibían, como las de todas las niñas, en el álbum familiar; ya todos estaban acostumbrados a verla en enormes vallas publicitarias.
Pero cuando estaba en el colegio, a su mamá no le hacía mucha gracia el tema de sacarla de clase para estar haciendo fotos. Desde entonces le insistiría para que priorizara sus estudios sobre el modelaje.
“Cuando salí del colegio se me presentaron muchas oportunidades, pero mis papás insistieron en que debía tener una profesión. Así que empecé a estudiar Comunicación Social en la Pontificia Bolivariana, al tiempo que lo alternaba con el modelaje”, recuerda Vanessa.
Sus padres no solo fueron determinantes para su paso por la universidad. La lucha más difícil la emprendieron desde que era una niña, pues les asustaba que su hija se subiera “en la nube de la más linda”. Gracias a ellos siempre vio el modelaje como un trabajo más, y a sus atributos como algo muy normal en una región (la antioqueña) que estaba llena de mujeres hermosas.
“He tenido los pies en la tierra, nunca he estado en otro planeta o realidad. A mis papás les daba rabia que todos me dijeran que era la más linda. Entonces mi mamá, tratando de que no me elevara a una nube, me decía: ‘Niñas lindas hay en todas partes, ¿tú por qué te vas a diferenciar?’. Así que aprendí a vivir con eso. Además, nunca busqué el modelaje, fue al contrario”.
Un calendario muy social
Una de las mejores formas de admirar la belleza de Vanessa es comprar el Calendario 2013, Galápagos, un proyecto al cual se vinculó en compañía de otras supermodelos, bajo la batuta del fotógrafo Germán Velásquez.
Natalia Paris, Luisa Raigoza, Mara Roldán, Kata Otálvaro, Cristina Machado y Vanessa se embarcaron en un viaje a las islas Galápagos, motivadas por una noble causa: la Fundación Colombia Joven.
“El calendario está desde diciembre del año pasado en todos los supermercados de cadena y ha sido todo un éxito, afortunadamente. Lo hicimos para la Fundación Colombia joven, la cual lidera la reconstrucción de los comedores comunitarios que se dañaron con el invierno. ¡Así que apóyenlo, porque es para una causa muy bonita!”.

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