Varios son los mitos que rodean el tema del dolor humano. Tras años de investigaciones, la ciencia médica sigue avanzando al servicio de fármacos como los analgésicos. El arginato de ibuprofeno, por ejemplo, es uno de los últimos hallazgos, pues esta molécula reduce el tiempo de absorción de 40 a 10 minutos, lo que le permite aliviar cualquier malestar más rápidamente.
Volviendo a la desinformación que circula sobre el dolor, invitamos al médico español Manuel J. Rodríguez, presidente de la Sociedad Española del Dolor de 2002 a 2008, para que nos aclarara los principales interrogantes sobre esa especialidad.
- Fisiológicamente, ¿qué hace que sintamos dolor?
Las sensaciones son estímulos que pueden ser agradables, como un beso o una caricia, pero también desagradables, como un golpe. Estos hacen que unos receptores en la piel se activen y conduzcan la sensación hasta la médula, que luego la envía al cerebro, encargado de darnos una señal de alarma para que, por ejemplo, retiremos la mano del fuego si nos estamos quemando. Pero si esa sensación es perpetua, entonces se vuelve crónica y origina lo que definimos como dolor.
- ¿Qué tipos de dolores hay?
Hay tres clasificaciones. La primera y más fácil es según el tiempo que se prolongue: si dura menos de tres meses es agudo y si dura más de tres, es crónico. La segunda es según la etiología (causas), en la cual se determina el dolor oncológico asociado a una lesión en los tejidos (como el cáncer) y no oncológico, que a su vez se divide en nociceptivo, neuropático y mixto.
El primero es producido por un estímulo periférico (una quemadura). El segundo, es el dolor secundario a una lesión o una disfunción del sistema nervioso central (un trauma después de una intervención quirúrgica). Y por último, está el mixto, que es una combinación de los dos.
- ¿Hay personas más susceptibles al dolor que otras?
Así como hay personas que tienen asma y otras no, pues hay quienes tienen umbrales del dolor más altos que otros. Eso existe e influye mucho en la personalidad y en la forma de encarar los problemas, aunque no hay evidencia científica de que esto ocurra químicamente.
- ¿Cuáles son las enfermedades más dolorosas y cuáles las que aquejan con mayor frecuencia?
Gracias a Dios las más dolorosas no son las que aquejan con mayor frecuencia porque los problemas más comunes son los musculo-esqueléticos, los que afectan la columna vertebral y las articulaciones (como problemas degenerativos e inflamatorios). Sin embargo, los de peor tratamiento son los neuropáticos, en los que hay una lesión del sistema nervioso y los circuitos eléctricos no funcionan: eso es lo mas problemático de solucionar.
- ¿Los hombres y mujeres tienen predisposiciones diferentes a las enfermedades?
La mujer, a partir de la menopausia, deja de producir estrógeno y por eso los problemas degenerativos aumentan, lo mismo que la osteoporosis. También es propensa a sufrir de las rodillas, son casi su ‘talón de Aquiles’.
El hombre está predispuesto generalmente al dolor musculo- esquelético, sobre todo de la parte más baja de la espalda, la cintura y los músculos lumbares.
Mitos y medicamentos
- ¿Los analgésicos pueden generar adicción o efectos secundarios?
Desde el 1986, la Organización Mundial de la Salud estableció la ‘escalera analgésica’, que divide el tratamiento en tres, según la intensidad del dolor. En el primero están los analgésicos antiinflamatorios y periféricos como el acetaminofén. Estos tienen ‘techo terapéutico’, que quiere decir que si la dosis necesaria son tres gramos, aunque se tome nueve lo único que se logra es que los efectos secundarios aparezcan (efectos gastrolesivos, renales y dermatológicos), pero no producen adicción.
En el segundo escalón se encuentra el tramadol, que ya tiene un efecto opioide pero muy bajito. Y en el tercero están los de efecto opioide intenso; éstos, al bloquear receptores a nivel de médula y de cerebro, pueden producir adicción y además tolerancia, es decir que la dosis que necesito hoy para controlar el dolor, dentro de un año va a ser mayor.
- ¿Y cómo se manejan estos del tercer escalón para evitar que eso pase?
Como la dependencia es física y no psíquica, se debe comenzar por dosis bajas hasta llegar a un nivel donde el paciente sienta un alivio adecuado, sin que aparezcan efectos secundarios. Y si quiero retirarlos, debo hacerlo gradualmente; nunca puedo de golpe pedirle al paciente que los deje. Si le digo eso, le va a aparecer un síndrome de abstinencia.
En cuanto a los del primer escalón, es difícil que sean potencialmente peligrosos, precisamente porque los pacientes que se automedican utilizan fármacos como antiinflamatorios y analgésicos periféricos. Es un mito que se gane tolerancia a ellos y se genere dependencia, porque los fármacos, al tener ‘techo’, tienen una vida media activa. Si yo me tomo ahora un ibuprofeno, dentro de ocho horas mi torrente sanguíneo está a cero, y si me tomo cinco al tiempo, lo único que puedo conseguir es que me aparezcan problemas gástricos. En España, la automedicación en pacientes con dolores crónicos es del 30 por ciento, es imposible manejarla.
- ¿Qué otros mitos existen?
La mayoría están alrededor de los opioides, sobre todo para familiares y algunos médicos, quienes opinan que usarlos en un dolor que no sea oncológico lo único que produce es adicción. ¡Ese es un mito! Otras personas creen que cierto tipo de dolores no se pueden controlar, entonces les resulta lo mismo ir o no al médico.
Hay un tercer mito en el cual influye muchísimo el carácter religioso; hay un sentimiento de resignación y aceptación del dolor para que la otra vida sea mejor. Y la verdad es que los opioides bien manejados no se convierten en adicciones psíquicas, la mayoría de los dolores se pueden controlar o disminuir, y dudo mucho que a Dios le guste que nosotros tengamos dolor…;
- ¿Cuáles son los últimos avances para combatir el dolor?
Yo me dedico al tema desde los ochenta y en estos últimos tiempos ha cambiado el enfoque y el arsenal terapéutico, sobre todo del primer y tercer escalón. En el primero han salido antiinflamatorios que tienen menos efectos gástricos y además se ha logrado aumentar la rapidez de la absorción a través de la arginina, que es un aminoácido sintetizador de óxido nítrico, el cual actúa sobre la mucosa gástrica haciendo que la absorción sea más rápida.


