En un mundo global, la fusión de culturas es habitual. Así, en esta temporada Primavera-Verano, el exotismo y sofisticación de Oriente se instalan en las colecciones de moda para vestir a la mujer como una geisha, con minivestidos de gasa, pantalones estampados en seda natural, kimonos y chaquetas de seda.
Precisamente, la magia de las geishas se representa en el kimono, prenda que en función de la edad, el estado civil y el acto al que se acude, se debe de elegir entre uno y otro modelo, siempre acorde con los geta -zuecos de madera-, los tabi -calcetines que separan al dedo pulgar del resto-, y por supuesto, el maquillaje.
Lo que está claro es que Oriente triunfa y diseñadores como Marc Jacobs, para la firma Louis Vuitton, Dries Van Noten, Alexander Wang y Giorgio Armani hacen un guiño a la cultura china y a la japonesa, al mismo tiempo que rinden un homenaje a los diseñadores Kenzo y Miyake.
Las propuestas
Los estampados de la porcelana china están presentes en pantalones, vestidos y camisas que presentan modistos como Rodarte, Emilio Pucci, Giambatista Valli, Dries Van Noten y Carolina Herrena, algunos de ellos adornados con grandes orquídeas, motivos florales y animales sobre fondos blancos, negros y lilas y rosas.
La máxima expresión del lujo oriental lo propone Louis Vuitton con sedas exquisitas, explosivos estampados florales sobre patrones soberbios repletos de reminiscencias japonesas. Más sexys y sofisticadas son las propuestas de la firma John Galliano, que se presentan brillantes y con detalles de pedrería.
La versión más sobria del estilo oriental llega con las propuestas de los diseñadores Calvin Klein, Céline, Giambattista Valli, Loewe y Armani. En sus creaciones llaman la atención los patrones marcados, sobrefaldas, pantalones anchos y amplios, así como mangas japonesas y fajines que sirven para destacar la cintura.
Si se apuesta por la filosofía zen, los modelos a elegir obedecen al minimalismo más exquisito, donde el blanco inmaculado, las líneas puras y los patrones desprovistos de accesorios marcan la estética oriental más espiritual y recatada.
Los artífices
Pero esta tendencia no llega exclusivamente de la mano de marcas y costureros conocidos, también del talento de una nueva generación de diseñadores con sangre china y japonesa que arrasan en las pasarelas de Nueva York y París.
Diseñadores que en alguna ocasión han observado el talento de Yamamoto, Ana Sui o Peter Som, además del de Poiret, modisto francés que revolucionó la moda durante el siglo XX y que liberó a la mujer del corsé y le otorgó la libertad en el vestir, precisamente con modelos de estilo oriental.
Y costureros como Joseph Altuzarra, que con su primera colección en Nueva York en 2009 se convirtió en el niño bonito de la moda americana. La cantante Alicia Keys es seguidora de sus sugerentes diseños con hombros marcados y cintura acentuada.
Los orientales Jason Wu (uno de los diseñadores favoritos de la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obana), Richard Chai y Alexander Wang fueron premiados en la categoría de diseñadores emergentes en los últimos premios CFDA Fashion Awards. Para Wang, que protagoniza los diseños más transgresores, sexys y urbanos, el estilo se demuestra todos los días, no solo cuando se acude a un evento muy importante.
También las modelos
Y como no podía ser de otra manera, la fiebre amarilla también se ha instaurado en las maniquíes, que hoy se codean con total naturalidad con las top brasileñas, rusas y alemanas. En la actualidad, no hay diseñador que no incluya entre sus modelos a alguna belleza oriental.
Modelos japonesas, chinas y coreanas como Ai Tominaga, Fei Fei Sun, Liu Wen Shu Pei Quin y Due Juan participan en prestigiosos desfiles y son imágenes de campañas de publicidad de firmas tan relevantes como Roberto Cavalli, Giorgio Armani, Yves Saint Laurent y Gucci.
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