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Canapote, el barrio que lucha por mantener su historia y sus tradiciones

La historicidad que Cartagena de Indias conserva todavía en sus barrios es un bálsamo que permite rescatar lo mejor de la cultura tradicional popular.

Canapote, el barrio que lucha por mantener su historia y sus tradiciones

Rodrigo, Wilfrido, Wilmer, Luisa y Carmelo buscan rescatar las tradiciones que guardan en su memoria. //Julio Castaño- EU.

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No hubo escape. A los habitantes de Pekín, Boquetillo y Pueblo Nuevo les pusieron un camión frente a las puertas de sus viviendas para que se marcharan. Ese desalojo de pescadores, artesanos, zapateros, carpinteros y empleadas domésticas que vivían y convivían adosados en la muralla de la Marina, ese tramo comprendido entre el Espigón de la Tenaza y el baluarte de Santo Domingo, frente al Mar Caribe, se conserva fresco en la memoria de Wilmer Martínez, Wilfrido Mendoza y Carmelo Díaz, hijos de los ‘sobrevivientes’ de aquel traslado que terminó con la fundación de lo que hoy es el barrio Canapote.

Y es que estos barrios, constituidos a finales del siglo XIX en la Cartagena de Indias que hoy se vende como destino turístico en las mejores revistas del mundo, guardan no solo una historia, sino una serie de tradiciones, costumbres y creencias que luchan por mantenerse a flote. Lea también: La época en la que el Centro Histórico fue “hogar de pobres”

“En Pekín y en Pueblo Nuevo, por ejemplo, encontrabas casas de dos pisos, bien edificadas, con portones y paredes con arquitectura republicana que era propia de la época. Y sí, efectivamente, fue un desalojo lo que hicieron. A las personas les ponían el camión en la puerta y les entregaban el dinero en efectivo para que se fueran”, recuerda Carmelo Díaz, residente en Canapote.

El investigador Orlando Deavila Pertuz, doctor en Historia de América Latina e investigador del Instituto Internacional de Estudios del Caribe de la Universidad de Cartagena, explicó en su intervención en la tertulia “Murallando”, de la Escuela Taller Cartagena de Indias, que la erradicación y salida de estos barrios adosados a la muralla obedeció a la proyección y posterior construcción de la avenida Santander.

“Lo dramático o irónico es que la avenida Santander no se construyó sino hasta después de la salida de los barrios. Es decir, toda una prisa para sacar los barrios porque se iba a construir la avenida Santander y se demoró 30 años en ser construida. Entonces, claro, había otros intereses por medio en el discurso”, sostuvo Deavila Pertuz.

En la memoria de estos tres habitantes se conservan los relatos de aquellos parientes que llegaron hasta Canapote con costumbres y tradiciones tan arraigadas que los hijos y familiares de aquellos primeros habitantes luchan por conservar y revitalizar.

“Los habitantes en Pekín, Boquetillo y Pueblo Nuevo conservaban tradiciones muy de la vida de barrio, tales como los juegos de azar, dominó, ludo... la música siempre estaba presente. Los fines de semana se hacían juegos deportivos y sancochos, tal y como pasa hoy en día”, cuenta Carmelo.

Los habitantes en Pekín, Boquetillo y Pueblo Nuevo conservaban tradiciones muy de la vida de barrio, tales como los juegos de azar, dominó, ludo... la música siempre estaba presente”.

Carmelo Díaz.

“Yo, cuando paso por la muralla, digo: ‘Nojoda, aquí vivieron mis abuelos’, y así también digo cuando paso por Getsemaní, porque sé que por mis venas corre sangre getsemanicense, eso es sentido de pertenencia y por eso es importante conocer la historia de tu barrio”, expresa Wilmer.

La Cruz de Mayo

Para quien haya cruzado docenas de veces por la vía principal del barrio Canapote, la Cruz de Mayo no le es esquiva. Este símbolo, que alude a una tradición de negros tamboreros que danzaban junto a una inmensa cruz de madera en el desaparecido barrio Pekín, hoy también es símbolo de los canapoteros. De acuerdo con los relatos orales que se conservan, la cruz fue traída a Canapote por Carlina Dalmau, una de las fundadoras de este popular barrio y cada 3 de mayo festejaban con música y juegos junto a esta cruz.

“Una de las líderes de la época, Mercedes Terán, hizo honores a María de la Cruz, que fue la mujer que puso la cruz en Pekín. Entonces, cada 3 de mayo había fiesta y celebración en el barrio. Desafortunadamente, esta tradición se está perdiendo pero ya estamos trabajando con la Junta de Acción Comunal para rescatarla”, sostiene Wilfrido Mendoza.

Hoy la Cruz de Mayo luce una placa en la que se lee: “Homenaje de gratitud a la señora María de la Cruz de Ávila, fundadora del barrio Pekín, en las bodas de oro de esta fundación en el año de 1885, su nieta agradecida Mercedes Terán (mayo 3 de 1935)”. Los canapoteros desean que este tipo de tradiciones no sean propias del barrio sino también de toda Cartagena. “La ciudad debería conocer todas estas tradiciones que se hacían en esos barrios y mantenerlos, porque hace parte de nuestra historia, es apropiación cultural”, expreso Rodrigo Alfaro, historiador y habitante de Canapote.

La exposición

Si desea conocer más sobre los barrios que estuvieron adosados a las murallas de Cartagena, la Escuela Taller Cartagena de Indias mantiene abierta al público en el baluarte de San Ignacio de Loyola la exposición ‘Cartagena antemural. De la escarpa al olvido’, una obra compuesta por catorce ilustraciones que revelan los fenómenos culturales acontecidos en los barrios Boquetillo, Pekín y Pueblo Nuevo.

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