No solo es cuestión de que comiencen con la letra S y que terminen con la D, pues la conexión entre santidad, sanidad y salud es lo bastante profusa desde tiempos inmemoriales. Es una relación que emanó desde que Ulrico de Augsburgo (hoy una ciudad en Alemania) fue exaltado como el primer santo por el Papa Juan XV, tras la Iglesia Católica establecer el proceso de canonización tal cual se conoce hoy día.
San Ulrico siempre batalló con los embates de una delicada salud y por décadas defendió a sus feligreses con cuidados hospitalarios y alimenticios, de las hordas húngaras que de invadir, como pretendían, vastos territorios del Sacro Imperio Germánico hubiesen puesto al cristianismo en la hoguera. (Le puede interesar: Más de 50.000 ucranianos han huido desde el inicio de la invasión rusa)
¿A qué se debe?
Tras asentarse la influencia, a través de los tiempos, de la religión y el trabajo de sacerdotes y monjas como adalides de la prestación de la salud, las personas que no tenían con qué solventar su acceso a la sanidad encontraron en la caridad de las misiones religiosas un salvavidas. Un altruismo sagrado que viene desde el siglo XVI. Eso derivó en el surgimiento de hospitales y clínicas con nombres de santos, en su mayoría. (Le puede interesar: La higiene de manos puede evitar la transmisión del 80 % de infecciones)
En 1564, Colombia, el arzobispo fray Juan de los Barrios y Toledo fundó el Hospital de San Pedro en Bogotá. En 1630, el rey de España, Felipe II, encomendó a la orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios para que se hicieran cargo del recinto, por lo que en 1723 se reinaugura como Hospital de San Juan de Dios. Una institución que por cuatro siglos sirvió de escuela para los médicos de la Universidad Nacional y un emblema de la salud nacional; pero que por la desidia gubernamental pereció entre el moho, el verdín y la desolación. Una locación mortuoria que ni para set de películas de terror es utilizada.
Del Modelo Higienista a la discusión
El tema de la salud en Colombia siempre ha provocado tensiones con respecto al manejo que se le debe dar, si privada o pública, si subsidiada o prepagada, si es mala o es buena; pero más allá de la polarización cabe resaltar que en muchos escenarios internacionales nuestro sistema es catalogado como un referente en la prestación.
Sin embargo, este sistema no siempre funcionó de esta manera. Los inicios del llamado sistema de salud en 1886, periodo en el que se llegó a hablar por primera vez y en un plano formal sobre un procedimiento estructurado de sanidad en Colombia, se dan con la inclusión en la Constitución del Modelo Higienista, enfocado en acciones sanitarias públicas y en el ámbito privado, ya sea preventivo o curativo. (Le puede interesar: 5 malos hábitos de higiene)
La salud en este nuevo modelo implementado por la Constitución cubría principalmente al sector privado o a quien pudiera pagarla, manifiesta Carlos Francisco Hernández, médico cirujano y periodista en la sección de salud de la casa editorial El Tiempo; no obstante, el sector público se veía obligado a recibir el servicio de manera caritativa, tal como era en la Inglaterra del siglo XIX, antes de implementarse este modelo. La expectativa de vida en la población de ese país era mínima debido a los problemas de higiene y saneamiento ambiental que se presentaban en aquella época. A continuación una línea temporal:

1946
En este año se inaugura el Instituto Colombiano del Seguro Social, una entidad encargada de entregar atención médica a trabajadores formales y privados. Consistía en un Modelo Tripartita en el que el bienestar social era responsabilidad de todos; similar al Modelo Bismarck de Alemania creado por el primer ministro alemán Otto Von Bismarck.
1950 y 1960
Las cajas de compensación familiar también jugaron un papel importante después de su aparición entre 1950 y 1960, las cuales, según Julio Castellanos, director general del Hospital Universitario San Ignacio de Bogotá, antes tenían la particularidad de no incluir cobertura familiar al momento de ser cajas de previsión, únicamente cubría al trabajador, la pareja en estado de gestación y bebés de hasta un año de edad. Actualmente, cumplen con el objetivo de compensar y brindar protección a las familias. Aunque también existía aquella población que no tenia trabajo y no podían pertenecer al seguro social ni a cajas de previsión, de aquí parte el desarrollo del régimen subsidiado.
Y aquí vuelve la conexión entre cristianismo y salud, pues este sistema consistía básicamente en una red de hospitales bajo la dirección de religiosos. Aquí atendían a los habitantes sin cobertura o carentes de seguridad social, lo que eventualmente ocasionó que estos centros médicos empezaran a tener problemas de presupuesto al acoger pacientes solo con dinero que recibían del Estado; esto explica Fernández.
Sin embargo, la directora ejecutiva de Gestarsalud, Carmen Eugenia Dávila, cuenta que a los hospitales se les asignaban presupuestos históricos para comprar insumos, pagar servicios a trabajadores y tener vía libre para atender a la gente sin seguridad social formal. Una vez acabado el presupuesto y los hospitales se quedaban sin recursos para la atención en el noveno mes del año conocido como “Septiembre Negro” estos, se acercaban al Ministerio de Salud para pedir más, recibiendo una negativa.
1970
Para contrarrestar estos problemas en que estaban sometidos los hospitales anualmente, se crea el Sistema Nacional de la Salud, el cual se basa en la entrega de subsidios a los diferentes estratos sociales de la población por parte del estado; utilizando así las Secretarías de Salud caracterizadas por promover el Subsidio a la Oferta. Este consistió en subsidiar directamente las instituciones del área de la salud, en este caso a hospitales. Pero este proceso abarcaba solo al sector público, exclusivamente a centros, puestos de salud, secretarias de salud, hospitales públicos y demás entidades que dependían del gobierno.
1990
Al principio de los 90 se fueron consolidando desde el plano administrativo, los anteriormente mencionados, niveles de atención y grados de complejidad. Esto gracias a la ley 10 de 1990 que se categoriza principalmente en tres escalas: 1. Puestos de salud, 2. Centro de especialidades y 3. Unidades de alta especialidad; siendo el Hospital de San Juan de Dios, ocupante del nivel 2 y 3 en la escala de atención. (Le puede interesar: Encuesta: ¿Qué piensan los colombianos del sistema de salud y las EPS?)
1991-1992
Durante inicios de esta misma década y concluyendo con las voces del país, se consolida finalmente en el plano constitucional dos artículos de la ley 10, refiriéndose a la seguridad social: articulo 48 y 49 de la Constitución de 1991 que dice: “La Seguridad Social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley”.
Actualmente Colombia atraviesa tiempos de cambio, después de atravesar por distintos sistemas de salud, modelos y variaciones de la misma a lo largo de los años, ahora nos encontramos frente a nuevas formas de gobierno y ante uno de los capítulos con mayor incidencia en el país: la Reforma a la Salud.
1. Los recursos públicos de la salud serán administrados por el Estado para garantizar el derecho de toda la ciudadanía.
2. Fundamentar en el sistema la atención primaria en salud.
3. Consolidar un régimen especial laboral para trabajadores y trabajadoras de la salud.
4. Ampliar con políticas públicas en torno al agua, medio ambiente, cultura y soberanía alimentaria, la atención en salud.
5. Construir un sistema público de información en línea para garantizar la transparencia de los recursos.