No existe nada más fuerte que los lazos familiares. Tal pensamiento dio origen a la historia de una familia colombiana, cuyos miembros, tras verse orillados a tomar diferentes caminos en el pasado, construyeron una oportunidad para dar vida al sueño de reunirse una vez más. Lea: Crónica Judicial: El drama de una familia en Cartagena por un absurdo crimen
Un pasado que recordar
Manuel Mendoza Rojas, padre y abuelo de la familia, al ser el mayor de sus hermanos, tuvo que asumir el mando sobre todos los bienes de la familia, asentada por aquel entonces en Santa Cruz de Mompox, tras el asesinato de su padre. Pero una misión de tal importancia pronto lo condujo por un camino en el que conoció su verdadero ser. Unos años de depresión, acompañado solo por las alegrías que se hallan en el fondo de una copa, bastaron para que Manuel abrazara la esencia de la poesía y el arte que llevaba en sus venas. Fue entonces cuando conoció a la que se convertiría en su esposa y madre de sus hijos, Filomena Obregón Acuña, una cantautora que encaminó la vida de Manuel en torno al amor por la familia y las artes.
El hogar es familia
Su unión trajo al mundo a seis hijos, tres varones y tres mujeres. Marco Tulio, Néstor Manuel, Federico Enrique, Gledys Éster, Elcy Cenaida y Nurys Isabel Mendoza Obregón. Tras dejar Santa Cruz de Mompox, la ahora familia Mendoza Obregón inició un viaje en busca de su hogar permanente. Y, luego de haber vivido diferentes pueblos aledaños al río Magdalena, Magangué fue finalmente el destino elegido donde construirían su futuro. Pero, de la forma más inesperada, el destino dio a la familia Mendoza una muestra de los difíciles caminos a los que puede ser llevada una vida.
Una dolorosa separación
En la década de los 80, la familia Mendoza Obregón se encontraba establecida en una zona asediada por la guerrilla. Sabiéndose amenazados, y sin oportunidad alguna de quedarse con lo que habían construido, se vieron obligados a migrar, tomando diferentes rumbos que llevaron a cada miembro a crear una vida lejos de su verdadero hogar.
Estando en tan difícil situación, la única alternativa que los padres vieron posible para preservar el futuro de sus hijos fue enviarlos a diferentes ciudades del país, teniendo como principal destino Bogotá. Las primeras en partir fueron las hermanas mayores, Elcy Cenaida y Gledys Éster, seguidas por la hija menor de la familia, Nurys Isabel, quien se dedicó a estudiar arte dramático. Tras años de formación en la capital, cada una de las hermanas tomó su rumbo hacia una vida mejor, siempre teniendo a Cartagena como un lugar de reencuentro personal y familiar.

El gran reencuentro
Más de 30 años después, el proceso de reconectar a la familia fue relativamente sencillo. Y tras el período de tiempo la pandemia en Colombia vivido entre 2020 y el presente, los lazos de la familia Mendoza Obregón se fortalecieron gracias a su interacción en el mundo digital. Luego de mucha planeación en línea, finalmente la familia pactó que su gran reencuentro sería celebrado desde el 20 hasta el 24 de enero de 2023.
Días inolvidables
Llegado el día pactado, un sentimiento de calidez se sintió a lo largo y ancho de las playas de La Boquilla con la llegada de todos los miembros de la familia Mendoza Obregón, quienes se instalaron en la casa-hotel administrada por Nurys, la hermana menor de la familia. En el segundo día, la familia se movilizó a Arroyo de Piedra. Allí fue celebrada una misa con motivo del reencuentro. Así mismo, la celebración giró en torno a los 93 años de Manuel Mendoza, abuelo de la familia.
Para el tercer día, un plan nació de la nada: varios miembros de la familia se dispusieron a celebrar un ‘Carnaval de Barranquilla familiar’. La maicena voló, y la música de festejo alegró la tarde en La Boquilla. Y así, llegó el cuarto día del gran reencuentro. La última gran celebración, una despedida para Elcy Cenaida, la hermana mayor, en un recorrido en barco por la bahía, siendo este el cierre para cuatro días inolvidables.