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Conozca al hombre que guardó los tesoros de Álvaro Cepeda Samudio

Fabio Rodríguez Amaya, el hombre que cumplió la última voluntad de Jacques Gilard, revela hallazgos de Álvaro Cepeda Samudio.

Conozca al hombre que guardó los tesoros de Álvaro Cepeda Samudio

Entrevista al escritor investigador y catedrático de Bélgica, Fabio Rodriguez Amaya. // Foto: Julio Castaño Beltrán - El universal.

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Fabio Rodríguez Amaya es un guardián de milagros. Poco antes de morir, en 2008, el escritor e investigador literario francés Jacques Gilard, le encomendó al escritor colombiano Fabio Rodríguez Amaya (Bogotá, 1950), culminar tres tareas. Una. La edición crítica de la obra total del escritor Álvaro Cepeda Samudio. Dos. Publicar la novela inédita ‘El tiempo de las Amazonas’, de la narradora colombiana Marvel Moreno. Tres. Trabajar sobre la obra de Johaima Abdala-Mesa. Lea aquí: Fabio Rodríguez disertará sobre ‘Editar a Álvaro Cepeda Samudio’

“Colombia le debe a Jacques Gilard el mayor estudio de la literatura y la cultura del país. De la obra periodística y literaria de Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Marvel Moreno, entre otros. Él inició el debate identitario para una mejor comprensión de la república criolla. Era un hombre gigantesco, de casi un metro con noventa. Trabajamos hombro a hombro durante veinticinco años. El puente que nos unió no fue inicialmente la literatura sino el ciclismo, porque él fue a competir en el Tour de Francia y yo, a cubrir ese tour como periodista de El Espectador. Gilard quiso ser torero también, y fue a pararse a las corridas de Pamplona, España”. Le puede interesar: Cepeda Samudio me habló de una tal Juana

Gilard fue quien comenzó a investigar sobre los inicios de García Márquez y Cepeda Samudio, y recopiló las columnas periodísticas de García Márquez en El Universal, El Heraldo, El Espectador y emprendió la misma tarea con Cepeda Samudio. Descubrió que el primer cuento de Cepeda fue publicado en El Nacional el 15 de marzo de 1948: ‘Proyecto para una biografía de una mujer sin tiempo’. Encontró que en los archivos el primer cuento de Cepeda continuaba en una página que se perdió. El cuento figura completo en el libro ‘Todos estábamos a la espera’ (1954).

Una hazaña monumental

Fabio Rodríguez Amaya, albacea de Jacques Gilard, culminó la tarea iniciada por el investigador francés al publicar en 2015, en la Colección Archivos de la Unesco, la obra completa de Álvaro Cepeda Samudio, edición crítica que abarca 613 páginas.

Tita Manotas de Cepeda, la esposa del escritor, conservaba entre sus tesoros el cuento ‘Pajarito’, escrito por Cepeda a sus siete años. Sara, la madre del escritor, lo había conservado. Lea: Presentación de la obra de Álvaro Cepeda Samudio

“Lo más difícil de hacer esta edición crítica, siete años solo, ya sin Jacques Gilard, fue continuar al pie de la letra su rigor y su metodología. Cepeda Samudio fue uno de los renovadores de la nueva narrativa latinoamericana, junto a García Márquez. Poseía una de las mejores bibliotecas en el Caribe. Y él era un lector de las realidades del Caribe. Era un cocinero que conocía de manera prodigiosa las recetas de ese Caribe. Conocía cada rincón de la región, a la que había recorrido y vivido, y era un conocedor de la música de los juglares. Realizó 26 programas de Cine Noticiero y dirigió documentales como ‘Manglares’, ‘La subienda’ y ‘El carnaval para toda la vida’, en el que, como director, con una cámara Súper 8, invitó a García Márquez como su camarógrafo. Habría que ver aquella aventura en la que Cepeda le dictaba a García Márquez las imágenes que quería atrapar para su documental maravilloso. Es muy probable que Cepeda, fallecido tan joven a sus 46 años, tal como lo dice Tita, se hubiera consagrado a hacer películas”.

Hallazgos del guardián

Cepeda Samudio escribió en Cartagena el capítulo ‘Los soldados’, el primero de la novela ‘La casa grande’ (1962). Y toda la obra la escribió en un encierro de tres meses entre Cartagena y Puerto Colombia, tiempo en el que sus amigos más cercanos le pidieron a un médico que le inventara una enfermedad para por fin pudiera sentarse a terminar la novela. Y le inventaron una tuberculosis. Fabio Rodríguez revisó las catorce ediciones de ‘La casa grande’, y descubrió que todas se publicaron variando el orden del paginaje no numerado de la edición original, y se revisó conjuntamente con Patricia Cepeda, hija del escritor, para corregirlo. Cuando Cepeda le envió su novela mecanografiada al poeta Jorge Gaitán Durán, director de la revista Mito, la novela llegó sin enumerar. Y cuando el poeta la sacó de su gaveta, el libro se dispersó en el suelo. Lea también: Denuncian extravío de documentos escritos por Gabriel García Márquez

La edición quince, que aparece en la colección Archivos de la Unesco, bajo la responsabilidad de Rodríguez Amaya y la autorización de Tita Manotas de Cepeda, es fiel al orden que concibió el genial novelista, que mecanografiaba sus textos y no enumeraba las páginas. Pese a esa variación del destino, el esplendor de la belleza se mantuvo intacto. El investigador posee una versión de ‘Los soldados’ realizada por el mismo Cepeda para radioteatro en el trigésimo sexto año de la Radiodifusora Nacional. Fabio tiene entre sus tesoros el dibujo original que sirvió de portada para la primera edición de la novela ‘La hojarasca’ (1955), de García Márquez. La vida nos da siempre inesperadas sorpresas. Al volver a mirar una foto de 2010 en la que García Márquez lee uno de sus libros en su propio estudio, hay un dibujo de Cecilia Porras sobre su cabeza, un bello dibujo a mano alzada para la primera edición de ‘Todos estábamos a la espera’ (1954), de Álvaro Cepeda Samudio.

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