Cenelia Alcázar tiene 87 años.//Foto. cortesía. Comencé como comienzan todas, o la mayoría de cantantes, no sé: en la iglesia.Lo de cantar me viene de familia, de parte de la abuela materna. Nos contaba mamá que, en las noches, después de la faena del día, se sentaba con sus tres hijos; Blas, el varón, con su timbre de voz de tenor, mi tía Francisca y mi mamá, con él, cantaban la música de la época. Entre los ocho y diez años, yo iba con Bertha, mi hermana, a las novenas que celebraba la iglesia de San José de Rodríguez Toríces, el coro lo formaban varias niñas del barrio, Bertha era la voz principal, la soprano, a mí me gustaba hacerle la segunda voz, pues sin saber nada de música, contaba con esa cualidad; así fui tomándole cariño al canto. Lee además: Conoce la historia de la Cenelia que menciona Carlos Vives en La fantásticaRecuerdo que el padre Luis Antonio, un sacerdote español de la cofradía de los carmelitas descalzos, ejecutaba al órgano las canciones que nos enseñaba y nos premiaba con dulces y galleticas; la última noche de novenas, brindábamos con vino y hasta moneditas nos regalaba, era una época sencilla y muy bonita en la que crecía mi gusto por la música. Sin dejar de cantar con el coro de la iglesia, hice mis estudios de primaria y bachillerato en el colegio Niño Jesús de Praga, este era dirigido por monjas franciscanas, y en terminé el Instituto Politécnico Femenino, donde se alternaba lo intelectual con artes manuales.Por ese mismo amor por el canto, entré a la escuela de música dirigida por María Cristina De León Ospina y Adolfo Mejía a estudiar canto y solfeo de la mano de María Pardo Corredor, una magnífica soprano que me enseñó todo lo relacionado con el canto, cómo impostar la voz, cómo tomar el aire para hacer las notas largas, a modular para que se entienda todo lo que dices al cantar; todo eso con muchos, muchos ejercicios de respiración. Hacer parte del coro de la escuela de música fue para mí una experiencia magnífica, pues estaba bajo la dirección de Zino Yonusas, un gran músico y riguroso director que nos enseñó mucha disciplina y responsabilidad por lo que hacíamos.Con las bases del solfeo y con lo que hacíamos en el coro, adquirí la confianza necesaria para ir, con Bertha, a iglesias como San Pedro Claver, la Catedral, la Tercera Orden, entre otras, acompañadas por grandes de la música como Maruja De León Ospina, Leonor y Conce Pájaro; Trini Mejía, hija menor de Adolfo Mejía, y la violinista Teresa Orozco. Al salir de la iglesia de mi barrio e ir a otras iglesias con toda la confianza que debía sentir por la experiencia adquirida, no dejaba de sentir -y aún lo siento- ese miedo que no sé si a todos nos da, pararse en un escenario... Y más cuando veíamos acercarse a nosotros a don Daniel Lemaitre, que asistía todos los domingos a la misa de diez de la mañana en San Pedro Claver. A él se le sumaban otras personas que querían escuchar las críticas que nos hacía. Él, que sabía de música, me decía: “Saca la voz, deja el miedo, tú puedes; solo se oye la voz de la soprano y tú tienes que hacer lo que sabes, porque sé que lo sabes hacer”. Eran críticas constructivas y así las tomaba, por eso, cuando murió, lo menos que pudimos hacer por él fue preparar y aprender una misa en latín para ofrecerla en sus nueve días de fallecido. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Heroicos Records (@heroicosrecords) Guardo recuerdos gratos y muy bonitos de aquella época: 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, cantábamos la misa solemne a las ocho de la mañana y era oficiada por el arzobispo en la Iglesia de Rodríguez Torices; luego íbamos a la Catedral, donde también se celebraba la Virgen del Carmen, pasábamos al asilo de ancianos en el barrio El Bosque, allí también había fiesta para la virgen y a las tres de la tarde estábamos en el terminal marítimo, en donde, antes de sacar la procesión, se celebraba una misa solemne. Era un día de ir y venir pero de mucha devoción y satisfacción por lo que hacíamos; y así pasaba el tiempo entre las novenas de la Virgen del Carmen, los domingos en San Pedro Claver, las novenas del niño Jesús y en la Tercera Orden la fiesta de la virgen de la medalla milagrosa. Lee además: Descubre por qué Cenelia Alcázar es la maga del bolero Se acerca libro Este es solo el comienzo del libro ‘Cenelia. Mis memorias’, que se publicará en noviembre del 2022 bajo el sello de Heroicos Editores.El 21 de octubre estará disponible en todas las plataformas digitales el próximo álbum de ‘La voz de Cartagena’, como también llaman a Cenelia. El trabajo discográfico se llamará ‘Cenelia’, con canciones antológicas de bolero y el cual incluye su sencillo ‘Llorando por dentro’.