Dice que quien quiera conocer sobre cómo nació su vocación musical tiene que ir a las fuentes de su libro de memorias ‘Momentos de amor’ (2021). En su infancia fluye el arrullo sonoro de las aguas del río Magdalena en su casa palafítica, en donde tuvo el privilegio de tener tres madres que le prodigaron su amor y vigilia, junto a la nana Fabiola, prima, que antes de dormirlo le cantaba los boleros sentidos de aquellos años y ella lo cantaba con susurros que tenían la misma cadencia del río cantando debajo de la casa. Todo era propicio para que nacieran los cuentos que se convertirían en canciones. De los labios del abuelo materno Papaíno, el nieto embrujado escuchó historias de caballeros y duendes errantes por las noches que eran una metáfora secreta de sus aventuras de amor. Le puede interesar: ‘Momentos de Amor’: 45 años
En aquella casa de infancia donde acudían lejanas señales del mundo por radio a través de las canciones románticas de América Latina, llegaba como un privilegio a visitar a su padre, su amigo y compadre, el músico Julio Erazo, gloria viviente de la juglaría y quien le inculcó el sentido del rigor en la composición y el vuelo lírico; además se convirtió en “un severo crítico” de sus composiciones.
En 1965, a sus quince años, compuso su primera canción de amor cuando estudiaba en el Colegio José Eusebio Caro, en Ocaña, y se la dedicó a una jovencita que estudiaba en La Presentación, plantel vecino del suyo. Bajo la fiebre de su amor se atrevió a cantarla en directo por Radio Catatumbo, acompañado del acordeón de Ismael Rudas, pero ante la amenaza armada de un familiar de la joven, el muchacho compositor dejó de cantarla y la olvidó para siempre.
En 1975, en Codazzi, cuando hacía el año rural como médico, oyó por radio que una caseta en La Jagua de Ibirico estaría amenizada por un conjunto de moda: Rafael Orozco y Emilio Oviedo, quienes tenían una canción pegada al corazón de la gente, de la autoría de Diomedes Díaz: ‘Cariñito de mi vida’. El joven compositor se presentó ante ellos como un médico gineco-obstétrico de un pueblo vecino al que además le gustaba componer, y entonces cantó ‘Momentos de amor’, ante la perplejidad de un Rafael Orozco que no podía creer que esa bella canción fuera compuesta por un médico. Le pidió que la cantara una vez, hasta diez veces, y se la aprendió de memoria esa misma noche, hasta interpretarla mejor cada vez. Y no quiso que le cantara otra composición porque estaba atrapado en su embrujo.
Rafael Orozco se convirtió en compadre de Fernando Meneses cuando el médico compositor le bautizó su segunda hija, Wendy. Aquella fue una de las amistades más bellas, intensas y creativas. Rafael Orozco le grabó 13 canciones a Fernando, y a lo largo de 17 años estuvieron unidos por un deslumbrante trajín musical por todo el país. Le grabó: ‘Momentos de amor’, ‘Reconozco que te amo’, ‘Arrepentimiento’, ‘Relicario de besos’, ‘Mundo de ilusiones’, ‘Muere una flor’, ‘Mi mejor canción’, ‘Mi pedazo de cielo’, ‘Quise manchar tu alma’, ‘Felicidad y penas’, ‘Nuestra separación’, ‘Se está muriendo un amor’ y la última que le grabó: ‘Después del amor’. “Rafa era un hombre con un inmenso corazón de pueblo, un gran ser humano, enamorado del amor, pero, sobre todo, de su esposa y de sus tres hijas, era un ser alegre, dicharachero, buena gente, tomador de pelo, sencillo y sincero”, recuerda. Lea aquí: Cantando se despidió Rafael Orozco de su pueblo Becerril
La sombra de Dante
A sus trece años, leyó ‘La divina comedia’, de Dante Alighieri... “Sensibilizó mi alma, y luego de mis juegos de interno en el patio del colegio, me dediqué a leerlo en largas horas en la biblioteca. La canción ‘Corazón de pueblo’, que ganó en noviembre de 2020 el Festival Nacional de Compositores Francisco El Hombre en La Guajira, está basada en la historia de Dante y en su historia de amor que cruza los círculos del infierno hasta encontrar a Beatriz quien le enseña el paraíso”.
“He compuesto más de 350 canciones de amor, y más de 100 han sido grabadas. Mi visión del amor no ha cambiado en el tiempo. Tengo 43 años de casado y aún le compongo canciones de amor a mi esposa, ahora, con mayor profundidad y madurez”.
El libro de mi vida
Siempre quiso escribir un libro que narrara historias de su vida y sus canciones, deseo que había visto truncar con esos largos años de vida profesional como ginecólogo, profesión que ama, luego de cuarenta años sin tregua. Ahora, al retirarse, ha visto cumplir sus deseos. “Dios me ha bendecido de muchas maneras: una, con este libro pintoresco, que retrata al trovador y enamorado y está concebido con el ropaje poético y la alegría misteriosa del amor y el desencanto del desamor, tiene la estructura metódica de mis canciones y en suma, la desnudez de mi alma. Saldrán pronto, en el álbum de Carlos Siguido Malo, mis canciones ‘Quiero’ y ‘Corazón de pueblo’. Se erigirá el parque principal de mi pueblo que llevará mi nombre, homenaje en la Universidad de Cartagena, mi Alma Mater e impulsador significativo de mi libro. El 7 de diciembre recibiré un homenaje en el Festival Nacional de Compositores de San Juan del Cesar, en La Guajira”. Lea además: Se hizo homenaje al compositor Fernando Meneses, para el recuerdo en Cartagena
Fiesta en noviembre
Celebra su cumpleaños el 11 de noviembre junto a su familia y amigos. En años universitarios, siempre con el Binomio de Oro y Jorge Oñate. Y más recientemente, en Bucaramanga, en la finca de su amigo y confidente Alejandro Galvis Ramírez. Allí se dieron cita los grandes músicos Adolfo Pacheco, Rosendo Romero, Rafael Manjarrez, Roberto Calderón, Marciano Martínez, Deimer Marín, Jacinto, Leonardo y Vega, Franklin Idachi Moya, Curry Carrascal, Michelo, entre otros.
Epílogo
Fernando Meneses, sin duda, uno de los más grandes y sublimes compositores de canciones de música vallenata, lector voraz de poesía, confiesa que sus miedos más antiguos como la soledad y la oscuridad han sido conjurados con la silenciosa y luminosa presencia de Dios. Cada día para él es un motivo para entrar como Dante al reino impredecible del paraíso.

