Cuando uno escucha otorrinolaringología inmediatamente se le viene a la mente ese trabalenguas que iba acompañado de esternocleidomastoideo. Palabras que - al menos yo- nunca supe pronunciar bien siendo niña. Bueno, el ‘otorrino’, como le conocen para acortar la tortura lingüística, es un médico que tiene una formación especial para diagnosticar y tratar las enfermedades del oído, la nariz y la garganta.
***
Nubia Stella Otero Viana tiene las cualidades de los buenos profesionales: no solo aman lo que hacen sino que saben que el cuidado a los pacientes va más allá. Hay que ayudar, en la medida de lo posible, a quienes no pueden costear tratamientos de calidad para corregir esos problemas de salud con los que nadie pide nacer. Ella es una de las pocas mujeres otorrinolaringólogas de Colombia, con una subespecialidad en Otología. Un título que no solo la llena de orgullo, sino que le permite hablar con propiedad sobre enfermedades como tinnitus, vértigo, pérdidas auditivas, infecciones de oído, entre otros padecimientos que pueden prevenirse, y que además pueden corregirse con un diagnóstico temprano.
Vive en Bogotá pero estuvo de paso en Cartagena haciendo parte de un congreso, al que asistió como ponente debido a la invitación de Med-El. Entre sus proyectos futuros está regresar a la Costa Caribe para llevar a cabo campañas de evaluación y diagnóstico de pacientes con distintas patologías del oído. Y para ello necesita toda la ayuda posible.
“Quisiera vincularme a fundaciones, organizaciones que sean serias. Que no estén pensando en sacar dinero”, enfatiza. “Mi plan es venir a Cartagena para empezar a operar acá, ojalá una vez al mes. Estoy hablando con una amiga, colega, para ver si se puede hacer, estoy moviendo contactos. Me he contactado con el Dadis también”, añade.
Con más de 13 años de experiencia en la rama, (trabajó incluso con las comunidades aledañas a Cartagena durante sus primeros años de profesión), nos habla un poco más sobre su profesión y proyectos.
¿En Colombia, qué significa ser una mujer otóloga?
- No es fácil siendo mujer entrar en un mundo que básicamente es de hombres. En este momento podemos ser alrededor de unos treinta y cinco profesionales en toda Colombia. Cuando yo me gradué éramos unos veinticinco profesionales, yo era la segunda mujer en esa rama. Y ahorita en Colombia, sacando cuentas, seríamos unas cinco mujeres otorrinolaringólogas en total. Las subespecialidades son mucho más cerradas que las especialidades, no es que sea complejo pero siento que si haces las cosas con amor, todo te va a salir bien.
¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
- Me gustaría operar (gratis) así sea a una persona por mes. Lo que estoy tratando es de empezar a hacer consultas, que definitivamente debe ser a través de EPS y demás. Pero a través de todo ese proceso, captar a un grupo de gente que podamos ayudar. Ampliar el espectro, de verdad identificar a quienes lo necesiten y hacer todo lo posible para ver qué podemos lograr. Siento una obligación moral. Yo nací en San Jacinto, Bolívar, y estudié acá, en Cartagena, entonces siento una deuda moral con estas tierras. Y acá hay mucha pobreza, a veces la gente no le presta atención a ciertas cosas de la salud. Y poder ayudar a un niño con problemas de audición a tiempo previene la discapacidad que se pueda dar posteriormente, a medida que crece.
¿Cuál es la importancia del diagnóstico temprano de problemas auditivos?
- A través de la valoración con los equipos correctos, se puede empezar a hacer detección neonatal. El problema es que, a veces, llegan niños a citas de Otología y, de pronto, ha pasado el tiempo prudente para poder operarlos o implantarlos. Y son niños que definitivamente van a ser sordomudos. Entonces hay un tiempo precioso.
Se hacen implantes desde el año de nacido y se tiene hasta el sexto año en caso de que usen audífonos. De ahí en adelante lastimosamente es como si se perdiera la vía auditiva y los niños ya no podrán volver a escuchar.
La detección temprana es tan importante como manejar problemas como la otitis, que puede llevar a un niño a la meningitis y hasta la muerte. Estos niños pueden desarrollar retraso en el aprendizaje, así que la detección temprana de niños con cualquier problema de este tipo, mejora enormemente su calidad de vida.
¿Por qué se presenta pérdida auditiva en niños. Es prevenible?
- Hay pérdidas auditivas que son congénitas, hay asociadas a síndromes también, hay de otros tipos. Pongo un ejemplo: cuando se tienen partos prematuros, el niño debe ir a cuidados intensivos y a muchos de ellos, para tratarles infecciones, les suministran antibióticos, medicamentos ototóxicos, que definitivamente son necesarios para que vivan, pero tienen un efecto sobre la audición. Por otro lado, pueden ser consecuencia de enfermedades como toxoplasmosis, o de tipo intrauterino. Debemos saber que todo lo que le suceda a una mujer durante el primer trimestre de embarazo va a tener un impacto sobre el bebé.
¿Qué cuidados son indispensables?
- Un adecuado control prenatal es súper importante para minimizar este tipo de desenlaces. Entre esos una buena nutrición. Con las infecciones renales hay que tener cuidado también. Hay que prestar atención incluso desde el momento en que la mujer está pensando en embarazarse. Porque desafortunadamente hay que tratar incluso que programar el embarazo, aunque siempre se escapa uno que otro, pero se debe preparar el cuerpo para traer a un niño sano al mundo. Embarazadas mayores de 37 años, por ejemplo, tienen que tener seguimiento. Y sigo enfatizando en la nutrición de la madre y el recién nacido, porque eso es clave.
La experta dice que es importante ser responsables como padres de traer niños sanos al mundo. Aconseja que la madre solicite pruebas neonatales para descartar pérdida auditiva.
Por otro lado, como sociedad y como profesionales, debe existir la capacidad para ayudar a quien lo requiera. Afortunadamente, dice Otero, Colombia tiene un buen sistema de salud (aunque no lo parezca) y en estos casos hay una buena atención para esta población. Pero muchas zonas de Colombia aún necesitan todo el apoyo porque la mayoría de pacientes tiene que desplazarse hacia la capital del país, para poder acceder a tratamientos.
***
A este punto, uno se pregunta cómo se reparte el tiempo entre una profesión compleja y la familia. Nubia tiene tres hijos: Juan Andrés, que es estudiante becado en EE.UU. en Ingeniería de software; Juan Sebastián, que estudia Ingeniería Mecánica; y Juan David, que es estudiante de Medicina y quiere seguir los pasos de su mamá. Está felizmente casada con el oficial retirado de la Armada Juan Andrés Acosta Pérez, a quien conoció en Cartagena.
“Siempre te das cuenta que debes hacer algo más”, dice. “La formación religiosa (estudió en el colegio La Presentación) te ayuda mucho a pensar en los demás. Pero la familia es un amor de otro nivel. Y, como mujer, toca organizarse en muchas áreas de la vida, hacerlo bien y sí se puede. No se descuida”, afirma.
