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‘Ser indígena no excluye de ser ciudadano’: Weildler Guerra Curvelo

“No son categorías ni opuestas ni excluyentes ser ciudadano y ser miembro de un pueblo indígena”. El antoprólogo Weildler Guerra Curvelo nos habla sobre la visión de ciudadanía indígena.

‘Ser indígena no excluye de ser ciudadano’: Weildler Guerra Curvelo

Weildler Guerra Curvelo, antropólogo. //Foto: Tomada del Banco de la República.

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Uno de los antropólogos más destacados del Caribe colombiano es Weildler Guerra Curvelo. Nacido en Riohacha y de origen wayuu, ha basado sus estudios en la cultura de la región y es considerado como un intelectual prominente de La Guajira. Ha sido Secretario de Asuntos Indígenas de ese departamento; director ejecutivo del Observatorio del Caribe Colombiano, en Cartagena; además de gerente, en Riohacha y San Andrés, del Banco de la República. Ha escrito libros y artículos sobre la cultura indígena. Precisamente, en estos días publicó un mensaje en el que cita la Declaración de las Naciones Unidas (2007): “Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar su propia identidad o pertenencia conforme a sus costumbres y tradiciones. Ello no menoscaba el derecho de las personas indígenas a obtener la ciudadanía de los estados en que viven”.

“Luego no son categorías ni opuestas ni excluyentes ser ciudadano y ser miembro de un pueblo indígena, como se presentó esta noche en un noticiero de televisión en Colombia”, añadió, en referencia al titular de un noticiero en el que se mencionaba que ‘ciudadanos’ e ‘indígenas’ se enfrentaron en Cali. Él nos habla sobre la visión de ciudadanía indígena, sobre esa Colombia que históricamente han sido relegada, olvidada, y sobre la urgencia de una educación en temas de comunicación intercultural. (También le puede interesar: Tensión en Cali entre indígenas y residentes de Jamundí)

¿Cree que no hay un conocimiento claro sobre lo que es la ciudadanía indígena? ¿Y por qué puede suceder esto?

-Sucede porque, como ha dicho el sociólogo francés François Dubet: la ciudadanía no es un concepto unívoco; es, por el contrario, polisémico y debe ser desentrañado en cada tiempo y lugar determinado. La ciudadanía está siempre en construcción. Al llegar la República, esta se impuso la tarea de asimilar a los indígenas por la evangelización o por la fuerza. Hasta hoy los indígenas son considerados por los criollos como extraños radicales y su condición se aproxima a la de los extranjeros. Se busca limitar sus derechos y deberes al ámbito de sus resguardos. Cuando ejercen su ciudadanía en las calles, se les exige volver a su ‘hábitat’, como si se tratase de aves migratorias.

¿Existe mucha desinformación de la sociedad (o medios de comunicación) sobre las comunidades indígenas y sus derechos ciudadanos?

- Hay ocasiones en las que algunos medios nacionales exteriorizan sus prejuicios en informaciones u opiniones lindantes con el racismo. En algunos medios, el otro es construido como un ser deficiente. Una especie de extraño radical a la noción del ser ciudadano o colombiano. En ella los ciudadanos forman el grupo de los ‘normales’ que, como dijera el investigador español Miquel Alsina, son aquellos que establecen las normas de todas las cosas. Este tipo de juicios surge cuando ponemos un tipo de lente sobre la realidad y se produce una distorsión óptica que llamamos la retícula étnica. Es urgente educar a los funcionarios y a los medios nacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas y formar a los jóvenes periodistas en temas de comunicación intercultural ante los retos que les plantea la multiculturalidad. (También le puede interesar en Facetas: La historia de un milagro para una madre colombiana en Holanda)

¿Cómo se vive desde la cosmología indígena el hecho de ser ciudadanos?

- Se vive, primero, desde la noción de persona. Esta corresponde a todo ser con propiedades definitorias dotado de capacidad de agencia, reflexividad y de un código moral que puede variar de una sociedad a otra o incluso de una especie viviente a otra. Para algunas sociedades amerindias, el universo está lleno de personas, algunas de las cuales son humanas y otras no, como plantas, animales, astros o cerros. Adicionalmente, los indígenas poseen sus propios sistemas normativos reconocidos por la Constitución Política de Colombia. Ello implica la presencia simultánea de diversas concepciones de justicia, de escenificaciones, de principios axiológicos y procedimientos que emanan a través de distintas fuentes que aportan nuevas formas y prácticas de solución de conflictos sociales.

¿Cuál cree que ha sido la mayor violación de los derechos a las comunidades indígenas de Colombia?

- Durante siglos han visto desfilar por sus territorios a grupos armados de diferentes ideologías. Década tras década han pasado como cambiantes cohortes romanas, dejando dolor y devastación a su paso. Es una violencia incesante y no un nacimiento del que emerja un nuevo orden económico y político más justo, sino que se asemeja a una enfermedad crónica, lacerante, incurable y socialmente estéril. Años de pérdidas de áreas territoriales, de tala de sus bosques, para la siembra de cultivos ilícitos, de explotaciones mineras legales e ilegales, de expansión de monocultivos como la palma africana y construcciones de represas de generación eléctrica, han generado variadas formas de violencia que no solo van contra los cuerpos humanos, sino contra el paisaje. Es justo reconocer que la Constitución de 1991 permitió considerar a los miembros de estas agrupaciones humanas como sujetos diferentes y diversos, dotados de singularidad propia, cuyos intereses eran dignos de tutela constitucional y amparables bajo la forma de derechos fundamentales.

¿Qué puede aprender el país de las comunidades indígenas que han sido guardianas de tierras y de aguas?

-Diversas sociedades pueden abrir el concepto de personas a otros seres no humanos como animales, plantas y agentes geofísicos. En consecuencia, para estas sociedades la humanidad es considerada una de las muchas formas externas que caben en la condición de personas. Esto implica restricciones y una multitud de responsabilidades para los humanos, pues la interacción entre estos y los diversos seres de su entorno siempre ha tenido en cuenta los límites de los recursos y las presiones que se ejercen al incrementar las demandas de estos. El antropólogo británico Timoty Ingold ha dicho que de la equivalencia ontológica entre humanos, animales y otros tipos de no humanos como las plantas se desprende un corolario de capital importancia y es que todos ellos pueden tener puntos de vista y aprender uno del otro. Así, humanos y animales pueden disponer de capacidad de agencia, conciencia y moralidad. Desde esta perspectiva, todos se encuentran vinculados a un proceso social de la vida en donde los humanos y otros seres tienen sus propias identidades y propósitos en el universo. Estos últimos, plantas y animales, no están solo para el aprovechamiento de los humanos. (Lea también: La minga, con centenares de indígenas, se despidió este miércoles de Cali [Video]

¿Siente que el país ha aprovechado los conocimientos de los pueblos indígenas?

-Lamentablemente, no. El conocimiento indígena es enmarcado en una relación confusa y desigual con el conocimiento occidental, el cual es considerado como el canon desde el cual se puede medir la confiablidad y otros atributos del primero. No obstante, deseo resaltar que la Misión Internacional de Sabios 2019 adoptó una concepción de conocimiento que incluye la ciencia, las humanidades, las artes y los saberes ancestrales, y es considerado como un activo fundamental para el desarrollo de nuevas y creativas alternativas a la crisis actual. El informe señala que la ciencia que produce ese conocimiento es parte inseparable de la cultura. Ello implicará la habilidad para combinar epistemologías, disciplinas y conocimientos en diferentes proyectos y prácticas formulando formas innovadoras de investigación dirigidas a alcanzar un entendimiento más universal que nos permita comprender cómo han sido constituidos y reconstituidos los diversos mundos.

¿Hay alguna de estas filosofías indígenas en particular que crea que se esté necesitando con más urgencia para preservar el equilibrio con la naturaleza?

- Las ontologías indígenas conciben el universo formado por comunidades de seres sintientes que adoptan una variedad de formas corporales. Es clave que no establecen barreras ontológicas insalvables entre animales y humanos e incluso entre plantas y humanos, quienes pueden llegar a ser parientes. Sus concepciones de tiempo transhistóricas y tiempos transformativos que no se corresponden exactamente con la noción de pasado son claves para el entendimiento del ser. Son marcos referenciales para la interacción entre seres vivientes y constituyen una estructura invisible de este mundo, una especie de prototipo cósmico. No obstante, es bueno resaltar que los pueblos indígenas son heterogéneos y que sus miembros son seres falibles que pueden tener relaciones antagónicas y conflictivas con distintos intereses materiales como ocurre en cualquier agrupación humana. El conocimiento propio tiene también una distribución desigual.

¿Cree que la relación del indígena con todos los elementos de la naturaleza, es algo que el resto de la sociedad ha perdido cada vez más?

- Un punto clave es que algunos pueblos indígenas no están atrapados en la oposición cultura-naturaleza. Este concepto es una creación de occidente. Más allá de las diferencias morfológicas entre los seres vivientes, estos pueblos organizan a los seres por atributos sociales o apelando a las metáforas. No ven a los demás seres como extraños naturales. Los cardúmenes de peces no se ven en términos de toneladas métricas destinadas al mercado, sino como una especie de parientes cósmicos. El antropólogo Gerardo Reichel-Domaltoff dijo que algunas sociedades amerindias del Vaupés conciben el ámbito de la biosfera como una casa, una gran maloca cuya habitabilidad y usabilidad depende del buen mantenimiento de quienes la ocupen.

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