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El clamor de un joven agricultor de papa

Jarben Argüello ha salido a las vías a vender su papa; perdió unos 18 millones por esta pandemia. Pide ayuda del Gobierno con los créditos de su gremio e invita a los consumidores a que los apoyen.

El clamor de un joven agricultor de papa

Jarben Argüello Castro.

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Desde hace meses, los campesinos boyacenses hacen una huelga silenciosa a través de una nueva forma de comercializar papa; a lado y lado de las carreteras del departamento, bultos del tubérculo esperan ser vendidos por los propios agricultores, que han visto pérdidas económicas enormes a raíz de la pandemia de COVID- 19.

En Colombia, 3 millones de personas hacen parte del sector agrícola, la segunda actividad que más contribuye al total de colombianos ocupados (22,2 millones de personas).

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Jarben Argüello Castro tiene 26 años y se dedica a sembrar papa en Boyacá. Él nació y creció rodeado de una familia agricultora, así que es un gusto para él seguir con esa tradición, pero por estos días en su vocabulario se replica la palabra “desilusión”. Desde hace un mes, dice, se han ubicado en la carretera a diario con sus bultos de papa, buscando vender siquiera 5 o 10. Están en Tutazá, Boyacá, en la vereda Altos de Canutos.

La comercialización es casi nula, los intermediarios van muy poco a visitar a los vendedores de papa y el precio es muy bajo. A 25 mil la carga, cuando usualmente llegaba a los 80 mil pesos colombianos. Van a las vías, pero algunos han dejado los cultivos enterrados porque no es rentable; les genera más gastos... contratar obreros les resulta en sobrecostos.

“Estamos desconsolados porque vivimos de esto. Toda la inversión prácticamente la hemos perdido y ahora... ¿cómo vamos a poder trabajar y subsistir?’”, dice este estudiante de Administración de Empresas Agropecuarias.

Él ha perdido unos 18 millones de pesos en medio de esta pandemia. “Hay gente que cultivaba más extensión de tierra y su pérdida es mayor”, añade.

En el negocio de la papa toca comprar fertilizantes, abonos, después pagar el empaque, contratar obreros, garantizar su comida, y en esta crisis no queda mayor cosa para retornar lo invertido. Jarben dice que solo les queda recurrir a otras actividades, como la siembra de tomate y la ganadería o el engorde de animales, que no tienen tanta inversión como la papa y son ‘más fijas’ a la hora de vender.

“El problema con la papa es que no va a tener un precio estable, es incierto”, aclara.

Claman por ayuda

Jarben dice que, para solicitar las ayudas del Gobierno, deben llenar una cantidad de papeleo, pero realmente no les ofrecen el apoyo que necesitan, y este tiene que ver con los préstamos que han adquirido con los bancos para sacar adelante sus cultivos.

“Muchos sacamos créditos para poder trabajar y los bancos no nos van a rebajar esas deudas. Nos pueden esperar días, pero los intereses van corriendo. En cualquier momento pueden llegar a rematarnos de lo que vivimos”.

Dice que las importaciones de papa, a raíz del Tratado de Libre Comercio, aunque no es mucho, afectan a los agricultores locales. “Señor presidente Duque, queremos que nos colabore para seguir trabajando. Los obreros están afectados, no hay demanda, y la producción nacional es buena, la papa es suficiente para el consumo nacional. Necesitamos un empuje grande del Gobierno”, pide Jarben.

El agricultor vuelve a quejarse de que el abono es caro, los fertilizantes caros, la mano de obra y el empaque de la papa hay que pagarlos, por supuesto, y hay personas que alquilan o arriendan terrenos para cultivar.

“Estamos decepcionados, desilusionados... con esta pérdida tan grande no quedan ganas de nada. Son seis meses que trabajamos para nada, meses perdidos.

“Quiero que se sepa que también podemos producir comida de buena calidad, para que los colombianos nos apoyen y compren nuestro producto, ya que nos vemos afectados por el precio, ya no hay tantas exportaciones y enfrentamos la desidia del Gobierno. De verdad queremos que nos apoyen”, finaliza.

Crisis de la papa

Según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), los cultivadores de papa se enfrentan a dos problemas graves en medio de la pandemia:

1. La comercialización se ha visto paralizada debido a que la demanda interna está contraída, ante lo cual los productores han tenido que vender la papa por debajo de los costos de producción, generando un problema social y económico muy grave.

2. El alza en los altos precios de los insumos agropecuarios es un factor adverso para todos los productores del país, pues los fertilizantes y los agroquímicos han tenido un incremento cercano a 15%, lo que amenaza la gran cosecha de papa que abastece a Colombia a finales de este 2020.

Al igual que el sector de la papa, ha resultado tremendamente afectada la floricultura, cuyas exportaciones se han reducido en más del 80%. Por otro lado, el sector algodonero, “que está en cuidados intensivos” debido a que “la coyuntura de precios bajos por la guerra comercial Estados Unidos-China, sumada a esta pandemia, detuvo el proceso de reactivación emprendido por el gremio con apoyo del Ministerio de Agricultura”, dice la SAC.

“A la luz de las enseñanzas que nos deja el coronavirus, tanto Gobierno como Congreso deben tomar decisiones que permitan dignificar el trabajador rural y combatir la informalidad laboral del campo”, concluye por su parte Jorge Enrique Bedoya Vizcaya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia.

Papa producida por campesinos en Tutazá, Boyacá, vereda Altos de Canutos.
Papa producida por campesinos en Tutazá, Boyacá, vereda Altos de Canutos.

Estamos descon-solados porque vivimos de esto. Toda la inversión prácticamente la hemos perdido y ahora... ¿cómo vamos a poder trabajar y subsistir?’”, dice Jarben.

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