La industria de la música, cuando apenas estás empezando, es un callejón oscuro y es bueno empezarlo con una lamparita”, me dice Donny Caballero.
Lo menciona a manera de reflexión y quizá lo de oscuro, más que a lo sombrío, se refiere a lo complejo y, a veces, imposible que puede ser pegar un éxito en la radio, llenar un estadio, grabar un álbum, ser ovacionado por un público eufórico.
Entrar a ese mundo sin un guía ha de ser complejo. Lo sabe bien él, lo recuerda como si fuera ayer, cuando llegó a Bogotá, a la gélida capital, con bolsillos vacíos, pero con ganas y sueños desbordados.
“Yo no iba a ser músico, yo quería estudiar arquitectura”, narra.
Criado entre los barrios Las Gaviotas, El Socorro y Blas de Lezo, Donny Caballero Vizcaíno (Cartagena -1980) creció en el seno de una familia tradicional cartagenera, el menor de cuatro hermanos y el único de todos por cuyas venas corre un torrente la música, con el don de la inspiración a flor de piel.
Lo fue descubriendo muy joven, cuando aprendió a tocar guitarra en 2003 con unos paisas en la tienda de la esquina de su casa y, trabajó porque quiso tener su propio instrumento, también tocando con sus amigos en un parque canciones de Fito Páez y, también cuando, a falta de dinero para estudiar arquitectura, entró al Instituto Colombo Americano.
“En el Inem, donde estudié, también estuve rodeado de música. Y cuando comencé a estudiar inglés hacían unos festivales. Recuerdo que fueron cuatro años de seguido intentando entrar en ese festival, para ver si quedaba entre los finalistas”, narra. Ya en el cuarto año “me dieron la oportunidad, quedé de tercer lugar. De ahí en adelante, cantaba en karaokes, en centros comerciales y todos los fines de semana en discoteca: Burladero, Morisqueta y Karamba, y Green Moon, de vez en cuando”.
Artísticamente, Donny formó parte de una agrupación conocida como ‘35 Grados’ y, luego, empezó ya a conocerse como miembro del renombrado grupo ‘Los Dragones’. “Con ellos nos firmó Codiscos y sonamos en la radio”.
“Cuando nos fuimos a Bogotá, pensamos que la teníamos fácil -continúa Donny- porque teníamos talento y estábamos pegados a Cartagena. Había mucha gente tocando puertas. Al principio, los primeros años de Los Dragones, fue difícil, humillaciones, los rechazos”. Pero nunca pensó en regresarse a Cartagena. Pese a uno de los momentos más duros para su familia.
“Teníamos como un mes de estar tocando la puertas para que nos invitaran al programa ‘Muy Buenos Días’, con Jota Mario Valencia, estábamos esperando turno y nos programaron para un viernes. Entonces yo no podía viajar. Mi papá muere el domingo –antes- y yo paso una semana llorando con los ojos hinchados, no me pude despedir de mi papá. Tuve que quedarme toda esa semana en Bogotá. Fui a la entrevista pero no fui al entierro de mi papá. Son cosas duras, muy duras”.
Recorría él ese camino, ese túnel oscuro por el que pasan muchas estrellas antes de brillar. “Por ejemplo, un amigo nos prestó una vez un apartamento desocupado, sin cortinas, ni muebles, ni nada. Hacía frío, el frío se metía por todos lados. Entonces compramos cajas, las poníamos en el suelo, y colchonetas encima y ahí dormíamos. Si nos cortaban el servicio del gas, nos tocaba bañarnos con el agua helada. Son procesos que hay que vivirlos”.
¿Cuándo despegó tu carrera?
- Hubo un tiempo en que uno de nuestros compañeros sufrió una calamidad doméstica y nos regresamos a Cartagena. Así como cuando tú estás en el ring de boxeo peleando y suena la campana y estás en el banquillo, analizando la situación para coger fuerzas para ver qué hacías. Le dije a Dragón (Armando Páez): vámonos para Bogotá. Vamos los dos, porque aquí en Cartagena esto es un cementerio musical”.
Para entonces, habían comenzado a producir una canción. “Nos la llevamos como en un cofre -afirma-, comenzamos a tocar puertas a todas las disqueras de Bogotá. Sony Music, Codiscos, y no les vendía la canción. Entonces llegamos a una disquera independiente, les gustó la canción, pero nos dijeron que esperáramos un año más, porque ya en ese año no tenían presupuesto”.
Y así fue, Dragón y Caballero, el dueto, esperaron un año entero por aquella oportunidad, pero mientras lo hacían trabajaron en discotecas los fines de semana, cantaron en festivales juveniles, en colegios, en matrimonios, grados, cumpleaños. “Cantábamos ‘La Tarde’ y covers de Daddy Yankee... Comenzamos a hacer giras con las emisoras gratis. Cuando ya llega el año, que vamos otra vez a la disquera, de una nos firman y de una pega la canción”.
“Fue un placer volver a verte//Volver a hablarte// Y eso que juré no hacerlo más// Pero tú eres inevitable, eres mujer//Y yo// Triste un hombre que a ciegas va tras tu piel”, era aquel primer éxito, ‘Se siente bien’ (2009), que los catapultó a la fama y al éxito. Siguieron otros temas como ‘Fruta prohibida’. Vinieron reconocimientos y premios. Las giras internacionales. La canciones basadas en historias reales, hechas por ambos.
“Digamos que mucha gente nos decía: eso fue suerte de ustedes, se ganaron la lotería. Entonces yo digo que tuve que comprar la lotería como 25 años para poder ganármela”.
El dueto Dragón y Caballero, uno de los más exitosos de Colombia, llegó a su fin en 2014 por temas administrativos y algunas diferencias entre sus integrantes, que los llevaron a no tocar más juntos.
- ¿Ha sido muy complicado el camino como solista?
- En Colombia sí, porque existe una resistencia por Dragón y Caballero, la gente los pide juntos. He durado tocando seis años en Perú, voy y vengo. En Ecuador también. Este año teníamos pensado ir a Paraguay, Chile. Entre las ciudades que más me han apoyado están Barranquilla, Montería y Sincelejo, me han apoyado desde que comencé como solista.
Donny, quien ha sacado varias canciones como solista, como ‘A punta de besos’, ‘Te besé’, me cuenta que ahora mismo está haciendo producciones con amigos de Bogotá, de Barranquilla y otras ciudades. Que él mismo produce los videos de sus canciones, que estos momentos de cuarentena los ha aprovechado para hacer conciertos virtuales pero también para alimentar su salud y su espíritu. Y me habla de otro proceso que ha llevado.
“Yo tengo un problema, del que en este momento me estoy rehabilitando, que es el alcohol. Comencé un proyecto en Instagram que se llama Mr Briago, ese es un personaje que me inventé como el alter ego de Donny Caballero (...) para que muchas cosas positivas se den, yo tengo que cambiar al alter ego de Mr Briago, porque Mr Briago es un man al que le gusta la rumba, coger una botella y otra, y otra, yo tengo que cambiar todo. Es como una rehabilitación lúdica”, comenta y afirma que desea tratar de ayudar a mucha gente que quiere rehabilitarse, “porque sí se puede”, dice.
“¿Sabes qué es lo que más me gusta?, es que la gente, cuando me ve con el semblante como el que tengo ahora, que no estoy tomando, sino que estoy comiendo sano, cuidándome, se siente orgullosa, después de que mi hijo esté orgullo de mí, eso lo vale, lo vale el cambio”, añade.
¿Con qué sueñas ahora?
- Quiero estudiar con más profundidad mi carrera. Creo que todavía tengo unos diez años para darle a la música y retirarme siendo entrenador de artistas, capacitar a artistas nuevos para que lleguen a una disquera, con un mánager, que no les metan los dedos en la boca. Mi mamá fue docente, posiblemente puedo tener esa vocación de ser un maestro de música, pero no enseñarte a tocar, más bien para enseñarte el negocio de la música.
Quiero hacer una especie de micro-cápsulas para Instagram que hablen un poco de eso de la música. Hace poco hice un conversatorio virtual que se llamó: ‘No tengo mánager y estoy listo para esa conversación’, para instruir a artistas que apenas están empezando, porque la industria de la música, cuando apenas estás empezando, es un callejón oscuro y es bueno empezarlo con una lamparita.