Es el universo de recuerdos de su infancia donde encuentra la respuesta a por qué comenzó a disfrazarse. “De niño, mi mamá me llevaba mucho al ‘Bando’ y siempre tuve esa idea, de salir con mi disfraz”, recuerda. Así que alguna vez, más o menos para 1987, debutó. Los asistentes al tradicional desfile lo vieron disfrazado de pescador junto al ‘Hombre Caimán’, que llegó de Plato, Magdalena. Luego él mismo encarnó a ese legendario personaje, lució el traje de ‘Hombre Caimán’. Y siguió desfilando en el ‘Bando’... lo hizo muchas veces más, ya no como el ‘Hombre Caimán’, también como ‘El Loco Arturo’, aquel sujeto desquiciado que recorría las calles del Centro Histórico de Cartagena. Además tuvo su propia comparsa: ‘El son costeño’, que desapareció ante la falta de apoyo gubernamental. “Los aportes que daban no alcanzaban para sostener al grupo, tuve que dejarlo, era más rentable salir con un disfraz”, reconoce ahora. Participó en la comparsa del ‘Santo Cachón’ y pasó por otros personajes: ‘Pirata rojo’, ‘Indio Calamarí’ e ‘Indio Catalino’, “el hijo de la India Catalina”, dice. Así, poco a poco, se convirtió en un gestor festivo muy activo y con el reconocimiento que le dio ser premiado por algunos de sus disfraces. Se llama Wilman Galindo Mejía. En Cartagena, sobre todo el mundo deportivo, en el mundo del fútbol, toda la fanaticada de Real Cartagena, lo conoce mejor como ‘El Pirata’, otra de sus interpretaciones y quizá la más popular de todas. “Personifico a cualquier personaje que sea de la historia en nuestra ciudad”, dice.
Como ya tenía el disfraz de caimán, a Wilman Galindo Herrera, amante del boxeo y del fútbol, un día se le ocurrió que podía salir a la cancha con ese atuendo para animar a los jugadores auriverdes de su querido Real. Así comenzó a hacerlo, pero la aceptación del público y de las directivas del equipo quizá no fue la mejor. “La verdad es que lo que es el boxeo y el fútbol son mis favoritos. Yo iba a ver los partidos de Real Cartagena y veía que no había alguien que motivara a los jugadores, así como lo hace mi amigo Cole, con la Selección Colombia. Entonces yo dije: ‘Voy a sacar una mascota con el Real Cartagena’, fue cuando salí con el caimán”, narra. Si Real ganaba, todos contentos, pero cuando perdía... “Llamaban a Pombo (Javier De Pombo), que en ese tiempo era el presidente del equipo, para decirle que el caimán tenía azarado al Real. Pombo reunió a todos los de seguridad y prohibió que me dejaran ingresar al estadio”. Fue la primera vez que quisieron truncarle su ‘carrera’ como animador o mascota del equipo heroico.
Ahora estamos sentados en una banca de la casa de los Juegos Nacionales 2019, en el Centro Histórico de Cartagena. Casi que todos los que pasan lo saludan llamándolo ‘Pirata’. El camino para ser reconocido así ha sido largo y tendido. Continúa: “En un partido de Real con Millonarios, cuando yo fui, me dijeron que no podía entrar, pero vino Juvenal Cárcamo, compró la boleta y me la dio. Entré con mi boleta. A la hora del partido salí en el gramado, cuando me vieron, llamaron a Pombo, él le dio un sermón a toda la gente de seguridad. Resulta que él me dijo: ‘Necesito hablar contigo’. Me citó en su oficina, en ese tiempo quedaba en Bocagrande, me impresioné, pensé que me iba a regañar. Pero no, me felicitó por mi labor, pero me dijo que quería que cambiara ese caimán, que no era representativo de aquí. No quería más caimán”.
- ¿Qué hizo entonces?
- Yo me senté en mi casa, con la cabeza fresca y empecé a estudiar, en ese tiempo no estaba el Internet como ahora. Iba a la Biblioteca Rafael Calvo, en el Centro, y ahí buscaba libros, estudiando al personaje del pirata, ahí es donde nace el pirata del Real Cartagena que trataron de opacarlo y quitarlo al principio.
-¿Quitarlo?
- Le doy gracias a Dios, a los hinchas y a los medios de comunicación del deporte, como el mismo El Universal, y los amigos de las universidades que me apoyaron porque yo era la insignia. Eso después de que saliera una convocatoria, donde llamaban a personas interesadas en convertirse en la mascota del equipo, pero ya yo era la mascota y mucha gente me apoyó.
Fue la segunda vez que intentaron ‘quitarle’ el puesto de mascota.
Año 2006. Ciudad: Cartagena. Evento: Juegos Centroamericanos y del Caribe. ¿Cómo olvidar a Dani y a Cata?, los dos personajes insignias de las justas. Cata, una representación de la India Catalina y Dani, de los alcatraces de la ciudad. Ellos animaron a los asistentes. Bajo ese muñeco, Dani, estaba Wilman. “A través del mismo Real, en los Centroamericanos presenté un escrito, yo expliqué ahí y mandé la idea de que la insignia podía ser un alcatraz. El Almirante Gabriel Arango Bacci me mandó a buscar, lo único es que como yo no soy buen pintor, no hice la figura, pero sí me dijo: ‘Usted va a ser la mascota’. Para mí fue eso maravilloso, fue grandioso, fue un honor, ser la insignia de la ciudad”, recuerda.
‘El Pirata’ ha participado como actor en las películas grabadas en Cartagena y en novelas como ‘Candela’ y ‘El Joe, la leyenda’. Ganó una beca para estudiar actuación y cine, otorgada por el Ministerio de Cultura. En las últimas Fiestas de la Independencia, quiso volver a sus orígenes. “Me dijeron que por qué no sacaba al Loco Arturo de nuevo y lo hice. Pero hasta me dan ganas de llorar porque aquí en Cartagena no tienen en cuenta a los disfraces que son historia”. Hace poco, otro reto llegó a su vida. Meterse en el papel de ‘Cartacho’, la mascota oficial de los Juegos Nacionales Bolívar 2019. “Eso es algo que me llena de felicidad y orgullo”, sostiene. “El traje tiene un ventilador, pero no abastece todo adentro, lleva un chaleco en todo el cuerpo. Y si me preguntas, sí, hace mucho calor adentro, pero uno esta acostumbrado y yo tengo mi secreto para eso. Por la mañana, me como un diente de ajo porque el ajo regula la presión. Ya cuando me pongo el traje estoy preparado. Tomo limón para los pulmones y panela que me da energías. Esto es duro, no es todo el mundo el que se lo pone, pero estoy muy contento por esto”, afirma mientras se mete en el traje de ‘Cartacho’.
“Nací en San Francisco, me mudé para el barrio La Paz, a los 33 años. Actualmente estoy viviendo en el sector La Poza, de Daniel Lemaitre, soy líder comunal, estoy presidiendo la Acción Comunal, llevo tres periodos en la Acción Comunal”, comenta. Está contento porque próximamente, en febrero, a sus 53 años, podrá graduarse de la universidad, será administrador público. Algo que lo llena de mucho orgullo. “Comencé a estudiar porque hay un convenio de la Universidad con el Distrito, donde los líderes comunales pueden prepararse, entonces yo aproveché ese espacio”. “Se me presentó la oportunidad y uno tiene que prepararse para obtener un mejor ingreso de vida. Tengo tres hijos, tengo mi esposa, le doy gracias a Dios por esa familia. Ahora las cosas se han puesto difíciles, me tocó pellizcarme y, con la ayuda de Dios, tengo que ser profesional, tengo que ser grande para darles ejemplo a mis hijos, a mi familia y a mis amigos. También estudié Derecho, pero en este momento lo tengo suspendido. Muchas personas me dicen que soy un ejemplo, porque la edad que tengo voy a graduar”. No importa cuál sea el traje o el disfraz, su actitud ante la vida siempre es la misma: la de ser feliz y hacer feliz al público.
