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Jay Raman el hombre que teje intercambios culturales

Es el Agregado Cultural de la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá. Tiene un Doctorado en Derecho de la Harvard Law School.

Jay Raman el hombre que teje intercambios culturales
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El golpe de luz cae sobre las piedras recién lavadas por la lluvia. Es la primera vez que viene a Cartagena de Indias. El nombre de la ciudad lo había escuchado en los libros desde que era un niño. Siente que en el breve tiempo que ha transcurrido desde que descendió del avión hasta cumplir con las citas diplomáticas y culturales en la ciudad fluye vertiginoso entre las gotas de lluvia y el sol que resplandece en la muralla.

Es Jay Raman, cuyos ancestros cruzan dos orillas: la India y los Estados Unidos.

Es el Agregado de Asuntos Culturales de la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá. Entre 2017 a 2019 fue director de la División de Programas Culturales en la Agencia de Asuntos Culturales y de Educación en Estados Unidos, donde dirigió los intercambios globales en el ámbito de las artes visuales, artes escénicas e intercambios cinematográficos, promovidos por el Departamento de Estado. Antes de venir a Colombia trabajó en Camboya, Ecuador, Guatemala, Estonia y República Dominicana. Estudió en la University of Tennessee y tiene un Doctorado en Derecho de la Harvard Law School.

Al verlo llegar cerca de la recepción del Hotel Santa Teresa tengo la impresión de que encontrará un doble cartagenero en el mismo sector cultural que lidera.

Me dice que solo tiene dos meses en Bogotá. Está recién llegado a Colombia. Sabe que Cartagena de Indias es una ciudad insoslayable en el intercambio comercial, cultural y turístico en el país.

“Tenemos alianzas muy fuertes con esta ciudad”, dice. “No solo con el Colombo Americano, sino con Unibac y muchas organizaciones. Como Agregado de Asuntos Culturales de la Embajada de los Estados Unidos, sé que existe una alianza e intercambio entre Cartagena y los Estados Unidos en el área de la música, pero también queremos abarcar otras áreas. Es muy alentador el intercambio en la ciudad a través de su Institución Universitaria de Bellas Artes con universidades americanas que participaron en las Clínicas Instrumentales”.

A Jay Raman le sorprende saber que la Northwestern State University ha becado a 107 cartageneros del semillero musical más grande del Caribe: la Escuela de Música de Comfenalco en Cartagena.

Sabe que en esta ciudad se realiza el festival de cine más antiguo del continente, el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (Ficci), con sesenta años de historia; que también se hace el Cartagena Festival Internacional de Música, el evento musical de mayor impacto en el país y uno de los mejores festivales del mundo, el Festival Internacional de Guitarra de Cartagena, y el Festival de Jazz de Mompox, que tiene como aliada a la Embajada de los Estados Unidos.

Los puentes culturales

Es un experto en intercambios culturales globales y es un conocedor de la diversidad que hay en Occidente y Oriente.

“Como diplomático de carrera en los últimos 17 años he viajado por varios países y he conocido las expresiones de inmigrantes, la mezcla de razas y culturas. En Camboya, por ejemplo, conocí antiguas tradiciones. Para mí cada experiencia es una nueva oportunidad de nuevas audiencias. La Embajada de Estados Unidos busca en Colombia amplificar, incrementar el entendimiento entre los dos países a través de la cultura. En Estados Unidos hay 8 mil estudiantes de Colombia, país que ocupa el puesto 22 entre los alumnos del mundo que van a estudiar a ese país.

“Cuando era niño, vi llegar a mi casa a muchas personas del mundo porque mi padre, el doctor Subramanian Raman, de la India, era físico nuclear. Mi madre, Judith Raman, es de Nueva York, maestra de escuela. En casa llegaban japoneses, polacos, yugoeslavos, gente que venían de países con distintas políticas.

“Estudié Derecho en la Universidad de Harvard, porque mi vocación ha sido la del servidor. Mi trabajo ha sido servir a mis clientes y, como diplomático, servir a mi país, compartir ideas e iniciativas públicas”.

Entre esos dos mundos culturales ha vivido, con el arraigo de la India, de sus ancestros paternos y el arraigo norteamericano de los ancestros maternos.

Walt Whitman, el poeta

El poeta norteamericano Walt Whitman, cuyo bicentenario de natalicio se ha conmemorado en el mundo, es uno de sus escritores predilectos.

A través de los poemas de Whitman ha conocido instantes de la historia de su país: la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, de 1861 a 1865, en la que el poeta fue testigo y enfermero.

‘Hojas de hierba’ es uno de los mejores libros de poesía de la historia de la poesía en el mundo.

“Creo que una hoja de hierba, no es menos/ que el día de trabajo de las estrellas/ y que una hormiga es perfecta/ y un grano de arena/ y el huevo del régulo/ son igualmente perfectos/ y que la rana es una obra maestra/ digna de los señalados/ y que la zarzamora podría adornar/ los salones del paraíso/ y que la articulación más pequeña de mi mano/ avergüenza a las máquinas/ y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha/ supera todas las estatuas/”.

También lee con devoción a Arundhati Roy, la gran escritora de la India, autora de la novela ‘El pequeño Dios de las cosas’ (1997). Una novela que desentraña con belleza poetiza memorias de la aldea y nos envuelve en una trama seductora. Esa novela ganó el Premio Booker en 1997 y se tradujo a más de cuarenta idiomas. También me habla de R. K. Narayan, un escritor del sur de la India cuyas narraciones tienen el encanto de lo cotidiano, de los ambientes rurales y de la profunda sencillez.

Cuando Jay Raman lee esos libros se devuelve al patio de su padre y a las regiones invisibles de la India, contada por el prodigio de sus novelistas.

Otros ámbitos

Jay Raman, además del intercambio cultural con Cartagena de Indias, la enseñanza del inglés y el turismo, busca hacer alianzas e intercambios en el cine, el deporte y la gastronomía. Cree que la cultura es la mejor manera como un pueblo puede dialogar con su pasado y con el mundo.

Promete estar atento a lo que ocurra en la vida cultural de Cartagena de Indias, como con lo que pasa con la cultura en todo el país. Hay en este diplomático y viajero por el mundo, un conocimiento de los saberes ancestrales de las culturas en el mundo. Una sensibilidad para las artes visuales, la música, el teatro, el cine, entre otros.

Como quien hila los intercambios locales y globales, ha decidido regresar para continuar observando la creatividad y el talento de Cartagena de Indias.

Epílogo

Jay Raman mira el reloj y recuerda que ya tiene que irse.

En estas 36 horas le han encantado tres milagros que lo sorprendieron al llegar: la belleza de la ciudad, la calidad de sus habitantes y el espléndido sabor de la comida de mar que acaba de probar.

El tiempo ha sido fecundo en experiencias y en contactos humanos. El enorme interés por la cultura y las incontables iniciativas que surgen entre sus habitantes.

Dice que regresará muy pronto.

La luz queda en sus pupilas. Los colores que el agua deja entre las piedras lavadas por la lluvia.

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