Por Elvis Martínez Bermúdez y Diana Acosta Hincapié
Especial para El Universal
En un mundo cada vez más digitalizado, con tecnologías de fácil uso y acceso, pensar que el planeta Tierra puede ser tu oficina y que las casi 8.000 millones de personas que lo habitan podrían ser tus clientes ya no es cosa de locos; por el contrario, es una realidad que cada día toma más fuerza con los cloudworkers o trabajadores en la nube.
¿Trabajar en la nube? Sí, en la nube. En otros tiempos podríamos estar refiriéndonos a pilotos de avión o astronautas, pero en esta era digital, conocida como la Cuarta Revolución, no es otra cosa que la de ejercer una profesión o desarrollar un talento específico en entornos virtuales que rompen fronteras, comparten conocimiento con quien lo necesita y resuelven problemas a comunidades enteras de forma remota.
A diferencia del teletrabajo, donde hay un contrato entre el empleado y una empresa que responde por las prestaciones sociales y le entrega una estación de trabajo al empleado, los empleos digitales en los que se mueven los cloudworkers tienen la particularidad de que le permiten a la persona trabajar a su ritmo desde el lugar donde se encuentre, con horarios flexibles y sin exclusividades casi siempre, lo que le da la ventaja de tomar al tiempo otros proyectos pagos para desarrollar.
Richard Forbes, por ejemplo, es un productor multimedia del Sena que desde muy niño se interesó por el dibujo, técnica que fue perfeccionando y que luego lo llevaría a animar series por encargo gracias a que expuso su talento en redes sociales y fue luego contactado por empresas de México, Canadá, Estados Unidos y Malasia, entre otros países, para desarrollar trabajos en la nube desde su natal San Andrés Islas, en Colombia.
“Empecé dibujando por hobbie, hacía animaciones en Facebook y YouTube y ahora trabajo para diversas compañías en proyectos distintos. En México hice dos series animadas, una para el Instituto Nacional de Desarrollo Social, Indesol, y otra encargada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; en Canadá trabajo para una disquera a la que le diseño las portadas de los trabajos musicales de sus artistas, y en Malasia hago diseño de personajes de ‘Amby Superstar’ para Catapult Animation Studios”, explica Forbes.
Según su opinión, la clave del trabajo en la nube está en mantenerse actualizado en los avances tecnológicos de su campo de acción, ser disciplinado y establecer una rutina de trabajo que le permita culminar los proyectos sin contratiempos, pues, como dice, si bien la flexibilidad de horarios y lugares desde donde se trabaja da ventajas, al final todo depende del cloudworker, que es quien lo lleva a feliz puerto.
“Es importante también manejar un segundo idioma, si es inglés, mejor, porque es donde más proyectos interesantes y mejor pagos hay. Todo esto requiere de un cambio de mentalidad hasta en lo que cobras, pues estamos acostumbrados en Latinoamérica a pedir poco dinero por nuestro conocimiento y son los mismos extranjeros los que te dicen que tu trabajo vale más”, comenta Forbes, que también ha desarrollado proyectos en Colombia como la primera serie animada de San Andrés Islas, llamada ‘Sailandia’, para el Canal Regional Teleislas, y su trabajo ha estado nominado en los Premios India Catalina en la categoría de mejor producción audiovisual de animación, por la serie ‘Anancy In the Land’.
Los cloudworkers, por lo general, cazan oportunidades de empleo digital en su área de experticia y en plataformas que lanzan convocatorias solicitando servicios para proyectos específicos.
José María Palma es diseñador gráfico, egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Cartagena, y cursa una Maestría en Tipografía en la Universidad de Buenos Aires (Argentina), la cual alterna con empleos en la nube para otros países.
“El trabajo creativo es cada día más solicitado. El mercado digital es enorme y las posibilidades de ganar dinero en proyectos de tu interés son altas. Eso sí, se requiere de mucha disciplina, tal vez igual o más de la que te exige una oficina porque igual debes reunirte con gente en entornos virtuales, establecer comunicación y contacto permanente con clientes por diversas plataformas y generar toda una dinámica de trabajo que te permita terminar con éxito los proyectos. Es todo un cambio de chip, de mentalidad, de cultura, una reconfiguración del trabajo”, comenta.
Palma explica que en su campo, y en otros como el de los desarrolladores web, la publicidad o la comunicación, existen plataformas en inglés y en español en las que cualquier experto puede ingresar y competir por un trabajo digital. En su sector, por ejemplo, los clientes exponen un resumen de sus necesidades y cada quien presenta sus propuestas. Al final, el cliente decide con quién trabajar y pacta tiempos y costos, es casi que una dinámica de licitación en línea donde gana el talento.
“La dinámica de la tipografía, que es lo que estudio de manera profunda y estoy próximo a graduarme, está muy enfocada a vender tus productos en línea. La gente invierte hoy más en el mundo digital que en el impreso”, resalta el diseñador gráfico.
Las oportunidades de trabajos digitales no solo están en plataformas desconocidas y enfocadas a programadores o desarrolladores, también las hay en otras más populares como YouTube. En esta, por ejemplo, el periodista Carlos Hurtado encontró una oportunidad luego del cierre del periódico para el que laboraba en Cartagena. Ahora trabaja en la nube y en red con colegas de Centroamérica y Venezuela en un canal de noticias políticas que crearon para informar a los migrantes sobre lo que pasa con el gobierno de Nicolás Maduro y su puja con la oposición de Juan Guaidó.
“Nos dicen que los medios están en crisis, que para dónde van a coger los comunicadores y periodistas, pero lo cierto es que el mercado digital está demandando generadores de contenidos y ahí los reporteros tenemos una ventaja porque eso es lo que hemos hecho toda la vida”, comenta el periodista.
Hurtado cura contenidos, hace los guiones de los videos y pone la voz en off de los mismos. En El Salvador grafican las portadas de cada pieza audiovisual y en Venezuela hacen la edición final del video.
“El 70% de los ingresos vienen de la pauta que YouTube pone en nuestros contenidos y que son pagados por empresas o personas que están en los Estados Unidos y a las que les interesa la audiencia que busca temas de Venezuela. Para lograr que esta plataforma pusiera publicidad tuvimos que sobrepasar los 1.000 suscriptores y las 4.000 horas de video”, explica Hurtado.
El periodista asegura que para ser trabajador en la nube en el campo de la generación de contenidos digitales es fundamental el inglés, pero no es necesariamente una limitante. También explica que es importante adquirir nuevos conocimientos para analizar audiencias, como es el caso de aprender a leer métricas, usar palabras claves, el posicionamiento optimizado de contenidos en motores de buscadores (SEO, por sus siglas en inglés) y entregar contenidos relevantes y de alta calidad.
“Ahora todo el planeta es tu cliente, tu oficina. Como decían las abuelas, el mundo es un pañuelo y la Internet lo confirmó. Ahora, con los horarios flexibles, toca es salir de la casa para orearse y salir a comerse un helado, cosa que antes no podías hacer con horas de cierre en una sala de redacción convencional”, explica.
Ángela Becerra es publicista, egresada y profesora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Cartagena. Para ella, esta nueva forma de trabajo se alinea con los planes y deseos que tiene para su vida y su futuro. Explica que ser una cloudworker le permite viajar por el mundo, conocer nuevas culturas y trabajar desde cualquier lugar por medio de una computadora y una buena conexión a internet.
Para ella es importante que los nuevos profesionales desarrollen todas las habilidades digitales, por lo que en su clases ha venido innovando con el uso de las redes sociales como herramientas para sus los objetivos académicos. “Tengo comunicación con los alumnos en comentarios, inbox; hago memes educativos logrando cubrir el contenido académico, las clases son un espacio educativo moderno donde se habla de publicidad, marketing, conciencia y el desarrollo del ser”, explica la publicista.
Los cloudworkers coinciden que no se ha inventado la receta para el éxito en la nube, pero, si la crearan, incluiría tres ‘ingredientes’ fundamentales: disciplina, responsabilidad y reglas del juego claras con los clientes.
Johanna Rugeles, especialista en selección de personal y la psicóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana, explica que para meterse de lleno en el mundo de los ‘cloudworkers’ es necesario tener un gran sentido de la responsabilidad, ser organizado, metódico, y orientado a los logros. Además, afirma, se deben establecer reglas de juego claras entre las partes para tener métricas claras de rendimiento y en las fechas de entrega acordadas.
“Trabajar desde casa trae tentaciones que pueden distraer, como las exigencias de las familias que demandan tiempo en el hogar, la televisión, las redes sociales, entre otras. En estos casos considero que el trabajo en la nube puede tener mayor éxito en las personas que ya tienen vínculos sociales consolidados que en las que apenas están en ese proceso de construcción”, asegura Rugeles.