Cuando mis padres fueron a registrarme en la Cruz Roja de La Candelaria, en Caracas (Venezuela), a mi papá se le ocurrió la extraña idea de ‘bautizarme’ con un nombre particular: Jesucristo. Así como el llamado hijo de Dios, todo porque nací un 14 de septiembre, Día del Cristo de la Expiración, una celebración con miles de seguidores católicos y original de Cartagena. “¿Qué mejor nombre qué ese?”, pensaría él. De no ser por el registrador de turno, que se opuso rotundamente a esa idea, ahora yo sería tocayo de Jesús de Nazaret.
Según me cuenta mi madre, el registrador afirmó que estaba prohibido nombrar a los niños así, de lo contrario ahora me llamara Jesucristo Agámez Pájaro y no Cristian, como finalmente decidieron nombrarme, luego de ver una lista con opciones parecidas a la de Cristo y de moda en ese momento, año 1988.
Aunque también pudieron llamarme Cristóbal o Jesús, se quedó en Cristian, latino, sin h intermedia, con Alfredo como segundo nombre, algo normal, común y corriente. Habrá millones de Cristian en el mundo, pero he conocido y escuchado de nombres de personas que no son tan comunes y más bien resaltan por su rareza y otros que son sumamente curiosos, peculiares, algunos casi que impronunciables, como Inanakikintili, de seguro usted tuvo que leerlo dos o más veces. Otros nombres se mueven entre los límites de lo burlesco, lo inverosímil y lo poco común: Pío -como los papas-, Clímaco, Atilano, Mamerto, Pancracio, Naitlelín o el de aquel hincha tan aficionado a su equipo de fútbol que decidió llamarse Deportivo Independiente Medellín Giraldo Zuluaga, o el de la señora Bienvenida Anaya, quien, en ocasiones, debe detenerse a aclarar que ese es su nombre y no que está dando la bienvenida a cualquier persona.
-Mucho gusto, Bienvenida -dice ella.
-Gracias -le responden.
-No, mi nombre es Bienvenida -replica.
El nombre es como nuestra carta de presentación personal, parte de nuestra identidad, cuando conocemos a otras personas, incluso puede convertirse en un ícono, en un sello propio (Shakira, Cleopatra, Aristóteles), nos acompaña desde de principio al fin de nuestras vidas y hasta en la posteridad. Desde siempre han existido, si se le quiere ver así, inclusive en La Biblia se habla de los nombres desde el libro Génesis (palabra que también es usada como nombre), Dios nombró al primer hombre Adán y a la primera mujer Eva. La Biblia misma es un glosario de nombres usado a menudo por creyentes católicos y cada religión o creencia tendrá su propia historia sobre el origen de ciertos nombres y sus preferidos.
Y es que hay nombres que se vuelven comunes o se ponen de moda, como quienes deciden llamar a sus hijos como los jugadores de sus equipos favoritos, así que Lionel, Leo, James, Radamel, Iker, Cristiano, han inspirado al momento de bautizar, como también los ídolos del cine, religiosos, de la televisión, de la política o de las ciencias. Sé que en Cartagena el paciente James Von de Jesús llegó para ser atendido al Centro Médico de Canapote, mientras que Made in China y Diners Club aparecen relacionados en procesos judiciales en los juzgados de la ciudad, o que hace poco Mac Donald De Hoyos Vélez fue asesinado en el barrio El Líbano (hubo quienes pensaron que Mac Donald era un apodo, pero no es así, es su nombre de pila), o que el nombre de Erlains se inspiró en Airlines. Pero también hay nombres con único dueño o con una escritura o composición única. En sus archivos, la Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia lleva una lista de nombres únicos, que nadie más tiene o que los escriben de una forma particular que los hace únicos. En su última actualización, entre enero y julio de 2019, aparecen entre muchos otras, algunas personas que no tendrían tocayos: A Endxi, Aaa Aaaa, Abarushara, Granadina Isabel, Pelona, Imelda Sormariarosacecilia, Iluria, Abundia Delasmercedes, Abzhyell, Pepita Mariacamila, Pepper Melisa, Lixienyuri, Livientely Livienmaria, Tuibidigudiña, Liuboff Dayana, Inanakikintili y Eufrosina. Son nombres femeninos. Los hay también masculinos como: Chico Pelón, Chairo Riso, Chicharito, Donomar David, Diosteama, Dios Jesús, Diosito, Chichiliano, Chi Chunhgiancarlo, Tranquilino Antonio, Trailer, Tommy Aleksanderivanovich, Tocayito, Heladino Francisco y Fulvio.
Entre esos nombres que hay en el mundo poco comunes, intenté buscar a un señor llamado Mamerto, escuché de él por una compañera y por un colega que lo tuvieron de vecino, conocidos lo identifican como un líder proactivo del barrio La Victoria, pero encontré que hace pocos días falleció. A quien sí hallé es a Grimaldo Toro, un trabajador de un colegio de Arjona, dice que en todo el pueblo solo conoce a otro hombre que se llama como él. “¿Cómo le diré?, mi mamá me cuenta que me pusieron ese nombre por un boxeador, pero todavía es la hora y no he encontrado cuál es el boxeador. He escuchado ese nombre más bien como apellido. En mi familia al único que le pusieron un nombre extraño fue a mí”, dice Grima, como le dicen de cariño.
También conocí al señor Pelayo Perseverando Valdivia Álvarez, un pensionado de 66 años que vive Turbaco. Heredó su nombre de su abuelo Pelayo Valdivia, un migrante cubano que llegó a la Costa Caribe de Colombia a trabajar en el Ingenio Santa Cruz, hace muchas décadas. El Pelayo vino de ese abuelo paterno y el “Perseverando me lo puso fue una tía en Turbaco, no sé por qué”, explica.
“Mi mamá no estaba ahí cuando me bautizaron, mi papá se murió cuando yo tenía seis meses, me registraron mis tías, no sé si cogieron el almanaque Bristol o qué fue lo que pasó, pero hasta el cura se reía de ese nombre. Cuando mi mamá se enteró de ese nombre, prefirió llamarme Pacho, entonces la gente cree que yo me llamo Francisco, pero mi nombre real es Pelayo, como el santo, y mi apellido Valdivia, como la ciudad”, dice.
Y es que el Almanaque Bristol es o era una herramienta útil para muchos de nuestros padres y abuelos al escoger nombres ‘según el día del santo’. Muchas mujeres y hombres nacidos el 16 de julio llevan el Carmen o Carmelo como primer o segundo nombre. O las nacidas el 8 de diciembre el nombre de Concepción; José, si se nace el 25 de marzo; o si es el 22 de abril, por ejemplo, podría que el niño fuese llamado como el santo de esa fecha, Isidoro. Ese, particularmente, lo llevaba un personaje de la vida política de Cuba, quien alguna vez visitó a Cartagena. Seguramente, junto a sus apellidos, su forma de llamarse era única: Isidoro Malmierca Peoli. Del Alamanaque Bistrol sacaron el nombre de Escolástica, abuela del periodista Gustavo Tatis, cuyo padre y tatarabuelo también tenían nombres particulares, Honorio y Teofrasto.
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Nuestros nombres son nuestra carta de presentación ante el mundo y siempre habrá quienes tengan formas muy particulares de ser llamados y recordados. ¿Qué nombre ha sido inolvidable para usted?