A veces pienso que el mote de queso, la yuca con chicharrón, el bochachico o la bandeja paisa llegarían a ser bien recibidas como Patrimonio inmaterial de la humanidad, ¿no cree usted?
Hasta el momento, la Unesco le ha dado este reconocimiento a la comida mediterránea, a la japonesa y a la mexicana, todas con una mezcla única de tradición y sabor que las hace apetecidas y replicadas por todo el mundo. ¡Y tienen tanta razón! No por nada restaurantes de sushi, comida italiana y tacos mexicanos existen en casi todos los rincones del planeta.
El Universal se dio a la tarea de hacer un recorrido gastronómico por Lisboa, París, Madrid y Roma para describir un poco el sazón de sus respectivos países: Portugal, Francia, España e Italia.
La carta de los restaurantes en Lisboa está llena de delicias marinas como el pulpo, calamar, la dorada, la sardina, el bacalao y crustáceos como las ostras o almejas. Se puede pedir salmón y hasta conejo.
Se come bastante carne de cerdo y pollo, usualmente acompañados de arroz, ensalada o patatas. Algunos restaurantes ponen un huevo medio frito sobre la carne que se escoja.
La sardina, que es deliciosa, se prepara asada al carbón y se acompaña de ensalada y patatas hervidas. Su sabor no es intenso, y es mejor comerla con cuidado por la cantidad de pequeñas espinas que tiene y que se asemejan a pelusillas. Este pez es ícono de Lisboa, por lo cual encontrará llaveros, sardinas enlatadas, imanes, y muchos recuerditos con forma de sardina.
El vino de Oporto es un buen acompañante, si le gustan las bebidas dulces. Si visita Portugal, no olvide que las entradas las cobran, aunque se las pongan en la mesa sin haberlas solicitado, y si no quiere pagarlas, solo no debe comerlas.

España es un paraíso gastronómico, con el vino y la sangría como bebidas estrella.
Mientras que en Portugal le cobran las entradas, en España son gratis y usted puede esperar la comida principal probando unas deliciosas aceitunas o una tradicional tapa (que es un bocado con cualquier tipo de proteína, como carnes maduradas, mariscos, atún, etc, sobre un corte de pan tradicional).
La paella alicantina, preparada con mariscos, el venado con patatas o la carcamusa toledana (con cerdo, verduras, chorizo y jamón serrano) son algunas de las recetas más populares.
En general, las porciones de comida en los restaurantes españoles son más grandes que las que sirven en Francia, Italia o Portugal.
La provincia turística de Toledo, Madrid y Barcelona, tienen muy buenos restaurantes, cuyos precios varían dependiendo la zona.


París es sinónimo de pan.
Se encuentran en cada esquina sánduches con mezclas de los más espectaculares quesos y jamones.
El plato más tradicional de la cocina parisina es el foie gras (traduce hígado graso), que es hígado de pato, pero en general puede encontrar platillos con carne magra de pato, cerdo, pollo y res, acompañados siempre de papas fritas.
El pan relleno de chocolate al desayuno y los postres son los consentidos de los parisinos, que acostumbran conversar a toda hora con una buena taza de café.

¡Aquí tuve el despertar hacia las verdaderas pastas carbonara!
Resulta que siempre viví engañada porque la receta original italiana no se prepara con crema de leche o nata (como le llaman), en realidad lleva yemas de huevo, panceta y pimienta negra. Tienen un color amarillo intenso y son un poco picantes. Muy ricas, pero bastante diferentes a las que preparan en los demás países de Europa o incluso aquí, en Colombia.
Otra cosa que llama la atención es que en Italia comen la pasta ‘al dente’ no como algunos estamos acostumbrados. La comen un poco ‘más durita’ por dentro.
Italia, en general, tiene una gastronomía que va más allá de la pizza y las pastas (que preparan en todas las clases posibles).
Por lo menos en Roma, el prosciutto (tipo de jamón), las ensaladas, los asados o preparados de ternera, cordero, res, cerdo, y el popular escalope (un corte delgado de carne) hace parte de su cocina tradicional.


