Alcancé a ver unas ocho pegatinas que rodean el icónico logo de una manzana en su computadora portátil. Un astronauta, una especie de dinosaurio, una caricatura humana disfrazada de lagarto y un número 10 es lo que mis ojos interpretan a la distancia. Sin embargo, la palabra Platzi y un color verde, que según mi programa de edición de imágenes es #98CA3F (RGB Hex), son el factor común en cada pegatina.
Freddy parece atender una videollamada en el restaurante de un famoso hotel de Cartagena, usando su Macbook sobre un cojín en el regazo. Está tan concentrado que no se da cuenta de que lo estoy detallando. Habla pausado y con el rostro inexpresivo, no escucho nada de lo que dice y tampoco leo bien sus labios, aunque parece articular muy bien cada sílaba con la firme intención de expresar claramente lo que quiere decir. Una vez cierra la pantalla, toma su iPhone, desliza el dedo un par de veces y se ajusta unos audífonos Bluetooth. Adopta una posición más relajada porque sabe que ya no lo observan pero, de nuevo, ni un murmullo logro pescar en los escasos metros que nos separan. Se rasca la nariz, estira el labio hacia un lado mientras escucha a su interlocutor, se rasca la ceja derecha con la punta de la uña pulgar, se muerde el labio inferior unas cinco veces seguidas y, finalmente, como si fuera su último recurso para controlar la ansiedad, se ajusta la alianza de oro en su dedo.
Diez minutos antes estaba frente a mí sin rastro de ninguna de esas muletillas gesticulares en lo que pudo ser (a mi parecer) una de sus entrevistas más extenuantes. Fueron 30 minutos en los que Freddy no perdió la calma y usando cifras, ejemplos y palabras exentas de ambigüedad, explicó lo que define el trabajo de los últimos ocho años junto a su socio Christián Van Der Henst.
“Somos la escuela de tecnología más grande del mundo hispano. Nosotros lanzamos la empresa con el modelo de negocio actual en 2014, pero la estamos desarrollando desde 2011 y toda la vida, tanto mi socio Christián (que es el creador de Foros del Web y Maestros del Web) como yo (que antes de esto había creado una empresa que se llamaba Cristalab), toda la vida hemos estado en la industria la educación y con el objetivo de hacer más accesible la educación profesional en tecnología. En Latinoamérica, Colombia incluida, solamente el 12% de las personas que quieren entrar a la universidad lo logran: ¡El 12%! El 88% se queda fuera, simplemente porque no hay suficientes sillas o hay personas que no se pueden dedicar cinco años a no trabajar y solamente estudiar, entre muchas otras razones. Nosotros queríamos encontrar una forma para que las personas tuvieran empleo en la industria de la tecnología tan rápido como fuera posible sin tener que sacrificarlo todo, y por eso creamos Platzi. Hay muchas empresas de educación online, hay muchos cursos online en YouTube, entonces: ¿por qué usar Platzi? La razón es que Platzi es una forma estructurada y rápida de encontrar única y exclusivamente el conocimiento que se requiere para trabajar en esta industria en la menor cantidad de tiempo posible”. No contento con esta amplia y concreta explicación, Freddy seguía hablando del éxito financiero de sus estudiantes en áreas como el desarrollo de software, marketing digital, emprendimiento en tecnología, desarrollo de videojuegos, entre otras, y a mí me recorría en la cabeza una duda que perfectamente podría ser la de un rector en una universidad.
Pensaba en todo el lío de Uber y cómo entró a jugar en un hueco jurídico inmenso, detonando en lamentables protestas de taxistas abusados por un sistema inequitativo. Pensaba en AirBnb y su balanceo peligroso entre la democratización del hospedaje y la parahotelería. Mis preguntas parecen incisivas y, aunque Freddy me ve con la mirada de un maestro a un estudiante escéptico, en el fondo lo que siento es preocupación por un valioso emprendimiento digital que se mueve en la frontera difusa entre las acreditaciones, certificaciones, capacitaciones internacionales de empresas y la metodología autodidacta.
“No existe ningún ministerio de educación que te dé un crédito que funcione a nivel internacional. La educación es complicada, porque muchas personas creen cosas simplemente por tradición y no por ley. Existe la tradición que no puedes trabajar en ciertos lugares sin un título, cuando realmente no existe ninguna ley que te lo impida. Obviamente, hay empleos que sí necesitan una licencia de operación y un título (como médicos, revisores fiscales y abogados litigantes), pero tú no necesitas un título para ser abogado asesor o consultor. Nosotros enseñamos tecnología y en la tecnología no hay regulación de ningún tipo, porque la tecnología se mueve más rápido que la regulación. No existe un colegio de ingenieros de sistemas, aunque muchos ingenieros de sistemas quisieran que existiera para regular la industria, pero sería estúpido. Lo que nosotros hacemos es cambiar todo el tiempo. Platzi podría ser legal ante el Ministerio de Educación de Colombia. Tengo un millón de estudiantes en todo el mundo, de los cuales unos ciento cincuenta mil están en Colombia pero: ¿qué pasa con los otros 850 mil en el resto del mundo? ¿Los ignoro? ¿Me voy para cada gobierno? Y cada gobierno es distinto. En Colombia, por ejemplo, ser una universidad es un juego de plata y toma de 6 a 8 millones de dólares abrir una universidad y si no tienes ese dinero, no se puede”. No tengo ni idea de cómo aprovechar las efímeras pausas de Freddy para insistir en mi preocupación, mientras me sigue sirviendo un discurso tan estructurado como el código de su plataforma, sobre la sobrevaloración de un título impreso y las viejas tradiciones familiares.
Mencionaste las acreditaciones, ¿Platzi expide acreditaciones o certificaciones? -insisto-.
-Te puedo dar la respuesta diplomática o la respuesta rebelde, me sonríe aceptando el reto.
Cualquiera de las dos.
-Te voy a dar la respuesta diplomática primero: Platzi tiene certificaciones, por ejemplo, con Unity, Microsoft, Adobe, Google y Facebook. Es la respuesta diplomática.
¿Y la rebelde?
-¿Por qué crees que hicimos esto? ¿Por qué crees que si estoy en contra de esto dije que hiciéramos las certificaciones con Microsoft, Unity, etc.? La razón es porque la tradición es muy fuerte y las personas son muy racionales cuando se trata de educación. A la gente le importa un carajo si la educación es de calidad o no, lo que les importa es la marca. En cualquier universidad aprenderás exactamente lo mismo, pero la gente paga más por Los Andes, porque es la marca lo que quieren.
Mientras Freddy sigue hablando en términos de respuestas diplomáticas y rebeldes, me autoconsuelo pensando que tal vez estoy subestimando a Platzi y lo veo de la misma manera en que un padre ve a su hijo cuando intenta caminar por primera vez. Ves la determinación en sus ojos y lo crees completamente capaz aunque tu experiencia como adulto dicte otra cosa, sabes que físicamente no está listo, aunque a los cinco minutos ejecute los tres primeros pasos en firme de su vida.
Ahora veo a Platzi como una maravillosa plataforma de intercambio de conocimiento (a un costo muy económico) bajo un modelo de suscripción mensual al estilo de Netflix, cuyos contenidos son propios y se actualizan constantemente.
Freddy y Christián transforman el difícil ámbito educativo y, aunque todo indique que se avecinan difíciles retos legales y económicos, estoy seguro de que Freddy los afrontará con el mismo profesionalismo con el que afrontó esta entrevista.