Les confieso que esta Faceta puede estar parcializada, que todas las fuentes que busqué no me dijeron nunca que estudiar periodismo es un error. Este texto nace de los múltiples artículos publicados recientemente sobre el presente y futuro de la Comunicación Social y Periodismo como profesión. Uno de los más sonados fue el de la presentadora y periodista Mábel Lara, que escribió: “A las nuevas generaciones les digo sin sonrojarme, no estudien comunicación social o periodismo, sigan el ejemplo de Gabo, váyanse por otra carrera y si realmente esto les interesa estúdienlo como una maestría, una especialización o hagan una doble titulación. El palo no está para cucharas en los medios; somos muchos y no pagan tanto. Estamos siendo reemplazados por otros profesionales y nadie ha asumido la responsabilidad de contar realmente lo que viene pasando en nuestro universo laboral”.
Pocos días antes de publicadas esas líneas, la que también se refirió a este asunto fue la colega Claudia Palacios: “Las facultades de periodismo se multiplicaron y se dedicaron a preparar gente para un oficio que requiere habilidades distintas. Es como si se acabaran las enfermedades y la gente siguiera estudiando medicina”, dijo.
¡Terrible noticia!, pensé cuando leí eso y me imaginé a los muchachos que apenas están iniciando la carrera en una universidad. No es un secreto que el periodismo, en el mundo, pasa por una transición, algunos le llaman crisis. El verbo de moda para la solución es “reinventarse”, ¿qué opinan los periodistas?
Don Juan Gossaín es uno de esos a los que llaman periodistas empíricos porque para hacer periodismo se preparó en la calle, como un reportero incansable, y no en una universidad. Pero sin duda, es un referente de cómo hacer bien la tarea, también fue mi maestro en el Centro de Altos Estudios de Periodismo “Juan Gossaín”, por eso fue al primero que le pregunté si cree que hoy es un error estudiar periodismo: “Por Dios. A quién se le puede ocurrir eso. Sería tanto como proponerles que no estudien medicina si estuviéramos en medio de una epidemia”, respondió. Y añadió: “Es al revés: ahora hay que estudiar más que nunca, pero no solo las materias académicas. Lo que hay que hacer, de urgencia, es ponerle más ética y más alma a esas escuelas. Intensificar la enseñanza de los principios morales, de la responsabilidad del periodismo, de su servicio a la sociedad”.
Es consciente del desafío que tienen las facultades y escuelas de periodismo, además, agrega que “el reto de los periodistas verdaderos es aferrarse a los viejos e inalterables principios éticos del oficio: la verdad por encima de todo, la imparcialidad, la independencia, el recto criterio. No prestarse a manipulaciones y mentiras.
“Lo que hay que reinventar, primero que todo, son los medios. Que entiendan que, antes que empresas, son voceros de la sociedad, fiscales al servicio de la gente, y no comerciantes de noticias. Finalmente, y ante lo que estamos viendo hoy en Colombia, yo invito a todos mis colegas periodistas y a todos los medios de comunicación a unirnos, enérgicamente y como un solo hombre, en torno a esta consigna: Ni uribistas ni santistas; periodistas”.
Le dije a don Juan que en una reunión con varios periodistas, la mayoría decía que no les recomendarían ni a sus hijos estudiar periodismo, porque piensan en los sueldos que se ganarían. “Las anteriores, fueron mis impresiones desde el punto de vista ético. Una cosa muy distinta son las consideraciones salariales y laborales que atraviesa actualmente el periodista. Ante el gigantesco crecimiento de las redes sociales y de los medios electrónicos, los medios tradicionales están viviendo una crisis económica. Eso ha desmejorado los niveles de salario y la cantidad de puestos disponibles. Visto desde el terreno de la remuneración, el periodismo no es hoy una profesión atractiva para los muchachos. Y me temo que va a pasar mucho tiempo antes de que ese obstáculo desaparezca”, concluyó.
Alberto Martínez me dio clases de comunicación y periodismo en pregrado, y luego fue mi tutor de tesis en la Maestría de Comunicación. Es el director del programa de Comunicación Social de la Universidad del Norte, columnista de El Heraldo y presidente de la Asamblea General de la Asociación Colombiana de Facultades y Programas Universitarios de Comunicación, Afacom. Me habló tanto, que creo que se va a molestar porque en esta página (la del papel) no cabrá todo lo que dijo. Él ve a la comunicación como profesión de profesiones. “El que haga la comunicación puede desempeñar alrededor de 30 a 35 actividades profesionales, una de esas es el periodismo, entonces cuando se asocia periodismo con Comunicación social pues hay un sesgo que es producto del desconocimiento, el periodismo hace parte de la comunicación pero no se puede reducir la comunicación al periodismo, entonces la respuesta es que no es un error estudiar la comunicación, lo que es un error es no estudiarlo y peor error es insinuar que no debe estudiarse cuando no se conoce exactamente lo que se ha hecho desde la comunicación.
“Apenas el 20% de los egresados de las facultades va al periodismo, el otro 80% se dedica a actividades relacionadas con la comunicación organizacional, con la comunicación para el cambio, con la realización audiovisual, con la investigación, con la academia. En el país existen 162 programas activos de comunicación social o afines, son a distancia, virtuales y presenciales, los ofrecen universidades públicas y privadas, lo que tenemos es una gran oferta de programas (...).
¿Se necesitan hoy tantos egresados del programa?
-Se necesitan más que en cualquier momento. En el cambio de modelo económico que vive Colombia, se requiere que los productos y servicios se vendan no solo por el ser sino también por el parecer, ahí hay un escenario para los comunicadores de marketing, publicistas, los community managers, para los estrategas de comunicación, directores de comunicaciones, para los jefes de prensa, hay interesantes posibilidades para todas estos profesionales.
¿Qué están haciendo las facultades?
-También tienen que cambiar las facultades, lo tengo claro, ya lo estamos haciendo. El proceso de certificación lo tienen que avalar pares del Ministerio de Educación y eso implica una reconversión permanente en las facultades de comunicación, 34 tienen la acreditación de máxima calidad, eso es un proceso más exigente, es voluntario, entonces implica que haya estándares de calidad más elevados. Esas facultades de comunicación están más cercanas a la realidad, a las salas de redacción, tienen humanidades que les dan un contexto para la vida a los periodistas, tienen segunda y terceras lenguas para que interactúen más con el mundo global, tienen pensamientos matemáticos, desarrollan pensamiento y lectura crítica, tiene debates éticos que no son solamente más que una asignatura sino transversales en toda la formación.
Pero se habla de crisis de los medios...
-No. Es un fenómeno de transición, en el que hay varios actores protagónicos, primer actor: los medios de comunicación, el modelo de negocio tiene que reinventarse. El New York Times, por ejemplo, en sus 167 años jamás había tenido tantos lectores, ya va por 4 millones, el 63% de los ingresos de este periódico se debe al pago que hacen estos lectores, ahí hay una posibilidad interesante. El Aftonbladet, de Suecia, un país de 10 millones de habitantes, está obteniendo ingresos, con un periódico pequeño, del orden de los 35 millones de dólares anuales. Creo que el modelo de negocio fracasa en cuanto a que las empresas periodísticas operan como emporios empresariales y no como empresas que administren un derecho. Ahora el problema es de credibilidad de los medios de comunicación, porque la gente no es tonta y se va, y cuando eso pasa ya a esos medios no le sirven al poder que da la publicidad, porque estos necesitan que el medio donde pautan y donde también anunciar contenidos tenga bastante audiencia, y en consecuencia tienen que apretar los costos hasta llegar al cierre y se llevan de contera a los periodistas que tienen que actuar por bajísimos salarios o quedarse en la calle.
¿Dónde queda la responsabilidad de consumo de las audiencias?
-La audiencia tiene que ser más responsable al consumir contenidos. Hay una apreciación por los contenidos más por la emoción, por la irracionalidad, por el entretenimiento, por una especie de voyerismo social que hay alrededor de la desinformación, que por el rigor, que es el que finalmente que nos ayuda a tomar decisiones.
Rodolfo Mejía Fontalvo es un experimentado periodista que ha pasado por la televisión, la radio, ha sido profesor, jefe de prensa, comunicador organizacional y hoy es director de su propio medio digital de noticias. Es decir, desde sus inicios en el periodismo en 1985, se viene “reinventando”. “Frente a la polémica sobre si estudiar o no periodismo, soy un convencido de esta profesión que defiendo a capa y espada, la cual me ha dado todo y sigo dando todo por ella. Amo esta profesión, me ha dado las satisfacciones más grandes de la vida y por ella seguiré trabajando. Me ha tocado reinventarme, debido a que los adelantos tecnológicos, a los cuales no estaba acostumbrado, me estaban ‘atropellando’, y cada vez que veo una oportunidad de aprender algo nuevo sobre aplicaciones que puedan servir al periodismo, lo hago con el mayor gusto y motivación, hoy desde mi portal Mundo Noticias”.
@javieramoz