La primera vez que vi a José Elibar Banguero noté que tenía lo que se llama presencia escénica.Puede no ser muy alto (no llega a 1,65) pero su entonación y sus ademanes de Don le van muy bien, sobre todo porque antes de cantar su salsa “Por seguir tus huellas” hace una presentación que incluye WhatsApp, redes sociales y YouTube.Tiene la mirada serena, aunque está lleno de una alegría que contagia. Le gusta usar boina y su acento caleño pasa desapercibido debido a sus rasgos cartageneros.Amplificador y micrófono lo acompañan todos los días, parece que en conjunto conforman una tarima andante y tiene que estar preparado.Repite que su orquesta se llama El Poder Latino, y lo dice con fuerza, para hacerle honor al nombre.No les cuenta una historia triste a los pasajeros, al contrario: es una especie de terapia de agradecimiento lo que hace que la atención se centre en él.En su escenario móvil improvisado, se ubica en la silla de una de las esquinas, deja pasar a los usuarios y se dirige a todos:“Buenos días, démosle gracias a Dios, por haber llegado hasta este día por misericordia de Dios.“También démosle gracias a Dios por el sueño cumplido de cada hombre, porque cuando ese sueño se cumple, le da gracias al señor con gran alegría, con gran gozo.“Hoy yo soy uno de esos hombres soñadores que también le da gracias a Dios porque mi sueño se ha cumplido. Mi sueño era que alguna vez como cantante tuviera la oportunidad de grabar una canción y hoy tengo esa magnífica oportunidad. He grabado un par de canciones.“Las tengo en YouTube y en las redes sociales.“Mi primera canción se titula “Por seguir tus huellas”, la segunda “Este año sí”. ¿Cómo va a seguirme en las redes sociales? Va a buscarme como “Por seguir tus huellas, El Poder Latino”, o “Este año sí, El Poder Latino”. Cada vez que quiera gozarse alguna de ellas, escriba el nombre de la canción y el nombre de la orquesta el Poder Latino. Compártela con tus amigos a través de WhatsApp.Aquí les presento Por seguir tus huellas”, finaliza. Conociendo a Don ElibarEl señor Elibar tiene 65 años, una edad avanzada si se tiene en cuenta que algunos buseteros van como locos y el artista tiene que usar toda su elasticidad para sostenerse y presentar su show.“Señorita, yo sí quiero esta entrevista. Pero esto cuánto cuesta porque le adelanto que no tengo dinero”, dice muy serio.“No se preocupe que acá jamás cobramos”, le digo entre risas.“Toco en Bocagrande y por La Boquilla. Salgo de la casa por tarde a las 8 o 9 y media de la mañana y me voy cantando en los buses. Empecé cantando bolero en la buseta, hace 2 o 3 años. Y ahora en estos meses le he venido a meter pecho a mi canción, esperando la oportunidad en las emisoras”.Dice que en el día menos favorable recoge unos 10 mil pesos de propina en las busetas, por eso creo que prefiere la playa. Allá el toque es “más personalizado” imagino.Me cuenta, que en las emisoras de la ciudad no ha podido poner a rotar su canción. Solo una emisora comunitaria lo está apoyando: Radio Colectiva, 101,6, y por ello se siente más que agradecido.“Algunas emisoras me han hecho promesas, que me van a poner las canciones y nada. Hay algunos que me han dicho que mi música no aplica para sonar en sus emisoras”, dice. Es que ahora nada es gratis para los artistas.Pudo grabar una canción en Bazurto hace un par de años, y esa misma la promociona como si la hubiera grabado ayer.El señor Elibar volvió a la música por una revelación divina, donde se le habló solo de notas y acordes.“Pasé como 2 años en esa meditación, así que terminé vinculándome en la música aquí”, refiere.Después de la revelación, consiguió un dinero gracias al retorno de unos aportes que hizo durante un tiempo.“Por seguir tus huellas” y “Este año sí” (compuesta por el puertorriqueño Plácido Acevedo) estuvieron en su cabeza desde hace 30 años. Nunca olvidó de los arreglos ni la melodía y por eso hoy están materializadas.Un músico de antañoAl señor Elibar le gusta cantar salsa y boleros. Disfruta presentarse ante mucha gente y oír sus aplausos.Ese talento innato le dio reconocimiento en el Valle del Cauca, donde nació y vivió por muchos años. Su nombre artístico es “Elibar el Caleño”,Recuerda que pisó muchos escenarios con su música y era ovacionado en Cali, donde exploró con todas las de la ley su faceta de artista. Allá aún quedan los amigos que lo recuerdan como un talentoso cantante y compositor.No habla mucho de ello, pero cuando el brillo en Cali terminó, dice que solo buscó de los caminos de Dios.“Y ahí he permanecido”, suspira.Hoy, vive solo en San José de los Campanos, por esas circunstancias de la vida que ni él mismo sabe explicar. Ya sus hijos son independientes. Los visita de vez en cuando y de “cuando en vez” lo visitan a él. Dice ser un buen padre.“Yo digo que el hombre considera que un buen padre es solo el que aporta financieramente, y sí es cierto, pero el padre que está ahí para escucharte también importa”, reflexiona.Tengo preguntas para el Señor Elibar:¿Alguna vez se ha caído en una buseta?, ¿Alguna vez no lo han dejado cantar?, ¿Se ha bajado del bus sin recoger aunque sean 200 pesos?, ¿Cómo le va en la playa en temporada baja... se ha ido a casa con algo o nada de dinero?Pero de lo que quiere hablar este artista es de su música, de las ganas que tiene de oír su canción en las emisoras, y por supuesto, esa es una conversación más feliz.Espera que un día, mientras descansa de uno de esos toques personalizados, escuche en la radio a lo lejos “Te vas de mi lado porque eres cobarde, y porque le temes a mi situación. Después de engañarme, me dejas rodando, sufriendo la pena de tu desamor...”De Elibar y su Orquesta El Poder Latino, queda un hombre de 65 años con anhelos de seguir cantando, aunque por ahora sea en los buses. No les cuenta una historia triste a los pasajeros, al contrario: es una especie de terapia de agradecimiento lo que hace que la atención se centre en él. ZENIA VALDELAMAR - EL UNIVERSAL