comscore
Facetas

Querido ‘malapaga’...

Compartir

“Cuando llegaste con tus ojos medio enguarapados, pidiéndome dinero prestado, me acordé de cuánto te conocía, de que eras mi amigo y que era una especie de obligación ayudarte a salir de esa mala situación. De todas formas, dijiste que mes a mes me pagarías y yo confié en ti, tanto que pese a la negación de mi madre, el mismo día te di mis ahorros de todo un año.

“Pero pasaron los meses, y ante mi insistencia por ver de vuelta el dinero, preferiste empezar a evadirme, ya no pasabas frente a mi casa, ya no te juntabas con nuestros amigos, salías de rumba con otros. Poco a poco dejé de saber de ti.

“Hoy, sin conocer desde qué lugar del país o del planeta lees esto, te digo: ¡Gracias! Porque me abriste los ojos, porque hoy sé que jamás volveré a perder un amigo por cuestiones de dinero. Al final de cuentas quien te va a juzgar no seré yo, ni la ley, que poco ha servido en esto”.

             ***

Están en todos lados.

A simple vista muchos parecen amables, tienen ese don de la “labia”, sin embargo, ellos mismos saben que no pueden comprometerse, que la responsabilidad no es su fuerte. Los llaman los ‘mala paga’ por no decir estafadores, igual ellos prefieren desaparecer del mapa.

Parece tonto escribir sobre esto pero, dígame si usted no se ha quedado pensando: ¿Cómo alguien puede dormir sabiendo que le debe dinero a otro y con todo el descaro del mundo se esconde para no pagar? Y he aquí donde habrá que diferenciar entre los que no pagan de inmediato (no se sientan aludidos), quienes saben que no van a pagar y quienes no pagan ni siquiera si tienen el dinero en el bolsillo.

Es el caso de Mary, de 40 años, directora zonal de venta por catálogo, quien unos años atrás le recomendaron a una vendedora.

“Me ayudó a inscribir 9 cédulas de personas que querían entrar al negocio”, empieza. “El primer mes de mora, fui a las direcciones que aparecían en la hoja de inscripción y resulta que ninguna vivía allí. Resultó que las cédulas eran falsas, y lo sé porque después supe que por donde ella vive acostumbran a tener cédulas falsas. Yo hablaba con esta señora que creí que era de confianza, y ella me decía y juraba que las personas sí vivían allí. Se quedó con más de 2 millones de pesos en productos, que los tuve que pagar yo”.

Le pregunto a Mary si siguió contactando a la mujer, y solo me dice que dejó de ir a su vivienda porque era “un barrio muy pesado”.

“La responsabilidad, como cualquier otro valor, se aprende y está sujeta a los contextos. Hay aproximaciones en cuanto a la manera cómo el ser humano aprende. Uno es el modelamiento, donde cada persona al tener un modelo, observa ciertos comportamientos y desde allí aprende su comportamiento propio”, afirma la psicóloga clínica Carolina Méndez Sánchez, directora de atención de Psicología de la Universidad de la Sabana.

Carolina también habla de trastornos asociados al dinero, como la crematomanía (deseo obsesivo por el dinero ), que para los especialistas no sólo es difícil de abordar, sino que hoy es más frecuente debido a la excesiva idolatría al dinero en esta sociedad consumista.

También puede haber diversos trastornos sicológicos, ansiedades o ludopatías (adicciones al juego), que seguramente tendrán mucho que ver con que una persona no pague sus deudas, dice la experta.

Eugenia salió victoriosa

Eugenia, de 34 años, tuvo que recurrir a una falsa amenaza para que un inquilino le pagara cinco meses de arriendo.

Nunca notó que este inquilino quedara sin trabajo, ni que tuviera problemas, ni recibió ninguna explicación de esa índole, como se podría pensar. Solo pasaban los meses, y el arrendatario le decía que le pagaba “cuando tuviera”, que ya se iba a mudar.

“Mi esposo contactó a un amigo ‘con cara de malo’”, ríe, “para que fuera al sitio donde este señor que me debía dinero estaba, y le preguntó que cuándo era que iba a pagar, que si se quería meter en un problema. Es que todos los meses se estaba mudando”, se escuda. “Al final terminó yéndose y aunque me dejó todo el apartamento vuelto nada no me importó, yo sólo quería que ese tipo se fuera de mi casa”.

Siguen endeudándose

El economista Jorge Enrique Rodríguez, director de posgrados de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Libre, afirma que el colombiano promedio no planea sus finanzas personales. “Tiene claro su ingreso por periodo mensual, pero no dimensiona el volumen de sus gastos corrientes. Por ejemplo, compra una bolsa de leche en $2.500, pero no tiene claro que son $75.000 al mes”, explica.

También afirma que el comportamiento del ‘malapaga’ se inicia endeudándose con el sector financiero, “posteriormente con la empresa, acto seguido con familiares y amigos, todos ellos pensando siempre en solucionar los problemas adquiridos. Sin embargo, los va incrementando sin darse cuenta. Al no tener cómo pagar los problemas agregados, su desesperación (casi siempre) lo lleva a crédito gota a gota, que es el último eslabón a corto plazo”.

Rodríguez hace una aclaración:

“El ser humano promedio nace con debilidades en el comportamiento financiero. Las empresas a través del mercadeo, se encargan de generar necesidades en el individuo. La educación financiera debería empezar en casa, pero en la realidad no pasa.  Ellos aprenden con la experiencia, esa sumatoria de errores y aciertos es lo que los enseña”.

¿Qué hacer?

Retomando el principio de esta publicación, es decir, si es que usted está en un dilema, el portal de finanzas personales ahorro.net tiene una lista de consejos para aquellos que dudan de prestarle a un amigo.

En primer lugar dicen “No lo hagas”, pero sugieren que le prestes a tu amigo “solo aquello que te puedas permitir perder. Cuando dejas dinero a un amigo, lo mejor es considerarlo un regalo. Si para dejar dinero vas a tener que agotar tus ahorros o ponerte en una situación complicada, no lo hagas”.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News