Dunas de arena de hasta 15 metros rodean la laguna de Huacachina, situada en medio de un oasis a cinco kilómetros al oeste de la ciudad peruana de Ica, capital del departamento homónimo, a unas cuatro horas de Lima.
El país inca según estadísticas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, recibe desde hace dos años, un promedio de 3’157’997 turistas internacionales cada año. La mayoría de Chile y Estados Unidos.
En Huacachina, uno de los múltiples atractivos de Perú, se ofrecen desde hace pocos años recorridos en buggys, vehículos semidescubiertos que garantizan una experiencia llena de adrenalina. Los buggys, areneros o tubulares, están parqueados en las calles que rodean la laguna. Es una población pequeña con viviendas, pero en su mayoría con hoteles y restaurantesEl señor John Bedriñana de 51 años, es nuestro conductor en el arenero en el que recorremos el desierto. Viviendo en Ica tiene casi 40 años y allí tiene a su esposa y sus tres hijos.
Él nació en Ayacucho, “el departamento donde se inició el terrorismo y se esparció a todo el Perú. Cuando yo tenía 12 años tuve que migrar, parecía que estuviéramos en la guerra. Tú caminabas y encontrabas muertos”, recuerda.
Manejando el buggy tiene 7 años. “Es un deporte que se inició desde hace 15 años apenas, no tiene más. A raíz de esto es que vienen los turistas, el que empezó con todo esto es Manuel Mejía. Es un loco cuerdo”, dice riendo.
John no se guarda la admiración por Don Manuel y nos cuenta su historia.
“Él agarró una moto lineal. Vino, hizo todo este recorrido en las dunas y regresó a Huacachina. Todos lo días hacía esto hasta que un día se aburrió y dejó la moto. Compró un Volkswagen, un escarabajo y lo descapotó. Lo hizo de fierro y regresó a las dunas y después a Huacachina. Ahí se encontró con dos turistas de Israel, que vienen en manada decimos nosotros (ríe) porque llegan al Perú al año más o menos unos 3 mil de Israel… terminan el servicio militar obligatorio en su país y dicen que les dan un bono de 24 mil dólares y con eso se vienen a pasear por todo Sudamérica”. Y ahí empezó todo.
Con el paso del tiempo, los carros han cambiado. Ahora tienen motores de Toyota, Nissan, “por ejemplo el verde es el Suburban, de 14 pasajeros es el más grande”, señala, “pero yo te digo que el mío es el mejor motor de todo Huacachina”.
Estos tubulares pueden subir en vertical de unos 15 a 20 metros y dar la vuelta sin problema. Y a John esto no le da miedo.
“Siempre que salgo a trabajar me encomiendo a Dios, a mi madre, a mi padre que ya no están aquí conmigo”.
Son 30 kilómetros de desierto. Más allá de las dunas están las planicies, y las playas vírgenes de Ica, a las que se llegan preferiblemente en tubulares luego de un recorrido de dos horas.Un rugido de motor seguido de unos gritos de júbilo interrumpen la conversación. Es un buggy que pasa a metros de nosotros y continúa su recorrido.
“A estos carros los controla la municipalidad. Tenemos una revisión técnica al año. Pero nosotros tenemos talleres donde a diario los revisamos para nuestra seguridad y la de todos”. Hay en todo Huacachina 100 choferes y unos 100 areneros.
El recorridoAntes de que usted decida subirse, debe tener claro que si sufre de la columna empeorará y si no le gustan las emociones fuertes, puede llorar.
Aunque puede solicitarle al conductor un paseo tranquilo, si sus compañeros de viaje prefieren adrenalina (y por mayoría ganan) usted sí que va a tener adrenalina. Estos carros van a alta velocidad y se mueven como peces en el agua. En menos de un minuto llegan a la cima de las dunas y caen en picada para continuar subiendo y bajando durante más de media hora. ¡Es mucho mejor que una montaña rusa!
Si el recorrido es en la tarde, se puede ver una hermosa puesta de sol en el desierto. De día en esta parte del Perú, en verano la temperatura supera los 35 grados centígrados, pero en invierno con unos 24 grados, el sol abriga del frío que empieza en pleno cuando cae la noche y baja a unos 10 y hasta 8 grados.
Y si quiere avistar especiesLa costa peruana es el hogar de los pingüinos de Humboldt, una de las 17 especies de pingüinos que existen en todo el mundo. Están situados desde Cabo Blanco en Piura, hasta Tacna. Es una especie propia de la corriente de Humboldt, de ahí su nombre.
También habitan en estas costas lobos o leones marinos, de las especies lobo chusco y lobo fino.
Durante el mismo recorrido a Ica, las agencias de viaje ofrecen un recorrido a las Islas Ballestas, hogar de estos pingüinos, lobos marinos y decenas de clases de aves, algunas endémicas.El embarque hasta las islas es desde Paracas (también en Ica) y el recorrido en lancha de motor dura aproximadamente tres horas, partiendo específicamente desde la playa El Chaco. En el puerto pesquero abundan las aves, los pelícanos, los souvenirs y se ve en pleno la belleza de unas aguas cristalinas, heladas durante el invierno.
Paracas es una población de casas muy bonitas y gente amable, factor común de los hermanos peruanos.





