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La gaita no deja de sonar en El Socorro

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Nunca han dado el brazo a torcer. Eran unos muchachos obstinados.

Ariel Ramos Arango recuerda el día, hace veinte años, en que a todos, sentados en la terraza de una vecina, se les ocurrió inventar un comité cultural en el barrio El Socorro.

Apenas arrancaba la década de los 80, y ellos, en un barrio en el que se vivía más el deporte, deseaban otro espacio para rescatar y proyectar las expresiones artísticas. Unos se inclinaban por el teatro y otros por la música folclórica.

Fue en julio de 1984: Krizamtho García, Ariel Ramos, Irina Barrera, Noris Serpa, Jairo Guzmán, Agustín Bolaños y Alba Cortina, constituyeron un comité cultural y organizaron el ‘Primer encuentro cultural de El Socorro’, con grupos de danza, teatro y música folclórica, en diciembre. Tuvo tan buena aceptación que la aventura no terminó ahí.

La idea inicial fue creciendo y ramificándose. En el 88, se creó el grupo de música tradicional ‘Los de la vereda’, que tras recorrer varios festivales de la región, como el de San Jacinto (Bolívar) y Ovejas (Sucre), y compartir con grandes maestros, pensaron en hacer una versión en Cartagena. Así nació, en el 1990, el Festival Regional de Gaitas Cartagena de Indias o Festival de Gaitas de El Socorro, como se le conoce en la ciudad al realizarse año tras año en este barrio popular.

Suena la gaita

El Socorro es el único barrio de Cartagena que organiza un festival de gaitas, con la pretensión de convertirlo en un evento que represente a toda la ciudad. No es un objetivo fácil. No ha sido fácil lograrlo durante sus 27 años de tradición y menos cuando el apoyo es escaso. Es un encuentro que se realiza cada noviembre a pulso, con las “uñas”, y que ha podido sobrevivir gracias a la pasión y el esmero de un grupo de personas enamoradas de su cultura y su folclor.

“El primer festival fue aquí al lado (del Hogar Comunitario Infantil El Portalito, que también es sede del Comité). Vinieron poquitos grupos de afuera. Recuerdo que estuvo Tagamachuira, de San Jacinto; Los Hermanos Pelufo; Catalino Parra; y muchos eran grupos de aquí, unos 10 o 15”, cuenta Ariel Ramos.

A pesar de que asegura que en la ciudad no se le da importancia al evento, recalca que por esa tarima han pasado los verdaderos maestros de la música autóctona del Caribe colombiano. Además de los gaiteros más destacados de la región, cantadoras de bullerengue como Petrona Martínez, Etelvina Maldonado, Martina Camargo, entre otras, han estado en el festival. Incluso, Ramos repite con orgullo que en noviembre de 2016, el maestro Magín Díaz fue homenajeado y se le reconoció su legado mucho antes de haber ganado el Premio Nacional Vida y Obra 2017, otorgado por el Ministerio de Cultura.

“La tarea de nosotros reconocer la labor de los maestros en vida. Catalino Parra es el único de los Gaiteros de San Jacinto que vive, de la época de Toño Fernández y los hermanos Lara. Todos los años viene al festival y ya tiene 93 años. La gente no le presta atención. Aquí hemos tenido a ‘Goyo’, a ‘Paito’, a Los Cumbiamberos de Magangué y la gente no los aprovecha... Ya los maestros se nos están acabando”, señala.

Aunque gozó de buena acogida en sus inicios, tanto del público asistente como de los medios de comunicación que le dedicaban espacios en sus páginas, el festival fue perdiendo fuerza. El campo de sóftbol, que se colmaba de gente cada noviembre, dejó de ser su escenario por cuestiones de inseguridad. El cambio de sitio, según Ramos, y las limitaciones en los horarios, incidieron en la disminución de la asistencia. Pese a eso, nunca dejó de tener su público.

El festival sobrevive con un aporte anual del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) y el resto, de acuerdo con sus directivos, se obtiene mediante propuestas presentadas al Mincultura, Icultur, empresas privadas y amigos.

Lo que sigue

“Lo que nos interesa a nosotros es promulgar y defender nuestra música folclórica. Y acá vienen grupos de toda la Región Caribe, de Soplaviento, San Jacinto, El Carmen, San Juan, Ovejas, Sincelejo, Corozal, Magangué... incluso de otras partes del país como Medellín y Bogotá. Este es un festival folclórico y no solo llegan grupos de gaita, también de tambora, de otros ritmos en proyección y también de danzas”, agrega.

Para el Comité Cultural de El Socorro, el Festival ideal sería un evento público con una gran tarima, con una gran logística, con un mayor respaldo. Un festival que deje de ser visto como un evento aislado en un barrio en particular y sea percibido como un gran festival que se hace en Cartagena, para Cartagena y para el país.

Foto: Cortesía.
Foto: Cortesía.
Magín Díaz. Foto: Cortesía.
Magín Díaz. Foto: Cortesía.
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