A Fabián no le tiembla el pulso. Ni un milímetro. Está en lo suyo. Desliza el lápiz óptico en su pantalla y en cuestión de minutos arma en trazos el boceto de un hombre descamisado, pantalones cortos, posición desafiante y con la vista en alto. Quizás como mirando un sueño por alcanzar. Tal vez el simple dibujo podría ser el mismo Fabián Tuñón Benzo persiguiendo el sueño de su vida, que empezó a mentalizar desde muy niño.
“Tenía un tío que me enseñó a leer en los suplementos literarios de Tarzán del periódico El Tiempo. Ahí comenzó la afición mía por los cómics, dibujaba desde pequeño”, comenta y abre un álbum inmenso de creaciones e ilustraciones.
Su último trabajo: ilustrar Aluna, cómic de una heroína indígena colombiana que circula en Estados Unidos. Ese país al que alguna vez soñó con migrar para entrar a la gran industria de las historietas, tan esquiva y más bien muerta en su natal Cartagena. “Desde los 13 años comencé, porque en mi casa había una máquina de escribir, eso tenía una hoja de papel carbón, yo me ponía a dibujar y después con la máquina escribía los textos. Después estudié dibujo por correspondencia en la Modern Schools Inc., de Miami. Hasta me escribieron y dijeron que me conseguían trabajo allá. Por ahí todavía tengo algunos módulos. En aquellos tiempos no había Internet”, recuerda.
Primer posible final de esta historia: Fabián viaja a Norte América y entra a ese mundo de ficción, de superhéroes e historias dibujadas... “Las calificaciones mías fueron excelentes, ellos (en la escuela) me ayudaban si me quería ir, pero mi mamá se reunió con mis tíos y no me dejaron porque decían que por allá había mucha droga, que podía perderme en la droga (…) además estaba muy joven”, explica. Nos muestra algunos proyectos empolvados, como un cómic biográfico de Miguel ‘El Happy’ Lora, que nunca se publicó, igual que otro inédito sobre la historia de Cartagena. Muchos dibujos a mano alzada de cuando no existía ese tablero de dibujo electrónica que hoy es su amigo fiel. Este artista, de 59 años, se especializa en cómics biográficos, pues cree que los personajes e historias que reproduce pueden servir de gancho para atraer seguidores, más que crear personajes nuevos y desconocidos.
¿Qué tan difícil es vivir de los cómics en Cartagena?-Aquí no hay industria de cómics. Hay gente que dibuja pero una industria como tal no. Cuando estaba joven el objetivo mío era irme a Estados Unidos, sabía en qué quería trabajar. Pero me ocupé en otras cosas. Ahora con el Internet he tenido la oportunidad de trabajar de lleno en los cómics.
Fabián estudió artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena y se graduó en 1980. Segundo posible final de esta historia: Fabián se dedica por completo a las artes plásticas y sus obras de arte se venden por doquier...
“En los 90 yo me dedicaba a trabajar desnudos, exponía y todo eso. Participé en exposiciones, andaba con el grupo de plásticos de aquí de Cartagena. Luego me dediqué a la publicidad, al diseño gráfico. Los cómics nunca los he dejado de trabajar”, señala.“El artista que hace cómics es más completo, no solamente tiene que saber pintar sino ser un buen dibujante. Aparte tienes que ser como un director de cine, uno es el que escoge los planos y posiciones a partir del guión”, asegura.
En su repertorio nos muestra otros trabajos más recientes, como la historia de Simón Bolívar para el Bicentenario de la Independencia, en Mompox. Y un cómic de diez páginas en un libro de terror publicado en Reino Unido hace un año. Dos cómics didácticos que aún no publica, uno sobre la Ley de Infancia y Adolescencia y otro sobre el bullying.
“En 1990 saqué uno biográfico para el mundial de Italia, con la vida de jugadores de fútbol, yo mismo era el que costeaba toda la impresión. Saqué mil ejemplares. Entre el 78 y 79 publiqué unas tiras diarias en El Universal: Historias del boxeo, la vida deportiva de John Sullivan, Galáxtica, La historia de Jesús y una de un personaje llamado Calarcá”, comenta sobre otros de sus trabajos.Desde la sala de su casa, en el barrio Blas de Lezo, le ha dado vida al tercer y cuarto capítulo de Aluna, cómic al que llegó hace unos meses al ser contactado a través de una página de Internet por los creadores de Aluna. Tal vez ha sido uno de sus trabajos más importantes.
“Yo soy el artista líder, además de director de arte. Aluna es un personaje que nace en Colombia y el conquistador Hernán Cortés la adopta y la cría como una hija y como una señorita de la sociedad española. El personaje ya está posicionada en videojuegos. Los creadores son la actriz de Hollywood colombiana Paula Garcés y su esposo. Me dijeron que debía viajar a las convenciones de cómics, hay una en octubre en New York, posiblemente vaya”, dice.
Tercer posible final para esta historia: Fabián viaja a Estados Unidos y en una convención firma cómics para seguidores de historietas, como algún día hace tanto tiempo, cuando era joven, lo soñó.
