Cartagena de Indias es un perfume que arrastra el tiempo.
Las cuatro de la tarde. Olía a coco de los jabones cuyo aroma arrastraba el viento en Getsemaní, según Carmen del Valle Gamarra. Un olor que salía de la empresa Jabones Lemaitre, entre las calles de La Sierpe y La Medialuna. A veces era tan intenso el olor que ardía en los ojos y en la nariz al cruzar por esas calles. Por las mañanas era distinto, el olor era parecido al hollín, al coco rancio.
“Todos usábamos esos jabones”, me dijo Carmen del Valle Gamarra, a sus 88 años. “Había unos jabones de tocador, el Sanit K 37 que era un verdadero perfume”, recuerda Alba Blanco. “Eran casi transparentes los jabones Lemaitre, y había uno blanco llamado Mano Blanca que era para lavar la ropa, y otro para las rasquiñas”.
En ese mismo barrio de Getsemaní se hacían zapatos, jabones, perfumes, el famoso Menticol, “el aire acondicionado de los pobres”. El señor Beetar tenía su industria del calzado. De aquí salían para todo el país los zapatos Corona y los Caprichos en dos tonos: blanco y negro, que pusieron de moda los músicos cubanos. Un poco más allá, en El Arsenal, en donde existió la antigua Maestranza, dirigida por el cubano Pedro Romero, se forjaban puertas y ventanas de hierro, campanas y barcos.Lemaitre, Román y Mogollón
El inventor del Menticol, en cuya botella aparece un oso polar abanicándose, fue Daniel Lemaitre, un industrial y artista cartagenero con un alto sentido del humor, quien además fue perfumista, compositor, pintor, escritor, creó vinagres, betunes, vinos con uvas pasas, y un libro sobre la alimentación de las vacas. La vida le alcanzó hasta para ser alcalde de Cartagena. Nació en esta ciudad el 21 de enero de 1883 y falleció en su casa de Manga, el 28 de enero de 1962.
A él se le deben los famosos jabones Lemaitre que han vuelto a resurgir con nuevos empaques en 2016. Se le debe el primer bolero compuesto en Cartagena. La empresa Lemaitre se quemó el 17 de julio de 1924, y su fundador la rehizo poco tiempo después con su gracia habitual, a través de un personaje popular: Pepa Simanca.
“Es increíble pero en Cartagena se hacía de todo”, dice Carmen. “Desde una cerilla, desde una caja de fósforos, hasta un barco. Imagínese usted. Los Román no sólo inventaron la gaseosa, sino que vendían la curarina, tenían los Laboratorios Román y los Depurativos Román”.
A eso huele la nostalgia ahora: a Kola Román, a esencias y a curarina. Aún queda ese olor impregnado en el tiempo. La vieja botica Román creada en 1835 por Manuel Román y Picón, pasó a otras manos definitivamente en 1992, a una cadena de droguerías. Su hijo Enrique Román del Castillo, siguió los pasos de su padre y consolidó los Laboratorios Román. Ellos inventaron la famosa Kola Román, y compraron a Juan Salas Nieto la fórmula de la Curarina que fue usada por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. También crearon el Pectoral Román, el Rábano Yodado, los Jarabes Gilbert, el Laxsol, y además, la Ginger-ale, la Crema de Soda, etc.
En el mismo Centro, José Vicente Mogollón L., inició en 1900, a sus 18 años, su primer negocio de encuadernación manual en la Calle de la Universidad con la calle Estanco del Aguardiente. Su primera sede estuvo en el mismo lugar donde funcionó El Centavo Menos. Luego, en 1927, tuvo su sede propia en la casa donde nació Rafael Núñez, en la Calle Román. Cerró sus puertas en 1970, luego de haber sostenido a lo largo del siglo XX, doce sucursales en diversas ciudades del país. De esa empresa memorable, queda la nostalgia de los cuadernos Titán que circulaban en toda Colombia y las bellas e impecables ediciones de libros de historia y literatura.
Lo perdido huele a pan fresco de la Panadería Imperial de la familia Schuster, a esencias y vinos de Ángel Núñez, quien hacía su vino Moscato Pasito; a mantequilla y a queso de la familia Lequerica; a chicles Toy de la familia De Zubiría.
También se oye la nostalgia en los viejos discos de Toño Fuentes, pionero de la industria discográfica que más tarde se iría de Cartagena para Medellín.“Todo se ha perdido”, dice con desencanto la señora Carmen, mientras los pájaros de su casa en la calle San Antonio, anuncian el final de la lluvia.
EL INVENTORDaniel Lemaitre fue un empresario y artista integral. Nació en Cartagena en el año 1883 y murió en su casa de Manga en 1962. Su intensa vida fue un derroche de ingenio y creatividad: fue autor del primer bolero cartagenero “Niña de los ojos verdes”, en 1919, y de canciones populares como “Pepe” “Sebastián, rómpete el cuero”; del libro de crónicas “Corralitos de Piedra”, de acuarelas sobre paisajes marinos y escenarios de la ciudad. Fue el que trajo el primer aire acondicionado a la ciudad. Creador del Menticol, del jabón de glicerina Lemaitre y del popular Mano Blanca. Fue Alcalde de Cartagena.



