Menor intentó escapar. La Policía lo investigaba por ataque. El titular parece distinto a la foto que acompaña la información. Pero en tres líneas se sabe que es otro homicidio. De no ser porque antes veo la portada del periódico popular más importante en esa región, creería que estoy en Cartagena.
‘Donald’. Así le decían al jovencito de 17 años que pandilleros asesinan ese lunes 3 de noviembre. Le disparan tres veces a la cabeza al salir de su casa. El crimen, uno de los 13 que hubo ese día a manos de las pandillas, es en venganza por la muerte a bala de una mujer tres días antes y por disputas de “territorios imaginarios”.
El motivo del asesinato es muy parecido a esos homicidios que se dan en la Heroica, más bien en las faldas de La Popa o en la zona Suroriental.
El ataque a mansalva contra aquel “pelao” es obra de dos clicas de la ‘Mara 18’, una de las dos pandillas que delinquen en Ciudad de Guatemala, capital del país centroamericano.
La ‘Mara 18’ y la ‘Mara Salvatrucha’ son las pandillas más poderosas y peligrosas no solo en Ciudad de Guatemala, sino de todo el país. La primera tiene 45 clicas, células o grupos repartidos en todo el país. La segunda tiene 33. Cada uno de esos grupos cuenta con unos 20 miembros.
‘Donald’, a pesar de su edad, registra antecedentes por hurto a mano armada, extorsión y concierto para delinquir. Todo un historial criminal.
ANTIGUA, ESPEJO DE CARTAGENAMuy cerca de Ciudad de Guatemala, a unos 45 minutos vía terrestre, está Antigua Guatemala. En este poblado, rodeado de tres volcanes -De Agua, De Fuego y Alotenango-, no hay pandillas, es más bien una ciudad histórica construida en 1543 que en 1979 es declarada patrimonio histórico de la humanidad por la Unesco. Sus calles son muy parecidas al Centro Histórico de Cartagena, más bien todo el pueblo es una Cartagena histórica en miniatura. Si en Ciudad de Guatemala el titular del matutino Nuestro Diario me hace recordar a la Heroica, Antigua Guatemala me hace sentir en ella. Es tal su parecido, que en su calle principal está el Arco del Convento de la calle Santa Catalina, algo similar a la Torre del Reloj.
La arquitectura de Antigua Guatemala, llamada así porque en época de colonia es una de las tres capitales que tuvo Guatemala, es muy similar al Centro Histórico de Cartagena. Sus calles, en vez de estar adoquinadas, están todas en piedras. Pasear en motocarro -o Tuc Tuc como les llaman los antigüeños- es toda una prueba de fuego para los riñones. Hasta caminar se hace difícil, para mujeres con tacones, peor. La única diferencia entre Cartagena y este poblado guatemalteco rodeado de espesa vegetación, volcanes inactivos y ruinas que deja el gran terremoto de 1773, es su clima, muy frío para cualquier caribeño, casi siempre con una temperatura que oscila entre 12 y 18 grados centígrados.
Antigua vive del turismo como la Heroica y es más fácil ver extranjeros por sus calles que nativos. Sus antiguos conventos son hermosos hoteles y sus iglesias prueba de una historia difícil de olvidar, así como en Cartagena.
NO A LA “CARRERA CRIMINAL”Allí, en la única ciudad de Guatemala exenta de pandillas, de esas tristemente célebres ‘Maras’, los periodistas judiciales de Centroamérica y Sudamérica debaten el papel de los medios de comunicación en esas informaciones relacionadas con pandillas.
El foro es organizado por el Banco Mundial y participan desde menores involucrados en pandillas que hoy son mejores personas hasta expertos en seguridad ciudadana de la Usaid, que es una agencia de los Estados Unidos para el desarrollo internacional.
Tras dos días de deliberaciones, y poniendo de antemano que los medios de comunicación podrían ayudar a combatir ese flagelo que se extiende ya casi de punta a punta por toda América, se concluye que la cárcel y las noticias diarias de esos enfrentamientos de pandillas consolidan la “carrera criminal” de quienes hacen parte de ellas.
Las leyes carcelarias para menores en los países de América Latina son muy parecidas. Las pandillas en todos los países están conformadas en su mayoría por adolescentes y niños. Mientras en El Salvador un “pelao” puede salir de un centro de rehabilitación en 6 años, en Guatemala no pasan de los 8 sea cual fuere el delito.
Y ante el interrogante de si estos centros en realidad rehabilitan al menor, la conclusión es una: se consolida esa “carrera criminal”.Para los expertos del Banco Mundial, de la Usaid y de los periodistas, la mejor manera de acabar las pandillas en América Latina es llegando a ese menor que es utilizado por “su bajo costo” por los grandes criminales y que por sus condiciones de vulnerabilidad se prestan para los “trabajos delincuenciales”.
En Guatemala, el Gobierno ha acogido un programa de Jóvenes contra la Violencia que nació de las manos de jóvenes particulares guatemaltecos empeñados en contrarrestar el accionar de esas pandillas y que ha involucrado desde políticos y empresarios hasta artistas y deportistas. La meta es reducir el promedio de 48 muertes a manos de pandillas por cada 100 mil habitantes, cifra muy grande para un país pequeño. Ya empezaron con partidos de fútbol que enfrentaron a políticos rivales y a policías con jóvenes de barriadas pobres. También recurren al baile breakdance y la música para desarrollar el autoestima de los muchachos problemáticos en un esfuerzo por evitar que se unan a las pandillas.
La idea tiende a expandirse por El Salvador, Honduras y Nicaragua, pero la meta es que llegue también a Colombia, donde solo en Cartagena este año han asesinado, hasta octubre, 31 jóvenes a manos de las 56 pandillas que existen en las faldas de La Popa y la zona Suroriental.
Aunque los periodistas concluyen que su papel es el de informar, para los especialistas de la Usaid y del Banco Mundial, los medios de comunicación son un mecanismo para llegar a esos jóvenes que están en pandillas así como han hecho los Jóvenes contra la Violencia en Guatemala. No se trata solo de informar, sino de ir más allá de ese joven pandillero, de conocer su entorno, de mostrar también otro lado de esa noticia que lo señala directamente de algo y de no ilustrar sus antecedentes en una nota que es una más en la prensa local de cualquier país.
Si Antigua Guatemala y Cartagena se parecen, por qué no mandar a Guatemala emisarios de los distintos entes del Gobierno, de las autoridades de Policía y organismos de seguridad, de los medios de comunicación y de la sociedad civil, incluso víctimas y victimarios, para conocer cómo empezaron a trabajar con las pandillas en Guatemala y cómo ya han reducido los enfrentamientos en las barriadas. De una u otra manera hay que evitar que las ‘Maras’ se extiendan.
ORGANIZACIÓN CRIMINAL‘Mara Salvatrucha’, también conocida como MS-13, tiene unos 70 mil miembros distribuidos en Guatemala, El Salvador y Honduras. Se ha expandido también a México, Estados Unidos y Canadá. Sus integrantes se distinguen por los tatuajes que cubren sus cuerpos y por sus venganzas impecables y crueles retribuciones.
La ‘Mara 18’ nace en la Calle 18 de Los Ángeles en medio de disputas territoriales entre grupos de centroamericanos. Tras ser deportados de Estados Unidos, en 1992, pandilleros salvadoreños y hondureños forman clicas con jóvenes de barriadas pobres. El movimiento se extiende pronto a Guatemala.

