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Cheo Feliciano: voz y sentimiento

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Hay que aceptar los designios de Dios aunque no estemos de acuerdo. Me parece que Cheo Feliciano mereció irse de este mundo en una forma más digna, más acorde con el legado que dejó y la importancia de su obra en el ámbito musical.

Venía luchando desde hace varios años con un cáncer, pero nadie se imaginó que moriría de otra forma, en un accidente automovilístico.Sorprende que estuviera manejando cuando sus condiciones físicas no lo acreditaban para hacerlo.

Se nos fue Cheo Feliciano y nos deja un hondo pesar entre sus fanáticos porque queríamos que Dios lo dejara un poco más entre nosotros sus grandes admiradores, pues todavía tenía cuerda para rato.

Cuando yo era niño la música de Joe Cuba era la que mandaba la parada en las estaciones de radio y sitios de música tropical de mi natal Barranquilla.

La voz guapachosa de Cheo entonando “A las seis”, “Oriente”, “Cachondea”, “La Lapa”, “Pruébalo ok”, “Guaguancó en el Jibarito”, “Siempre sea” “Picando de vicio”, entre otras, al lado de Gilberto Calderón, el nombre de pila de Joe Cuba, era lo mejor de esa época.

Ellos se salieron del molde de las “big bang” que dominaban en la década del 50. Su formato de sexteto con vibráfono y sección de percusión, dio otro giro a la música latina; el bailador fue el más bendecido por este nuevo sonido. 

Fiesta que se respetara, ya sea cumpleaños, matrimonios o verbenas, tenía que bailarse para azotar baldosa con la música de Joe Cuba contada por Cheo.

Es tal la grandeza de Cheo Feliciano que el mismo Héctor Lavoe lo cita, al igual que a Celia Cruz e Ismael Rivera en uno de los pregones del tema El Cantante, donde Lavoe dice “Celia, Rivera y Feliciano, esos son grandes cantores”.

“Familia” y “sentimiento tú” fueron sus más grandes animaciones en sus grabaciones o conciertos en vivo durante su vida musical.

Para Feliciano todos sus seguidores eran su “Familia”, pues era una forma de hacerlos sentir muy especiales, como si fueran sangre de su sangre.

Allí Feliciano mostró su faceta hombre humilde, hombre de barrio, de ser un artista integral en todo el sentido de la palabra, un cantante del pueblo para el pueblo.“Sentimiento tú” es otra animación que muestra la interpretación de las canciones que él cantaba, sobre todo aquellas cargadas de mucho sentimiento.

Entre ellas podemos enumerar las que le grabó al maestro, también desaparecido, Tite Curet Alonso tales como “Los entierros, “Sobre una tumba humilde”, “Anacaona”, Salomé, Naborí, Juan Albañil y Salí porque salí”.

Aspectos importantes

De Cheo destaco cuatro aspectos importantes en su vida, los cuales señalan el rumbo en su exitosa carrera.

El primero, sus inicios, con una niñez muy divertida y feliz en la cual desde muy temprana edad mostró su talento por la música, principalmente su afán de ser un gran percusionista.

Con un grupo de otros jovencitos crearon el “combo de las latas”, una recochita de barrio en la utilizaban latas como instrumentos para tocar plenas, uno de los ritmos tradicionales de Puerto Rico.

Todavía el canto no era prioridad en la vida del joven Feliciano, quien al igual que muchos otros artistas puertorriqueños se mudó de Ponce, su tierra natal, a Nueva York con su familia para coronar el sueño americano.

Llegó a la Gran Manzana a los 19 años y su vocación de percusionista lo llevó meterse en el círculo de los grandes músicos latinos y fue así cuando la vinculación con Tito Rodríguez marcaría el génesis de su carrera. 

     En el imponente Palladium, sitio emblemático de Nueva York, un día Cheo Felicano se atrevió a cantar ante el asombro de Tito Rodríguez, quien no conocía sus dotes de cantante del que al principio fue utilero de su grupo y después percusionista. Esa fue su graduación como cantante y después la suerte le sonrió cuando fue presentado a Joe Cuba por el mismo Tito Rodríguez, y bueno lo demás es historia, grabaron 17 álbunes y recibió el reconocimiento como gran sonero.

Después de su salida del sexteto en 1965, Cheo hizo grabaciones con la Alegre All Star, con Machito y con el maestro Eddie Palmieri.

El segundo aspecto fue el más difícil de su carrera porque Feliciano cayó en el mundo de las drogas y esa situación lo dejó fuera de circulación artística aproximadamente durante  tres años.Se vio obligado a regresar a Puerto Rico, donde tuvo que rehabilitarse en Hogar Crea Inc, gracias a la ayuda de figuras de la música como Tommy Olivencia,Tite Curet Alonso, Roberto Roena y el mismo Jerry Masucci, dueño de la Fania.

El tercero es la resurrección de Cheo cuando sale de Hogar Crea Inc y Masucci le da oportunidad de grabar con el sello Fania. Ese segundo aire fue vital en su carrera, pues le dio la oportunidad de decir “aquí estoy de nuevo” un Cheo nuevo,  como el personaje de Matriz: “recargado”, ahora en su rol de cantante solista.

Sus conciertos con las Estrellas de Fania y las producciones que realizó con el sello Vaya (filial de Fania) lo catapultaron como uno de los preferidos del movimiento musical que estaba arrasando en Latinoamérica y el mundo entero: la salsa.

Y por último, el cuarto aspecto, el cual para mí es el más importante de todos, fue su forma particular de cantar.

El exintegrante de la Fania podía dominar cualquier género latino con su potente voz ya sea un mambo, guaracha, pachanga o son montuno, y darle un sabor especial con su soneo, para después internarse sin aspavientos en el bolero con una voz sensual y seductora digno e los grandes tenores del mundo. Fue extraordinario en el escenario, un fuera de serie, y como decimos en el argot popular, un “monstruo”, un general de cuatro soles de la música latina; el “niño mimado de Puerto Rico y de la salsa”, a quien lloraremos siempre “sobre su tumba humilde”, donde reposan sus restos en Ponce.

Adiós maestro. 

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