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"Anhelo que me despidan con música de Bach": Bernardo Hoyos

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A esta hora debe estar disfrutando de las cantatas, misas, sonatas, tocatas, fugas, sinfonías, oberturas y oratorios de su compositor preferido, Juan Sebastián Bach, que por su aplicada devoción le inspiró el nombre de su único hijo: Juan Sebastián.
Fue el más claro, disciplinado e imperturbable notario y difusor de la cultura en todos sus niveles, con esa memoria prodigiosa de nombres, fechas, anécdotas, testimonios y recuerdos que acuñó en este tránsito a lo largo de más de 50 años de oficio en el periodismo cultural, la crítica y la cátedra, desde cuando debutó en Emisora Bolivariana, en Medellín (1953).
Lector, investigador, cinéfilo, viajero y melómano inagotable, Bernardo Hoyos nos entrega, con su inexorable partida, el generoso legado de su experiencia en los derroteros del arte, la cultura y el pensamiento, una memoria hecha en su don inteligente y en su capacidad de asombro ante las proezas de la creación, la sensibilidad y el talento.
Santa Rosa de Osos, en Antioquia, la misma parcela que vio nacer a Porfirio Barba Jacob, uno de sus poetas preferidos, y al escultor Marco Tobón Mejía, es esa "meseta ancha y desolada" de la que hablaba el maestro Hoyos, cuando desgranaba sus cuitas.

Inspirado en su padre, don Luis Hoyos, notario de oficio y lector inagotable, y en su señora madre, la modista Olivia Pérez, gran cultora de las artes, el buen gusto y la intelectualidad, Bernardo ofició en su juventud en el Derecho, hasta cuando se cruzó en el camino el verbo parlante de la radio para hablar y discernir de lo divino y humano, de música, pintura, cine, literatura, pero también de la vida cotidiana, de lo simple y sencillo, como era él, un ciudadano de enormes cualidades humanas.

Bernardo Hoyos abandonó su cuerpo hacia la media noche del viernes, a los 78 años, para emprender el eterno viaje sideral, memorioso e inmortal, de los que han dejado huella imborrable.
A su esposa Constanza, a quien conoció en Londres cuando él trabajaba para el servicio informativo de la BBC, a su hijo Juan Sebastián, a su familia y amigos, a sus compañeros de lides de la HJUT 106.9 de la Universidad Javeriana, de la que fue director durante 13 años, nuestro abrazo de condolencia, pero a la vez, el sentimiento entrañable de gratitud y felicitación por haber compartido con un hombre tan especial.
Honramos hoy al maestro Hoyos con el fragmento de una entrevista de largo aliento, que él, siempre afectuoso y dispuesto, concedió a este diario.

¿Qué fue lo primero que aprendió usted en la vida, maestro?

"A caminar y a leer con mi padre en Santa Rosa de Osos, y con mi mamá, a querer el arte y respetar a los seres humanos".

¿A usted le tocó la cartilla, ‘La Alegría de Leer’?

"Sí, con ella, la de Evangelista Quintana, estudié mi Kinder en el Colegio de las Hermanas Salesianas".

¿Se acuerda de una de esas lecciones?

"Como no: ‘Paco le toca la cola a la vaca’ y otra linda, la historieta de ‘La Ninfa Eco’".

Qué llegó primero a sus manos: ¿La Biblia o ‘El Quijote’?

"La Biblia estaba en todas las casas, pero leí ‘El Quijote’ por castigo de mi mamá, tres horas diarias. Ha sido el castigo más grato de mi vida".

¿Cuál es la gran moraleja que le ha dejado ‘El Quijote’?

"Primero, la más bella literatura posible. El amor a la verdad y a la justicia. La fantasía y el sentido del humor".

¿Cuántos libros se habrá podido devorar usted?

"Eso sí es muy difícil, imposible además. Lo importante no es el número sino haber leído siempre".

¿Qué se siente ser paisano de Porfirio Barba Jacob?

"Yo nací a la sombra trágica y tutelar de Barba Jacob. Mi papá, en 1901, fue discípulo de él: Barba Jacob daba clases en Santa Rosa. Y, para celebrar los 20 años de la 106.9 Universidad ‘Jorge Tadeo Lozano’, vamos a sacar un disco compacto con poemas de Barba Jacob en 26 voces colombianas, con portada del maestro Fernando Botero. Ahí le doy esa primicia".


¿No se debe usted una novela, maestro?

"Escribir es una cosa muy difícil, eso es para escritores, y yo no soy escritor. Soy un buen reportero y he entrevistado mucha gente, y de pronto lo que me gustaría escribir sería un libro de pinceladas sobre mi infancia en Santa Rosa".

Una infancia por cierto feliz...

"Sí, por fortuna, muy grata y llena de complacencias, sin ningún recuerdo amargo".

¿Se acuerda de la primera película que vio?

"La primera película que recuerdo haber visto fue: ‘El Gran Vals’, la vida de Johann Strauss, una película muy bella, a ella debo mucho de mi afición a la música clásica, y ‘Lo que el viento se llevó’, otro clásico".

¿Qué no aprendió a hacer de muchacho?

"No aprendí a nadar. Jamás pude botármele al charco. Después, con los años, y como terapia, aprendí a sostenerme sobre el agua. Sobre todo de espaldas. Pero sí era buen futbolista".

¿Aprendió a bailar?

"Muy mal, ese es otro arte y hay que estudiarlo. Un hermano mío, Alberto Hoyos, es un magnífico bailarín".

¿Cómo se educa musicalmente un oído?

"El famoso compositor Stravinsky decía que había gente que oía la música y otra que la escuchaba. Hay que aprender a escucharla, con disciplina, con afecto. La música buena no es para que suene al fondo, hay que sentarse a escucharla, y de esta manera se va educando el oído y el gusto".

Por ejemplo, ¿qué Nocturno de Chopin le acaricia el oído?

"Todos son 24 obras maestras".

¿De qué lo ha curado Mozart?

"Le respondo con una frase de Rossini: ‘Mozart es la alegría de mi niñez, el asombro de mi juventud y el consuelo en mi vejez’".

¿Cómo lo pone Beethoven?

"Bueno, es un músico asombroso, sobre todo en los últimos cuartetos. La lección de Beethoven es la nobleza total y la capacidad de enfrentarse al destino".

¿Y Rachaminnof?

"Es un músico también extraordinario, porque le revela a uno el alma rusa y su música de piano combina el virtuosismo con una enorme poesía".

¿Wagner le desbarajusta los sentidos?

"En mis cincos óperas predilectas está ‘Parsifal’, de Wagner. Es una obra maestra en misticismo y de evocación de la edad media".

¿Ha disfrutado el aroma de un bello arpegio de chelo?

"Le contesto con un verso famoso de Beaudelaire, puesto en música por Debussy: ‘los sonidos y los perfumes me envuelven en el aire de la tarde’".

¿Y ha escuchado las sonatas que nos regala Chagall en cada uno de sus cuadros?

"Chagall es un pintor musical por excelencia, sobre todo en sus violinistas suspendidos en el aire".

¿Cómo se observa un cuadro, maestro?

"La mejor forma de observar un cuadro es dejarse llevar por el impacto visual, lo demás vendrá después. Estudiar el artista, la época y la historia del arte. Pero la primera impresión es indeleble".

¿Qué cuadro le ha provocado un par de lágrimas?

"La emoción de la pintura es muy difícil de analizar, pero siempre he pensado que ‘La Natividad’ de Piero della Francesca, que está en la Galería Nacional de Londres, cuadro que me enseñó a ver Fernando Botero, es tan bello que hasta el aire se percibe".

¿Qué impresión le deja Van Gogh?

"Van Gogh es un pintor maravilloso, a veces trágico, ha pintado la emoción del campo, los trigales, como pocos. Y aunque esto no importe, el cuadro más costoso en la historia de la pintura es su ‘Retrato del Dr. Gachet’, que costó 82 millones de dólares".

Y saber que el pobre Van Gogh murió en la miseria...

"En vida vendió creo que uno o dos cuadros, y después de muerto se vendió un cuadro suyo, el más costoso en toda la historia".

¿Qué le produce Renoir?

"Es un pintor de mucha sensualidad, un gran retratista de mujeres y también de paisajes. Renoir es como la síntesis del impresionismo".

¿Y Matisse?

"Matisse es mi pintor predilecto del Siglo XX y nadie ha dibujado el desnudo femenino con la elegancia y la sensualidad de él".

¿Gauguin?

"Gauguin es un pintor muy misterioso, uno de los primeros en acercarse de verdad al exotismo".

¿Picasso?

"Es el gran símbolo del Siglo XX. Se ha dicho que era como un camaleón, y que nunca dejó de pintar un solo día de la vida, y siempre distinto".

¿Qué hay con el delirante Dalí?

"A mí gusta el Dalí de la época surrealista. Luego fue un pintor desigual pero tiene un Cristo muy impresionante y muy popular".

¿Maestro, qué es cultura?

"Es todo aquello que mejora la condición humana".

¿Con qué sinfonía le gustaría despedirse de este viaje terrenal?

"No precisamente con una sinfonía, tal vez con músicas de Bach".

En 2007, a Bernardo Hoyos le fue entregado el premio vida y obra a un periodista en el marco de los premios Simón Bolívar. FOTOS: COLPRENSA
En 2007, a Bernardo Hoyos le fue entregado el premio vida y obra a un periodista en el marco de los premios Simón Bolívar. FOTOS: COLPRENSA
Bernardo Hoyos (1934-2012), la pasión de la cultura.
Bernardo Hoyos (1934-2012), la pasión de la cultura.
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