Si alguien pregunta cómo es Julián Román, no podría responder de inmediato, ni tampoco podría encasillarlo en una sola palabra. ¿Talentoso?, sí ¿Atractivo? Aunque muchos no lo consideren, sí, lo es. ¿Autóctono?, ¿raizal?, ¿atrevido?, ¿divertido? Él tiene un aura que hace que el ambiente sea liviano cuando se está a su lado.
Le gustan las artesanías colombianas. Le gusta lo propio, pero también disfruta de las culturas indígenas. Eso se refleja en su manera de concebir el mundo. “No me gustaría hacer cine en Estados Unidos porque uno tiene que actuar en su lengua materna”, dice acomodando a su lado su mochila de lana.
Julián Román es un persistente académico de la actuación que se abrió camino en el arte entre destellos dorados que alumbraban los días grises de la capital colombiana, donde nació.
Tomaba talleres en la escuela distrital de teatro Luis Enrique Osorio y siguió nutriéndose de arte dramático, manejo del espacio y expresión corporal, en el teatro popular de Bogotá TPB. Este ‘come libros’ de su oficio, no estuvo a la sombra de su padre, el reconocido actor Edgardo Román, pues desde su primer papel, a los 17 años, demostró tener nombre propio.
Quienes trabajan con él detrás de cámaras y quienes han observado sus caracterizaciones, coinciden en una cosa: es un actor con una proyección enorme. Hoy, es el colombiano que se ganó el casting para interpretar al ídolo Juan Gabriel, algo que en principio y por obvias razones, no alegró al “Divo de Juárez”.
Te ha tocado cantar en tus interpretaciones...
- Sí, ya había hecho ahí un remedo de canto en Los reyes, pero en realidad la primera vez que canté fue un reto, con “María Varilla”, un musical del Caribe y del Sinú y fue súper folclórico. Creo que me fue muy bien, eran cantos típicos, gritos (zafras). Antes lo de la música no lo disfrutaba porque era muy tímido.
¿Te radicarías en México?- Yo siempre estaré donde me lleve mi profesión. Todo depende, mi carrera ha sido un poco donde esté el trabajo, que, bueno, ahora las cosas se están poniendo más difíciles. Voy a estar un tiempo aquí en Colombia, voy a hacer otras series... estaré a donde me lleve el mar.
¿Cómo ha sido grabar “Hasta que te conocí”, Juan Gabriel, mi historia”, con tus compañeros mexicanos?
- Me pasó algo maravilloso. Comparto set con la que hace de mamá mía que es Dolores Heredia, una actriz mexicana que hizo una película que se llama La historia del baúl rosado, con mi papá (Edgardo Román) hace ya doce años. Cuando la conocí fui a la grabación y fue como “hola mucho gusto” y yo pensé “¡Es dolores Heredia, Dolores Heredia! Y ahora llego y tengo mil escenas con ella. Lo que hace el arte es eso, unirnos con personas que estamos buscando un mismo destino...
¿Crees en el destino?- Sí, creo que el destino, sobre todo en este oficio, es impresionante. Uno cree que esto es grandísimo, pero te vas encontrando con mucha gente. El director de la serie de Juan Gabriel estuvo aquí en Colombia y nos habíamos conocido en una fiesta. El director de fotografía estuvo arreglando los colores de una película donde trabajé y entonces todos terminamos de una u otra forma vinculados.
¿Ya eras fan de Juan Gabriel?- Sí, era fan de Juan Gabriel. Él es en mi vida el referente de un artista. Ver a este tipo en el escenario es una cosa maravillosa. Es una puesta en escena maravillosa, lo que genera, lo que significa en México y en el mundo. Un tipo con su actitud y su vida en los años sesenta, setenta y ochenta, pararse en sus pantalones y que la gente lo acepte en un país tan machista como México… es impresionante. Obviamente vienen una cantidad de chistes homofóbicos, pero realmente Juan Gabriel es quien rompió las barreras en todos los aspectos. Es el único artista en el mundo que compuso todas sus canciones, le ganó a la RCA, una disquera monopólica grandísima, les dijo ‘yo no voy a hacer lo que ustedes quieran ni me vestiré así’, por todo eso siempre lo he admirado.
¿Has recibido algún consejo de él?- No nos hemos conocido. Cuando estábamos rodando él estaba en gira internacional y cuando volvió a México ya me estaba regresando, pero él estaba pendiente por ser el productor. No hacía sino llorar porque esto le remueve algo que él no quería volver a contar.
Cuéntanos sobre la producción en México...- Es maravillosa. México tiene una industria televisiva grandísima, o sea grandísima. La empresa es un edificio de cinco pisos lleno de arte, entonces es: ‘vamos a hacer una película de los ochenta’ y tienen todo el arte de los ochenta, setenta y esta serie es desde los cuarenta hasta los noventa. Es impresionante cómo trabajan los de vestuario, peinado. Todo se ve divino.
¿Cómo meterse en este personaje sin caer en la caricatura?- Pues nunca quisimos imitar. Sí hay unas características que él tiene pero nos fuimos al personaje. Lo empezamos a trabajar así, nunca quisimos imitar, tratamos de no imitar para evitar porque las copias no son tan chéveres.Tuve que aprender las posturas de Juan Gabriel, pues yo soy bastante relajado, y el acento, porque es muy importante. Él tiene el acento de Michoacán. Es como decir costeño, pero de La Guajira, no samario ni barranquillero. Su acento lo escuché muchísimo a través de grabaciones y entrevistas. Soy sincero. No nos preocupábamos tanto que nos fuéramos al cliché.
¿No te afecta que piensen que lo haces mal?- Es una responsabilidad porque uno tiene un imaginario propio. Lo que quiero es respetar a Alberto y hacer un personaje entrañable que muestre lo que la gente quiere saber de Juan Gabriel, no se puede especular sobre lo que es. Pero estoy tranquilo. Llegar a México y sentir la rudeza de ‘¿este colombiano qué es?’ Es como si a Diomedes lo hubiera interpretado un mexicano.Mi primer día fue el más difícil. Canté Hasta que te conocí. Fue una escena fuerte y pasó algo maravilloso. La hicimos, terminó y las chicas de vestuario estaban llorando, me dijeron, “Nos callaste la boca. Traes el personaje clarísimo”.
¿Cómo llegó el papel?- Esto llegó porque tengo una mánager en México. Llevaban 4 meses buscando a un actor y no lo conseguían. Le iban a decir a Gael (García) y antes de llamarlo, pues mi mánager dijo ‘yo tengo un actor’. Me preguntó “¿Te lo echas?” Y yo, “claro”. Pensé que era una serie donde aparecía dos veces Juan Gabriel y se iba. Entonces hice el casting. Les gustó. “Pero que Juan Gabriel dijo que no porque eres colombiano, que lo sienten mucho pero que por favor busquen un mexicano”. Luego de 20 días a Juan Gabriel no le gustaba ninguno y bueno… me escogieron.
¿Estás listo para las críticas?- Mucha gente va a decir “él no camina así, él no cogería el micrófono así". Tienen que entender que es una interpretación de un equipo sobre un personaje. Es un poco lo del Cantinflas español, es un actor interpretando a un personaje. Hay gente que le va a encantar y otros lo van a odiar y yo a las redes sociales las respeto mucho pero pues me he vuelto práctico y si lo amerita, bloqueo a la gente.
¿Te seduce Hollywood?- Realmente hay dos razones por las que no me iría. Uno, mi inglés es malísimo, nunca me ha interesado aprenderlo. Pero para mí hay algo súper importante y es que uno actúe con el lenguaje materno porque puede pensar, improvisar. Si uno no tiene un inglés muy bueno no está tranquilo -y lo otro es que cuando están aquí haciendo ‘pelis’ gringas lo llaman a uno pa’ ser ‘el chofer 32’, ‘el asesino 44’, 'el policía que abre el carro’, el policía mexicano en inglés. Las series de acá son de las cosas más bonitas. Lady, La viuda negra, son series que están muy interesantes y son nuestras y si se abre un camino en México no puedo estar más agradecido.
