El retumbe del tambor despertó su sensibilidad por el folclor durante su juventud, pero fue la gaita la que inmortalizó su nombre en la música tradicional colombiana.Mayté Montero no necesita presentación, una canción de Carlos Vives -‘Pa Mayté’- la honró al hacerla un símbolo de la cultura colombiana, aunque ella prefiere decir que fue un gesto noble del galardonado cantautor samario.A pesar de su sencillez, Mayté ha sido la artífice de una vida al son del folclor, compartiendo escena con los grandes exponentes colombianos como Totó La Momposina, Joe Arroyo, Petrona Martínez, y forjando una carrera de 22 años junto a La Provincia. ¿Cómo llegó el folclor a su vida?-Comienzo en el colegio, cuando vi el primer grupo de gaitas y tambores. A mí me llamaban la atención los tambores. Luego de eso hablé con el rector del colegio para usar los instrumentos y organizar un grupo con mis compañeras de curso. Después empecé la universidad (Jorge Tadeo Lozano) y ahí tuve más contacto con grupos folclóricos y acompañé a los grupos de danza a hacer viajes por Bolívar y otros departamentos con la Casa de la Cultura en Cartagena.
Si le llamaron la atención los tambores, ¿por qué decidió ser gaitera?-A mí me gustaban las percusiones, pero cuando entré a la universidad necesitaban gaiteros. Sólo me sabía media canción (El Rey de la Cumbia) que mi hermano me había enseñado. No sabía usar muy bien el instrumento, pero como ellos tenían muchos percusionistas y necesitaban gaiteras, les dije que sí.Así fue que cuando ellos me comenzaron a enseñar de la manera correcta, me quedó gustando.
¿Cómo logró pasar de los escenarios locales a trabajar con las leyendas del folclor colombiano?-Mientras estudiaba conocí a la gente de la Casa de la Cultura de Cartagena, y paralelo a eso fueron llegando invitaciones para tocar en eventos. El grupo representaba a Cartagena por medio de la Casa de la Cultura en los festivales, visitábamos varios municipios de Bolívar e íbamos a Bogotá en diferentes presentaciones de música tradicional. Así apareció la propuesta de Joe Arroyo para grabar por primera vez gaita en uno de sus discos, un popurrí que se llama ‘Homenaje a Estefanía Caicedo’.Luego vino la invitación de Toto La Momposina y más tarde de Carlos Vives.
¿Por qué Joe Arroyo la eligió para ese homenaje?-Estaba en un festival de gaitas en el barrio El Cabrero y Joe llegó. Cuando finalizó me quedé con unos amigos en el parquecito y ahí llegó Joe con Víctor Medrano, hijo de la bullerenguera Estefanía Caicedo, de quien era muy amigo y le tenía mucho aprecio. El Joe se acercó y me preguntó que si me medía a grabar con él en Bogotá, yo le dije que si ellos se atrevían a llevarme, entonces que con mucho gusto, y así empezó toda esa travesía.
Carlos Vives y La Provincia han sido fundamentales en su carrera y juntos han logrado muchos reconocimientos, pero también ha sido solista. ¿Qué la llevó a tomarse ese camino? -Los artistas siempre estamos trabajando en diferentes cosas, mi proyecto de casi toda una vida ha sido con Carlos Vives y La Provincia, son casi 22 años trabajando juntos, pero también me dedico a proyectos paralelos. En el camino hice una producción como solista que nació de mi autoría y con la colaboración de amigos que hice en mis inicios en la gaita, como Martín Pereira y el fallecido Pablo Peña.
Su nombre es sinónimo de folclor y gaitas, sobretodo por ser una de las pocas mujeres gaiteras reconocidas, ¿ha sido difícil soportar la presión que todo eso conlleva?-Siempre me he dedicado a hacer lo que me gusta, sin pensar que soy una representante de avanzada. Para mí los referentes son Los Gaiteros de San Jacinto y Los Gaiteros de Ovejas, los maestros de los que aprendí. No me siento abanderada, sencillamente toco porque me gusta y en el momento que lo quiera hacer con compromiso no será tan divertido.
Creo que es bonito que tú puedas elegir el camino que te dicta tu ser y tu corazón, porque soy una afortunada de hacer lo que me gusta sin sentir que tengo esa presión encima.
Aparte de gaitera es un gran empresaria, ¿cómo alterna su carrera musical con la de manager?-Es una responsabilidad grandísima trabajar con Petrona Martínez, dirigir su carrera y terminar su nuevo disco que es un tributo con artistas de diferentes géneros musicales y otras tendencias. El proyecto Petrónica son versiones de la música de Petro, que hemos trabajado por dos años porque son tantos artistas nacionales e internacionales. Ha sido un proyecto dispendioso, pero lo esperamos con mucha expectativa.
El folclor nos ha dado mucho reconocimiento internacional, pero en Colombia sigue siendo una música de nicho o de ocasiones, ¿no cree que es imperativo que se le dé un estatus más elevado a la música tradicional?-El folclor es un trabajo de todos porque el mayor valor que uno se gana es el reconocimiento en su propia tierra. Si nosotros no le damos ese valor a nuestras tradiciones, tampoco vamos a hacer que los demás lo hagan. Sin embargo, lastimosamente ha ocurrido que nuestras folcloristas han tenido más reconocimiento por fuera del país, y luego se empezó a creer en ellos, a reconocerlos como gestores culturales que hay que honrar.
El respeto comienza por casa y de repente desde la propia casa no le tenemos ese respeto, muchas veces las personas no quieren pagar una tarifa decente a los grupos que hacen folclor por ser música tradicional, pero vienen otras tendencias artísticas y a esas sí las pagan con altos valores. El folclor también tiene que ser abierto a otras tendencias, si no se acaba la posibilidad de que otras personas escuchen nuestra música, pero nosotros terminamos subvalorando nuestra cultura cuando no le damos la importancia que tienen.
