Tengo la impresión de que lo conozco desde hace mucho tiempo, pero es la primera vez que estoy ante el eminente filósofo griego Gregory Jusdanis, quien ha venido por tercer vez a Cartagena, a presentar su libro Los adversarios de la ficción: Una defensa de la literatura, publicado y traducido por la Universidad de Cartagena.
Hace cuatro años vino a hablar sobre El mito de Helena y hace dos años sobre Cavafis, y le prometió a los estudiantes que la tercera vez vendría hablando en español. Y lo cumplió. Su lenguaje es diáfano, sereno, y de una provocadora lucidez interpretativa. Exaltó al profesor cartagenero Nayib Abdala, uno de los traductores de esta obra, sin cuya devoción hubiera sido posible la aparición de este libro.
Las fronteras entre realidad y ficción han sido esclarecidas en su libro, pero aún persisten equívocos entre los escritores a la hora de mirar las dos fronteras...-Los seres humanos han necesitado de la realidad y de la imaginación, los animales no pueden distinguir entre estas dos fronteras. Leí la novela El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez y descubrí que allí hay algo distinto y contrario al mundo del realismo mágico de García Márquez. Es una novela sobre la representación de la violencia en Colombia.
A pesar de que son reales el zoológico de Escobar, este libro no es manual ni un libro sobre la historia de Colombia, pero su lenguaje y sus imágenes penetran en este mundo de la realidad colombiana. Una vida sin imaginación, sin representación estética, no sería posible. Hay necesidad de creer en la realidad de la ficción.
¿De qué manera el cazador de Altamira al pintar aquel bisonte estaba satisfaciendo su realidad y su imaginación?- A través de la humanidad, el ser humano ha necesitado de lo bello aunque no sea práctico ni productivo. Esa realidad se replica en todas las culturas. AHotra que usted me nombra a Altamira, pienso en San Agustín en Colombia.
Siempre he querido comocer San Agustín. ¿Por qué se produjeron estas esculturas funerarias en una sociedad prehispánica que no tenía escritura? Cuando uno recorre el Museo del Oro encuentra que los indígenas invirtieron mucho tiempo en la belleza. Vivieron en función de la belleza.
El indígena del bosque amazónico invierte mucho tiempo en la belleza y en las cosas estéticas, en el maquillaje, y en la pintura de su cuerpo, en sus collares y en sus vestiduras. La sociedad moderna no tiene tiempo para la belleza.
¿Cómo interpreta usted esa necesidad de belleza en la sociedad antigua griega?-Había dos sociedades en la antigua Grecia. Atenas consagró su vida a la belleza, al arte, la arquitectura, la literatura, la historia, la filosofía. Mientras que en Esparta la sociedad era utilitaria y práctica y no creyó jamás en la belleza. Por eso no hay ninguna huella de los espartanos: no hay artistas ni escritores, mientras que la humanidad recuerda todo el arte de los atenienses. De Espartano queda nada.
Usted habla de Parábasis en su libro...- Lo que se plantea en la Parábasis no es una sátira sino una crítica política llevada a cabo dentro del arte. La Parábasis lleva a cabo su crítica transgrediendo la frontera entre espectador y escenario, y donde la obra es presenciada tanto como ficción como realidad.
Las obras de Aristófanes trataron temas relevantes y contemporáneos como la paz y la guera en Los Acarnienses, la paz y las mujeres en Lisístrata y la educación en Las Nubes. El atraviesa la cortina de la fantasía al hablar del aquí y el ahora.
Entre la ficción y la realidad hay fronteras diluidas que no permiten definirse pero mantienen su independencia. Como los chamanes que viven en los dos mundos de la realidad y lo irracional.
¿Luego de este libro, en qué otro proyecto está trabajando?- Publicaré pronto un libro sobre la teoría de la amistad a través del tiempo. El mejor libro que se ha escrito sobre la amistad lo escribió Aristóteles. Allí está el origen. Es el libro que más influido. Hay tres tipos de amistad: la útil, la que está ligada al trabajo.
La que tiene que ver con el placer y la amistad ideal que no aspira a ganar nada de la otra persona. Es un arte en sí misma. Aristóteles habló del amor de la amistad. En el amor se pierde la identidad al unirse dos personas, pero la amistad permite la unidad y la diferencia. Unirse sin perder identidad. Hay dos conceptos distintos: la simpatía y la empatía.
En la simpatía podemos expresar un duelo, pero en la empatía comprendemos las emociones d e ese duelo, siempre usando la imaginación. La amistad como la literatura no tiene valor en una sociedad moderna. La amistad como la belleza requiere de tiempo. Esta sociedad no lo tiene.
