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Revista dominical

LSD, peligrosa curiosidad que endroga

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Todo sucedió por un beso. Se moría por volver a seducir a esa mujer que hacía 3 años no veía.

*Sergio necesitaba que la cita pasara a la siguiente etapa; de modo que una discoteca parecía el sitio más acertado para lo que debería terminar en una noche de placer.

Cuando ella llegó, lucía diferente a como la recordaba. Se veía más liberal y sexy. Al parecer, vivir 3 años en Bogotá había generado ese cambio en su personalidad.

No tuvo que recurrir a sus reiterativas prácticas de seductor. Ella parecía estar dispuesta a todo, sin mucho esfuerzo.

Mientras bailaban, la joven se acercó lo suficiente a su rostro. Tanto, como para percibir plenamente su aliento, el cual denotaba que había ingerido varios tipos de licor esa noche.

Sin protocolo alguno, lo besó. No lo vio venir. Se sentía emocionado de haber despertado en esa mujer los mismos deseos de años atrás.

Mas, este fue un beso distinto. Su compañera, durante el intercambio de saliva, le pasó un trocito de papel, que Sergio imaginó se trataba de una tapita de Chiclets Adams.

Le pareció extraño, pero le siguió el juego durante lo que duró ese encuentro.

Luego del beso, no comentaron sobre el papelito. Sergio se sentía normal. Sin embargo, al cabo de una hora, no se sentía igual. Así que decidió encararla y preguntarle si le había puesto algo en su bebida.

“Cuando el efecto iba más avanzado, me dijo que me había dado un papelito. Pero yo no sabía de qué hablaba. Me acuerdo que el papel tenía pintado una bicicleta; eso como que tiene categorías o vienen de distintos tipos”, relata.

No entendía el término papelito, pero no podía quedar como el más ingenuo delante de su cita, de manera que prefirió quedarse callado y vivir la experiencia.

Las luces en la discoteca se mostraban más brillantes y los tonos que una vez veía de un color pronto se convertían en destellos muy coloridos y distorsionados.

Su compañera le dijo que se fuera para su apartamento, a una distancia relativamente cerca al bar donde estaban. Sin embargo, un trayecto que podría durar 10 minutos como máximo, en aquel momento sintió que tardó una eternidad.

“Durante el camino era como si todo pasara en cámara lenta. Para llegar a mi casa tardé unos 10 minutos, pero parecía que iba en un barco. Era una sensación entre placentera y desagradable”.

Explica que el efecto de la droga se relaciona con la manera como te sientas. Si se piensa en momentos desagradables, esas situaciones se experimentarán, pero intensificadas. Lo mismo sucede en caso contrario.

“También era una experiencia colectiva. Mi amiga y yo nos reíamos de lo mismo y era como si habláramos un lenguaje que sólo los dos entendíamos. Después de un rato más largo, la veía gorda y ella me decía que me veía flaco”, agrega.

Según Sergio era como un círculo vicioso en el que cada momento se repetía. Para ambos era la primera vez que consumían este tipo de drogas. Su amiga ya había probado el éxtasis, pero Sergio ni siquiera fumaba.

Lo más difícil fue cuando intentaron intimar. Sus cuerpos estaban tan relajados que cualquier movimiento implicaba un esfuerzo inexplicable.

“El sexo no estuvo bien, porque ese ácido es muy relajante. No me gustó. Acepto que me faltó vigor. No se realmente. No nos podíamos parar de la cama y era una risa todo el tiempo”.

Cuando llegó a su casa, el efecto de la droga seguía. Pensaba en la música electrónica que había escuchado esa noche y esta iba al compás de rayos de colores. Para explicarlo mejor, dice que se parecía al reproductor de música de Window Media cuando suena una canción y no hay video.

A la mañana siguiente sentía un guayabo un poco más fuerte de lo habitual. Indagó con una amiga, quien le explicó que lo que había consumido era LSD, una sustancia sintética que distorsiona la percepción mental.

“Mi amiga me dijo que ella prefería el perico, porque el LSD es muy difícil de dominar, si no se tiene una experiencia previa, y le parecía muy arriesgado”.

No sabe si volverá a consumirla. Por el momento, no. Aparte de no disfrutar el sexo con su compañera, lo dejó sin ganas de volver a intentarlo.

A Sergio lo contacté por las redes sociales, luego de que puse una publicación en mi muro de Facebook pidiéndoles a mis contactos que si habían consumido esta droga, me escribieran.

Para mi sorpresa fueron más de 10 los que estaban dispuestos a contarme sus historias. Entre ellos *Juliana, una amiga que también probó la droga con su grupo.

Se disponía a salir a rumbear y una de sus compañeras llevó el ácido con el fin de que esa noche ninguna saliera con el cuento de que estaba cansada y se regresara a su casa a descansar antes de lo previsto.

“Ocurrió hace un año. Estábamos tomando en la casa de una amiga y otra la llevó. Yo no fumo siquiera. La probé por pura curiosidad. Me sentía con mucha energía en el cuerpo. No te cansas, marica. Culo de energía. Es una cajeta. Yo juraba que era éxtasis”, relata.

Dice que la sorprendió la durabilidad de la droga en su cuerpo. Pero confiesa que no está interesada en volver a consumirla.

“Amiga, eso dura en pila. Al día siguiente sientes como un guayabo. Yo creo que la gente se intoxica es cuando consume demasiado, porque yo la combiné con alcohol y no pasó nada. Pero no le entro más, no la necesito. Soy muy activa y eso me puso muy intensa”.

La experiencia de *Camilo fue muy distinta. Ese fin de semana se quedaba en su casa y un amigo le dijo que le tenía una plan, pero muy “sano”.

“La primera vez que la probé no fue ni en fiesta, ni ningún plan pesado. Un amigo me dijo que tomáramos LSD y viéramos una película en 3D. Sólo dos veces en mi vida la he probado. Me vi Thor. La sensación en mi caso fue increíble. Los colores los aprecias en tonos más vivos, te entra una movedera chévere, te da frío, calor. Es una serie de sensaciones”, cuenta.

Mientras Camilo me describe por teléfono las sensaciones que le había producido la droga (vive en Argentina hace 3 años), su jefa lo interrumpe y le hace un requerimiento. Pero antes, le pregunta que con quién habla por viber.

De la forma más natural le responde que con su amiga periodista, a quien le está contando su experiencia con las drogas.

Camilo está seguro de que volverá a consumirla. Es radical cuando dice que disfrutó la sensación que le produjo.

“Uffff, me encantó. No sé si fue por el plan en el que estaba; !y claro que la volvería a consumir¡”. *Los nombres de los entrevistados fueron modificados, aunque ellos no tenían problema en que se publicara su identidad. 

El LSD sí causa adicción y puede llevar hasta la muerte. 123RF
El LSD sí causa adicción y puede llevar hasta la muerte. 123RF
Es una sustancia sintética que distorsiona la percepción mental.
Es una sustancia sintética que distorsiona la percepción mental.
La hay de varios tipos, la bicicleta es una de las más comunes.
La hay de varios tipos, la bicicleta es una de las más comunes.
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